ETA no se abstiene
S¨®lo la suerte impidi¨® que hubiera v¨ªctimas mortales en el atentado del lunes en San Sebasti¨¢n. La proximidad electoral no es un factor de inhibici¨®n para ETA. Desde 1977 ha asesinado a 67 personas en el mes inmediatamente anterior a los comicios. A muchas de ellas, en plena campa?a electoral.ETA no mide el ¨¦xito o fracaso pol¨ªtico en las urnas, sino en el control de la calle y en su capacidad para condicionar los acontecimientos. Pero su brazo pol¨ªtico, HB, s¨ª necesita los votos para mantener su presencia, y de ah¨ª que desde 1987 ETA redujera el n¨²mero de atentados electorales y los alejara algunos d¨ªas de la jornada de reflexi¨®n. Desde 1977 hasta 1987 hubo 52 muertos en v¨ªsperas electorales frente a 15 en la d¨¦cada posterior.
Esta vez no existe ese factor de c¨¢lculo porque el brazo pol¨ªtico no participa en las elecciones. Lo hace ETA matando, y la direcci¨®n de HB no va a levantar la voz para plantear objeciones. Su consigna de "dar la voz al pueblo" revela as¨ª su radical impostura: la ¨²nica voz que decide es la de ETA. Al pueblo se le coacciona a bombazos para que decida lo que ETA ha decidido que debe decidir. El resultado: un 70% de los vascos piensa que no existe libertad para defender determinadas ideas pol¨ªticas. A quienes las defienden p¨²blicamente se les quema el coche, la casa, el negocio, y se les amenaza de muerte. A veces se les asesina.
La persistencia de la violencia y esa falta de libertad constituyen la prueba del fracaso de la estrategia frentista del nacionalismo democr¨¢tico. Sin embargo, no acaban de sacar las conclusiones de ese fracaso, y dan la impresi¨®n de estar a la espera de que ocurra algo el 12-M que les oriente sobre el camino a seguir. Por ejemplo, unos resultados que les permitan atraer al PSOE a alg¨²n compromiso para aislar al PP, relegitimando una especie de Lizarra 2.
Ser¨ªa suicida que los socialistas aceptasen entrar en ese juego, pero el PP debe ser m¨¢s cuidadoso en sus emplazamientos y exigencias a los dem¨¢s. Por una parte, porque Aznar tiene responsabilidades en la deriva del PNV, que ha sido su aliado durante tres cuartas partes de la legislatura para aquello que le conven¨ªa, excluyendo la ¨²nica cuesti¨®n que justificaba ese pacto a los ojos del resto de los ciudadanos: el acuerdo contra ETA. El estruendo de los m¨ªtines que hacen bandera de la firmeza contra el terrorismo apenas deja espacio para la autocr¨ªtica. Por otra, porque el hecho de que el ministro del Interior sea a la vez candidato aconsejar¨ªa extremar la prudencia a la hora de sacar de los atentados consecuencias pol¨ªticas que afecten a otros partidos democr¨¢ticos.
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