Sabina entusiasma a miles de personas en su concierto del Z¨®calo de M¨¦xico
Joaqu¨ªn Sabina, siempre comprometido, siempre suelto de lengua y siempre reacio a los conciertos en espacios abiertos, hizo una excepci¨®n en M¨¦xico y actu¨® gratuitamente el domingo en la principal plaza de su capital, el Z¨®calo. All¨ª congreg¨® a miles de personas, cant¨® los temas de su disco, 19 d¨ªas y 500 noches, y pidi¨® la libertad de los estudiantes detenidos durante la huelga de la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico. Entregada la audiencia, el espa?ol confesaba su asombro: "Es incre¨ªble que me hagan m¨¢s caso en este lugar que en un lugar peque?o".Hab¨ªa llegado a M¨¦xico procedente de Costa Rica, donde se descolg¨® con estas dos frases: "Me gustar¨ªa que los gringos se metieran el embargo por el culo y despu¨¦s que le exijan a Cuba elecciones libres", y "los cubanos le han estado tocando los cojones al imperialismo desde hace mucho". El concierto mexicano se prolong¨® dos horas y media acompa?ado por una tozuda llovizna y mucha pasi¨®n. El cantante se esmer¨® con lo m¨¢s granado de su repertorio y fue correspondido a saltos, gritos y bailes.
Sabina desencaden¨® rugidos entre el p¨²blico al decir: "M¨¦xico me atormenta", y a una se?al se agarr¨® las partes pudendas con una mano en una obscenidad que secund¨®, de igual manera, el auditorio. La banda El Mariachi 2000 se arranc¨® con Y nos dieron las diez y media Plaza de la Constituci¨®n, el Z¨®calo, lo agradeci¨® con una cerrada salva de aplausos. El concierto acab¨® con una frase de su ¨²ltima canci¨®n: "T¨² dijiste adi¨®s, ojal¨¢ volvamos a vernos". El espa?ol cant¨® sobre pecados, amores fugaces, emociones anarquistas, rubias platino, soledades y agitadas noches de farra.
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