La batalla sobre los impuestos domina la campa?a
Al Gore esboza ya sus argumentos para la final presidencial del pr¨®ximo noviembre y, anticipando que su rival ser¨¢ George Bush, concentra sus disparos en el gobernador de Tejas. La principal propuesta electoral del republicano Bush, una masiva reducci¨®n de impuestos al estilo Ronald Reagan, es, dice el dem¨®crata Gore, "irresponsable" y devolver¨ªa a Estados Unidos a "la era de los d¨¦ficits presupuestarios". Gore tambi¨¦n ataca a Bush por el mal estado de la cobertura sanitaria en Tejas. De confirmar el escrutinio de los votos las previsiones un¨¢nimes, Gore se deshizo ayer del desaf¨ªo de Bill Bradley.
El vicepresidente ser¨¢ el candidato dem¨®crata a la sucesi¨®n de su correligionario y socio pol¨ªtico Bill Clinton. Y aunque Gore marca sus distancias respecto a la persona de Clinton, su programa electoral no puede ser m¨¢s continuista. Gore se presenta como el garante del mantenimiento de la prosperidad econ¨®mica que ha caracterizado la presidencia de Clinton. Como Clinton, Gore cree que EEUU debe aprovechar el actual ciclo de super¨¢vits presupuestarios para pagar la deuda nacional y asegurar la salvaci¨®n del sistema p¨²blico de pensiones de jubilaci¨®n (Seguridad Social) y de asistencia m¨¦dica y farmac¨¦utica a los ancianos (Medicare). Por el contrario, Bush encabeza su programa electoral con una oferta de reducci¨®n de los impuestos en 483.000 millones de d¨®lares (82,11 billones de pesetas) a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os. "Hay que devolver al pueblo su dinero, el dinero del super¨¢vit conseguido con la mayor recaudaci¨®n fiscal de todos los tiempos, porque si no se lo gastar¨¢n los bur¨®cratas de Washington", dice Bush, retomando el discurso de Reagan. Pero el gobernador de Tejas se encuentra con que, en estos tiempos de crecimiento econ¨®mico y casi pleno empleo, esta idea no despierta el entusiasmo que en los a?os ochenta.
La batalla final por la Casa Blanca puede enfrentar a par¨¢metros econ¨®micos que caracterizaron la presidencia del republicano Reagan y los del dem¨®crata Clinton. Los de Reagan consistieron en reducci¨®n de impuestos y desregulaci¨®n masiva. Con lo primero, los particulares y las empresas dispusieron de cantidades adicionales de dinero que gastar en consumo e inversi¨®n. Con lo segundo la primera econom¨ªa del planeta se adapt¨® a las nuevas exigencias de la revoluci¨®n tecnol¨®gica y la competici¨®n a escala planetaria.
La lucha contra el c¨¢ncer econ¨®mico de la presidencia de Reagan, los masivos d¨¦ficits presupuestarios provocados en gran parte por el gasto militar, ha constituido la esencia de los par¨¢metros econ¨®micos de Clinton. Al equilibrar el presupuesto, merced a los pactos con el Congreso republicano de 1993 y 1997, el Gobierno de Clinton ha favorecido el control de la inflaci¨®n, la existencia de tipos de inter¨¦s bajos y la explosi¨®n de las inversiones en la nueva econom¨ªa liderada por la inform¨¢tica e Internet.
De aqu¨ª a noviembre, Gore va a recordar una y otra vez que la expansi¨®n de EEUU, iniciada en marzo de 1991, es la m¨¢s larga en la vida de los actuales norteamericanos. Y va a presentarse como el ¨²nico avalista de su continuidad.
Bush, por el contrario, va a insistir en que, salvo la corta crisis de 1990-1991, que coincidi¨® con la presidencia de su padre y le cost¨® la reelecci¨®n, esa expansi¨®n data de noviembre de 1982 y est¨¢ sustentada en las reducciones de impuestos de Reagan. La rebaja de la presi¨®n fiscal ofrecida por el gobernador de Tejas, dice Gore, va a devolver a EEUU "a la era de los d¨¦ficits acumulados por Reagan y Bush". El Partido Republicano, a?ade, "est¨¢ tomando el camino equivocado". Gore tambi¨¦n ataca a Bush en otros frentes, intentando demoler su imagen de "reformista con resultados" en su experiencia como gobernador de Tejas.
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