?Hacia d¨®nde va la pol¨ªtica cient¨ªfica en el mundo? Francisco Ortega Su¨¢rez
Las tendencias de los 2-3 ¨²ltimos a?os en el campo de la investigaci¨®n hablan de cambios de trascendencia, no coyunturales.La primera tendencia constatable es que, "si durante a?os se crey¨® que la idea de que el conocimiento en general, y el cient¨ªfico en particular, jugaba un papel en la econom¨ªa global comparable a los recursos naturales y al capital, estaba confinada a los soci¨®logos de izquierdas y a los an¨¢lisis pol¨ªticos, en el ¨²ltimo a?o, el concepto de que vivimos en un medio donde la salud social y econ¨®mica de la sociedad depende de forma cr¨ªtica de la habilidad para utilizar los conocimientos cient¨ªficos ha ganado amplia aceptaci¨®n pol¨ªtica". Pero tambi¨¦n se est¨¢n produciendo problemas: existe una creciente reticencia de hacer que tales conocimientos est¨¦n libremente disponibles en la comunidad cient¨ªfica (intentos de patentar el genoma humano, por ejemplo), o se agranda el foso entre pa¨ªses ricos y pobres, pues la riqueza posibilita adquirir m¨¢s conocimientos que pueden ser usados para crear m¨¢s riqueza (Nature. 7 de Enero de 1999).
Lo anterior ha llevado a una segunda tendencia: el crecimiento de los recursos dedicados a I+D tras a?os de descenso. Existen numerosos ejemplos: la ciencia francesa va a recibir este a?o un incremento de fondos del 1,3%. El presupuesto p¨²blico de I+D de Portugal ha estado creciendo desde 1995 a un 14-16% anual. El gobierno brit¨¢nico ha anunciado varias iniciativas de gran alcance, incluido un Libro Blanco, incrementando los fondos para restaurar las infraestructuras de investigaci¨®n. Los presupuestos de Ciencia y Educaci¨®n no ser¨¢n recortados por una decisi¨®n del Gobierno alem¨¢n y La Sociedad Max Planck y la Deutsche Forschungsgemeinschaft, agencia que garantiza la investigaci¨®n de la universidad, incrementar¨¢n su presupuesto en un 3%. En resumen, el incremento del gasto en I+D de 1998 a 1999 en Europa ha sido el 38%. Un informe de la National Science Foundation anuncia que EEUU ha empleado en 1999 un 2,79% de su PIB en I+D, lo que no alcanza todav¨ªa el r¨¦cord del 2,87% de 1964.
Espa?a es una excepci¨®n a esta regla. En 1999, el Gobierno espa?ol aprob¨® el Nuevo Plan Nacional de Investigaci¨®n Cient¨ªfica, Desarrollo e Innovaci¨®n Tecnol¨®gica que prev¨¦ dedicar 508.120 millones el primer a?o, aunque en estas cifras se incluyen los 266.000 millones (un 52% del total) destinados mayoritariamente a la construcci¨®n de equipos militares. As¨ª, al no computarse el gasto militar en el porcentaje de PIB dedicado a I+D, es enga?oso aseverar que el porcentaje de PIB dedicado a I+D sube a un 1,17% este a?o 2000. No obstante, Espa?a crece a una tasa del 61%, la segunda m¨¢s alta del mundo, en producci¨®n cient¨ªfica biom¨¦dica y ocupamos el 9?lugar con el 2,5% de la producci¨®n cient¨ªfica mundial. Pero no hay que olvidar que los resultados de la investigaci¨®n tardan a?os en producirse (Espa?a pas¨® del 0,32% al 0,92% de 1982 a 1993, pero desde entonces no ha hecho m¨¢s que declinar).
Pero esos incrementos de presupuestos van siempre ligados a la exigencia por parte de los gobiernos de cambios radicales en la estructura, orientaci¨®n y organizaci¨®n de los organismos que se dedican a la investigaci¨®n, lo que constituir¨ªa el tercer rasgo definidor. En efecto, en el 5?Programa-marco se insiste en primar los consorcios de cient¨ªficos con representantes de los sectores social y financiero. La Conferencia de Rectores de Universidad de Alemania ha anunciado que el sistema debe de promover la competencia entre acad¨¦micos, y el salario depender, no de la edad y n¨²mero de hijos, como hasta ahora, sino de los resultados. Este proyecto es apoyado por el nuevo ministro socialdem¨®crata de Educaci¨®n e Investigaci¨®n. El gobierno brit¨¢nico ha anunciado medidas para ayudar a la Universidad a superar las barreras para la comercializaci¨®n de su investigaci¨®n cient¨ªfica. Por ejemplo, para crear institutes of enterprise dependientes de la Universidad cuya misi¨®n ser¨¢ formar empresarios con destreza en los negocios y proporcionar a la universidad empresas para comercializar sus productos. El gobierno japon¨¦s est¨¢ tratando de potenciar las relaciones entre la universidad y la industria, tradicionalmente inexistentes, promoviendo la aplicaci¨®n comercial de la Investigaci¨®n Universitaria.
