La Iglesia hace p¨²blico el documento del perd¨®n en el que reconoce sus grandes pecados hist¨®ricos
El Vaticano hizo p¨²blico ayer el documento sobre los pecados de la Iglesia cat¨®lica por los que Juan Pablo II, pedir¨¢ perd¨®n el domingo en un acto lit¨²rgico sin precedentes que se celebrar¨¢ en la bas¨ªlica de San Pedro del Vaticano. El mea culpa papal -no exhaustivo, seg¨²n el responsable del ceremonial vaticano- incluir¨¢ desde la intolerancia y la violencia contra los disidentes, las excomuniones, persecuciones y divisiones en el seno del cristianismo, hasta el desprecio hacia los jud¨ªos, los pecados contra el amor, la paz, los derechos de los pueblos, los cometidos con las mujeres, los pobres o los marginados.
"El cuerpo de la Iglesia est¨¢ lleno de cicatrices y de pr¨®tesis", dijo ayer el presidente de la Comisi¨®n Vaticana para el Jubileo, cardenal Roger Etchegaray, en la presentaci¨®n del acto lit¨²rgico del domingo y del documento metodol¨®gico elaborado por la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional sobre el tema del mea culpa. Etchegaray se refer¨ªa a las mil y una culpas acumuladas por una instituci¨®n que navega desde su fundaci¨®n entre lo divino y lo humano con desigual fortuna. Culpas que el Papa quiere lavar p¨²blicamente, pero de una forma solemne y digna, asistido por la brillantez de la liturgia cat¨®lica.El domingo, seg¨²n explic¨® el obispo Piero Marini, maestro de ceremonias de la Santa Sede, Juan Pablo II cumplir¨¢ sus deseos de expiaci¨®n acompa?ado por los cardenales de la curia romana, con una misa solemne concelebrada en la capilla de la Crucifixi¨®n de la bas¨ªlica de San Pedro. El Papa leer¨¢ su plegaria de perd¨®n, abrazar¨¢ y besar¨¢ el Crucifijo y exhortar¨¢ a la Iglesia no s¨®lo a arrepentirse sino a empe?arse en "un cambio de vida" y en una renovada fidelidad al Evangelio.
Las culpas de la Iglesia por las que pedir¨¢ perd¨®n el Pont¨ªfice, (enumeradas ayer por el obispo Marini), han sido mencionadas ya por Juan Pablo II en diferentes homil¨ªas y discursos en su largo Pontificado. Sin embargo, le¨ªdas conjuntamente constituyen una impresionante autocr¨ªtica hist¨®rica que no pretende limitarse al pasado. Se articulan en torno a seis grandes categor¨ªas. Primero, los pecados cometidos al servicio de la Verdad: intolerancia y violencia contra los disidentes, guerras de religi¨®n, violencias cometidas durante las Cruzadas, m¨¦todos coactivos de la Inquisici¨®n.
Le siguen los pecados contra el Cuerpo de Cristo, es decir, las excomuniones, persecuciones y divisiones que se han operado en el seno del cristianismo.
Tambi¨¦n figuran los pecados cometidos en el ¨¢mbito de las relaciones con Israel (desprecio, actos de hostilidad, silencios), as¨ª como los pecados contra el amor, la paz, los derechos de los pueblos, el respeto a las culturas y a otras religiones, en concomitancia con la evangelizaci¨®n. A la lista se a?aden los pecados contra la dignidad humana y la unidad del g¨¦nero humano: hacia las mujeres, las razas, las etnias. Y finalmente los pecados cometidos en el terreno de los derechos fundamentales de las personas y contra la justicia social, que afectan a los pobres, los no nacidos, a las injusticias econ¨®micas y sociales y a la marginaci¨®n. Los dos ¨²ltimos apartados se refieren a cuestiones perfectamente contempor¨¢neas, en un esfuerzo por no cargar las tintas exclusivamente sobre un pasado que no puede ya modificarse. A este respecto, George Mar¨ªa Cottier, secretario de la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional reconoci¨® ayer las limitaciones de este juicio. "No somos mejores que los hombres y mujeres que vivieron en ¨¦pocas pasadas. Por eso debemos juzgar sus actos con gran modestia, 'con temor y con temblor'. No es ocioso preguntarse, ?qu¨¦ pensar¨¢n de nosotros las generaciones futuras?".
