Tendencias y reflexiones XAVIER BRU DE SALA
?Para qu¨¦ sirve el d¨ªa de reflexi¨®n? En teor¨ªa, para que los ciudadanos no se vean agobiados hasta el final por la campa?a. Entonces, que quiten la publicidad de las calles la noche anterior. Que los medios de comunicaci¨®n no vayan llenos de los ¨²ltimos y m¨¢s estridentes mensajes de los candidatos, lanzados poco antes del cierre oficial de la campa?a. Que desaparezca de veras la presi¨®n sobre las mentes de los llamados a votar. Tal como est¨¢ montado, el d¨ªa de reflexi¨®n es una farsa innecesaria o, si lo prefieren, una tonter¨ªa -por fortuna, y seg¨²n mis no contrastadas noticias, poco expandida entre los pa¨ªses democr¨¢ticos.Pero en fin, reflexionemos a la luz de las tendencias que se vislumbran poco antes de la apertura de los colegios. En el ¨¢mbito general espa?ol, las principales novedades con respecto a 1996 son la ausencia de miedo al PP, o cuando menos su seria disminuci¨®n, y los acuerdos entre los socialistas e Izquierda Unida. Combinados ambos, pueden producir un efecto reforzador de Aznar entre las crecientes clases medias urbanas, cuyo voto parece llamado a decidir el inquilino de La Moncloa. A ello hay que a?adir la extrema prudencia de los populares, que se han guardado de adoptar el m¨¢s m¨ªnimo tono triunfalista. Incluso las encuestas del pasado fin de semana, de un¨¢nime coincidencia, parecen hechas a medida de las conveniencias del PP: asegurar la sensaci¨®n de triunfo sin asustar al electorado receloso de una mayor¨ªa absoluta. Lo l¨®gico esta vez ser¨ªa que Aznar consiguiera su objetivo de lograr una mayor¨ªa suficiente, de alrededor de 170 diputados. Incluso puede que m¨¢s. Si en 1996 el miedo a una victoria arrolladora del PP salv¨® al PSOE de una merecida debacle, ahora los t¨ªmidos acuerdos con IU no parecen ser suficientes para contrarrestar una tendencia a la baja producida por la ausencia de renovaci¨®n en las personas y la escasa claridad de los mensajes.
En Catalu?a, los dos grandes, PSC y CiU, tienen la corriente en contra. M¨¢s CiU. Ambos producen cansancio, incluso hast¨ªo entre buena parte de su electorado tradicional, lo cual no quita una previsible fidelidad del grueso de sus votantes. Ocupar¨¢n, a buen seguro, las dos primeras plazas, pero perdiendo algunas plumas. En 1996, los socialistas sacaron en Catalu?a su segundo mejor resultado en unas elecciones generales, fruto de sumar el voto anti-PP a su envidiable y resistente suelo electoral. El primer elemento casi ha desaparecido del mapa. Si el segundo se mantiene, ser¨¢ por eliminaci¨®n y con la nariz tapada. Si Serra s¨®lo pierde dos o tres diputados, podr¨¢ darse por satisfecho.
CiU ha hecho una de las peores campa?as de su historia. Err¨¢tica, fragmentaria, multic¨¦fala, sin capit¨¢n ni timonel. Conscientes de que levantar el voto del miedo al PP es bastante m¨¢s complicado despu¨¦s de cuatro a?os de colaboraci¨®n -am¨¦n de servir a la postre para reforzar a los socialistas-, las cabezas pensantes, es un decir, de CiU han optado por una propuesta que es sin¨®nimo de ni chicha ni limonada, aderezada con un imposible c¨®ctel de prudencia y radicalismo. Para rematar una tan sesuda decisi¨®n, se sacaron de la manga la soga de los famosos 400.000 millones de pesetas, despu¨¦s de lo poco que ha llovido, ignorando las encuestas que les dejan a las puertas del desierto. S¨®lo les faltaba atarse la cuerda al cuello y buscar el ¨¢rbol del ahorcado. Si yo fuera Trias, firmar¨ªa con perder s¨®lo un par de diputados. Si fuera Duran, no rezar¨ªa para que el PP volviera a quedarse sin la mayor¨ªa suficiente que salvar¨ªa el statu quo actual de CiU. El list¨®n de la salvaci¨®n de CiU est¨¢ en Madrid, no aqu¨ª. Parad¨®jicamente, la mayor¨ªa suficiente o absoluta del PP ser¨ªa un factor de cambio en Catalu?a. Si Aznar pasa el list¨®n de los 170, Pujol se ver¨¢ en un muy serio aprieto. Si el PP queda por debajo, CiU tendr¨¢ que agradecer una vez m¨¢s la supervivencia pol¨ªtica de su agotado juego a la fortuna que tan favorable le ha sido hasta el momento. Pero no hay bien que 100 a?os dure.
Parece ser asimismo que la anunciada baja de IC e IU se traducir¨ªa en un notable rev¨¦s para ambas formaciones en Catalu?a. El espacio a la izquierda del PSC ha menguado. Si adem¨¢s tienen que repartirse la miseria entre los dos, pueden quedar situados en el final del mapa, con uno o ambos pies fuera de ¨¦l.
Sin movernos de Catalu?a, la tendencia al alza est¨¢ protagonizada por los populares y, en menor medida, por ERC. Ambos recibir¨ªan votos convergentes, a lado y lado del espectro pujoliano, m¨¢s alguno socialista, adem¨¢s del premio a su ubicaci¨®n, por el que cada cual y a pesar de las distancias, partiendo de anteriores posiciones m¨¢s bien extremas, se mueve hacia la moderaci¨®n y el club del famoso y difuso consenso catal¨¢n. Piqu¨¦ y Puigcerc¨®s han llevado a cabo las mejores campa?as, el primero sin ning¨²n error apreciable y el segundo con uno solo, puesto que no sab¨ªa si acudir¨ªa o no a la preceptiva consulta real. Si ERC consiguiera el segundo diputado por Barcelona y el primero por Girona, el PP se acercar¨ªa peligrosamente a CiU.
Por ¨²ltimo, y tanto en Catalu?a como en el resto de Espa?a, es previsible que suba la abstenci¨®n y se mantenga el voto en blanco -lo que, al hacer menos costosos los esca?os en papeletas, reforzar¨ªa la previsi¨®n al alza de PP y ERC en Barcelona y Girona-. Seg¨²n varios pol¨ªticos y comentaristas, la abstenci¨®n es tan democr¨¢tica como el voto en blanco. En cualquier caso, deber¨ªan admitir que es bastante menos participativa, y que la participaci¨®n es algo inherente a la democracia. No hace falta ser Descartes para concluir que, de alg¨²n modo, el voto en blanco es m¨¢s democr¨¢tico que la abstenci¨®n (sin que, claro est¨¢, la abstenci¨®n pueda tacharse de antidemocr¨¢tica). Ocurre simplemente que a los pol¨ªticos y a sus amigos medi¨¢ticos les duele m¨¢s el voto en blanco que la abstenci¨®n, por lo que miran de minimizarlo y equipararlo a la pasividad. No es que pretenda acabar llamando a no votar por ninguno de los candidatos en liza. S¨®lo quisiera recordar a los que pretenden castigarles que, puestos a hacerlo, el voto en blanco es preferible a la abstenci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.