En lo que se refiere a Espa?a, seg¨²n un editorial de Nature, "pocos pa¨ªses est¨¢n tan bien situados para continuar progresando en la ciencia moderna", lo que se atribuye a ser miembro de la UE y a tener proyectos a largo plazo para expandir mercados en Latinoam¨¦rica. "Sin embargo, una burocracia tradicional y r¨ªgida, legado del estancamiento cient¨ªfico durante los a?os de Franco, todav¨ªa contiene el empuje para explotar estas oportunidades al completo". "Las leyes introducidas en la universidad dan considerable libertad en la elecci¨®n de los facultativos, que puede estar influenciada por consideraciones no acad¨¦micas. El cambio propuesto es crear comit¨¦s de selecci¨®n de profesores en los que 4 de sus 5 miembros procedan de otras universidades. El segundo gran problema es la esclerosis intelectual creada por la posesi¨®n indefinida de las plazas que requiere poco control de los investigadores para el resto de su vida laboral despu¨¦s de acceder a ellas" (Nature 396, 709, 1998).
Una cuarta l¨ªnea es la de intentar incrementar el n¨²mero de mujeres investigadoras y su acceso a puestos de responsabilidad, y que los j¨®venes logren estabilidad en el empleo. En Alemania, se anuncia que se debe acabar con una situaci¨®n en la que los j¨®venes investigadores malgastan su tiempo en los laboratorios de sus profesores apoyando sus actividades docentes durante la elaboraci¨®n de su tesis, que puede durar hasta que alcanzan los 40 a?os. Las mujeres estar¨¢n tambi¨¦n entre los principales beneficiarios del crecimiento en investigaci¨®n. En EEUU, se denunciaba que en las pasadas dos d¨¦cadas se hab¨ªa incrementado el periodo de formaci¨®n de los investigadores postdoctorales, de manera que acceden a su primer empleo (no de formaci¨®n) mediada la treintena de a?os, llegando sin empleo estable, sin seguridad social y sin asistencia sanitaria. En espa?a, el CSIC ha creado 270 plazas para j¨®venes cient¨ªficos en 1998-99 y la Generalitat de Catalu?a, con el programa Cadena de Centros para el apoyo de la Innovaci¨®n Tecnol¨®gica, dedicado a fomentar las actividades empresariales de los cient¨ªficos, financiar¨¢ 100 equipos de investigadores para los pr¨®ximos tres a?os apoyando a aquellos que carecen de fondos, para que sus resultados puedan ser transformados en propuestas comerciales, ofreciendo sus conocimientos a la industria privada o creando sus propias empresas.
El inusitado inter¨¦s por estos colectivos se demuestra por estudios como el realizado por Nature y la European Science Foundation, que revela los pa¨ªses con la mejor (Reino Unido y Pa¨ªses Bajos) y la peor condici¨®n de trabajo post-doctoral (los del Sur de Europa), aunque existen problemas comunes a toda Europa. Se exige a los j¨®venes investigadores tareas adicionales a su investigaci¨®n, y, en concreto, en Espa?a, el sistema es muy "jefe-orientador", "no se miran las iniciativas de los j¨®venes", "no son considerados cient¨ªficos sino t¨¦cnicos", seg¨²n varios testimonios (Nature 397, 640, 1999). El escaso acceso de las mujeres a puestos cient¨ªficos de nivel superior supone que la sociedad despilfarra la mitad de su potencial cient¨ªfico, argumento cada vez m¨¢s utilizado por los gobiernos que desean desarrollar econom¨ªas basadas en el conocimiento.
Francisco Ortega Su¨¢rez es vicepresidente cient¨ªfico de la Fundaci¨®n Renal ??igo ?lvarez de Toledo.
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