El Papa dej¨® claras sus intenciones respecto a la oportunidad expiatoria que representaba para la Iglesia el Jubileo del 2000 en la Carta Apost¨®lica Tertio Millennio Adveniente, publicada en 1994. M¨¢s tarde, en la Bula de proclamaci¨®n del A?o Santo (en noviembre de 1998), hab¨ªa repetido esta misma idea.
El mea culpa que se propone entonar Karol Wojtyla carece de precedentes en la historia de la Iglesia cat¨®lica, que ha reconocido s¨®lo espor¨¢dicamente sus errores, pero, a juicio del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe (antigua Inquisici¨®n) esta laguna cr¨ªtica tiene una clara explicaci¨®n. "La Iglesia se siente ahora m¨¢s libre. En el pasado, debido sobre todo a la historiograf¨ªa protestante que hizo un retrato negativo y terrible de la Iglesia, present¨¢ndola como la anti-Iglesia, no ha sido posible confesar nuestros pecados". "La Iglesia se vio obligada a contraponer con una historiograf¨ªa positiva la exposici¨®n devastadora de los protestantes", dijo Ratzinger. La situaci¨®n parece radicalmente distinta hoy. "Hemos visto los desastres del materialismo", tenemos m¨¢s libertad "para confesar nuestros pecados e invitar a otros a hacerlo", a?adi¨® el cardenal.
En su calidad de presidente de la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional, integrada por 30 te¨®logos, Ratzinger ha sido el principal inspirador del documento Memoria y reconciliaci¨®n: la Iglesia y las culpas del pasado", que pretende servir de apoyo teol¨®gico e hist¨®rico a la iniciativa papal. El cardenal justific¨® el trabajo de la comisi¨®n con una simple frase: "Se impon¨ªa una reflexi¨®n sobre este gesto del Papa".
'Memoria y reconciliaci¨®n'
El documento Memoria y reconciliaci¨®n: la Iglesia y las culpas del pasado, redactado por la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional a instancias de su presidente el cardenal Ratzinger, se basa en las afirmaciones hechas en repetidas ocasiones por el papa Juan Pablo II. El Pont¨ªfice ha se?alado que la Iglesia "no puede atravesar el umbral del nuevo milenio sin empujar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento de los errores, de la infidelidad, de la incoherencia, de la laxitud. "Reconocer las debilidades del pasado es un acto de lealtad y de coraje. Reconocer la verdad es fuente de reconciliaci¨®n y de paz", ha dicho el Papa.
El documento se present¨® por un error incomprensible hace una semana en Par¨ªs, pero aun as¨ª, la Santa Sede lo dio a conocer oficialmente ayer en Roma, en una conferencia de prensa a la que asistieron el propio Ratzinger, el cardenal Roger Etchegaray y el secretario de la comisi¨®n, el te¨®logo George Maria Cottier.
Contrariamente a lo que podr¨ªa creerse, el texto no entra a juzgar los hechos ocurridos en la historia de la Iglesia, sino que se limita a brindar un soporte teol¨®gico-hist¨®rico a la Jornada del Perd¨®n que celebrar¨¢ el Papa el pr¨®ximo domingo. Lo m¨¢s sorprendente del documento, de apenas 90 p¨¢ginas, es que buena parte de la fundamentaci¨®n teol¨®gica que ofrece est¨¢ hecha a expensas del pensamiento del propio Pont¨ªfice. Las citas a homil¨ªas, enc¨ªclicas e intervenciones variadas de Juan Pablo II se multiplican en las p¨¢ginas de Memoria y reconciliaci¨®n, salvo en el cap¨ªtulo dedicado a la Aproximaci¨®n B¨ªblica en el que se examinan los fundamentos del mea culpa a la luz del Antiguo y el Nuevo testamento.
En el primero de los seis apartados de los que consta el documento ('El problema: ayer y hoy'), los te¨®logos que integran la comisi¨®n mencionan los problemas que ha provocado la iniciativa de Juan Pablo II. Un gesto comprendido "en muchos sectores eclesi¨¢sticos y no eclesi¨¢sticos, como signo de vitalidad y autenticidad de la Iglesia" que tiene derecho "a modificar im¨¢genes de s¨ª falsas e inaceptables, especialmente en los campos en los que, por ignorancia o por mala fe, algunos sectores de opini¨®n se complacen en identificarla con el oscurantismo y con la intolerancia".
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