Victoria inequ¨ªvoca
Las urnas otorgaron ayer a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar una inequ¨ªvoca victoria que le permitir¨¢ gobernar cuatro a?os m¨¢s sin necesidad de pactos con otras fuerzas pol¨ªticas. La clara mayor¨ªa que ped¨ªa el l¨ªder del PP para su segundo mandato como presidente -y ¨²ltimo, seg¨²n su reiterado compromiso- se convirti¨® contra pron¨®stico en mayor¨ªa absoluta, un objetivo que casi parec¨ªa inalcanzable. Al ¨¦xito arrollador del PP le corresponde un fracaso equivalente del pacto de izquierdas, que lejos de movilizar a sus votantes tradicionales parece haber espoleado al centro-derecha. La dimisi¨®n de Joaqu¨ªn Almunia le honra al leer el resultado de las urnas como un mandato claro de renovaci¨®n de proyecto y de dirigentes en el PSOE. La abstenci¨®n (30%) es sobre todo una mala noticia para la izquierda, que por primera vez suma menos votos que la derecha. El triunfo de Aznar, que tuvo ayer su d¨ªa de gloria, corrige todos los augurios que hace cuatro a?os le pronosticaban un corto recorrido a la luz de su exigua victoria y que siempre le hab¨ªan se?alado un techo alejado de la mayor¨ªa holgada. Desde hoy no tendr¨¢ que pagar los peajes que durante estos a?os han condicionado su pol¨ªtica auton¨®mica, pero tampoco contar¨¢ con la influencia moderadora de Pujol en otros terrenos. El PP tiene ahora la oportunidad de demostrar que, adem¨¢s de gestionar la econom¨ªa sin desmontar el Estado de bienestar, est¨¢ dispuesto a buscar el consenso con la oposici¨®n en las grandes cuestiones a¨²n pendientes. Aznar se comprometi¨® a ello en la recta final de la campa?a y ayer proclam¨® su voluntad de gobernar para todos los espa?oles. Los ciudadanos le han dado su confianza para hacerlo.
El 12-M ha corregido algunos estereotipos s¨®lidamente instalados: el primero de ellos, la mayor¨ªa de izquierda. El PP supera la suma del PSOE e IU en 1,2 millones de votos y casi 50 esca?os. El pacto de izquierdas se ha saldado con la p¨¦rdida de dos millones de votos y 31 actas de diputado. La lectura m¨¢s inmediata que cabe hacer bajo la urgencia de la noche electoral es que las elecciones se ganan y pierden en el centro, y Aznar ha sido m¨¢s convincente para esos electores.
La dimisi¨®n de Almunia es l¨®gica en el contexto en que se ha producido y dice tanto de su honestidad como de su falta de acierto: seguramente hizo una de las pocas cosas que pod¨ªa hacer en la situaci¨®n que ten¨ªa, pero fracas¨® en toda regla. Que el acuerdo con IU haya sido irrelevante incluso en el Senado, donde pod¨ªa ser m¨¢s operativo, indica que los problemas de la izquierda son m¨¢s profundos.
La participaci¨®n (del 70%) es similar a la de otras convocatorias que se presentaban sin grandes expectativas de cambio de mayor¨ªa: las de 1986 y 1989. Los expertos hab¨ªan adelantado que una baja participaci¨®n perjudicar¨ªa m¨¢s a la izquierda, dada la amplia movilizaci¨®n del electorado de centro-derecha. Con la econom¨ªa creciendo a buen ritmo y el pa¨ªs bastante tranquilo en lo pol¨ªtico, no hab¨ªa motivos para que quienes hab¨ªan votado al PP le retirasen su apoyo. La campa?a que Rajoy le prepar¨® a Aznar part¨ªa de esa hip¨®tesis. Su consigna Vamos a m¨¢s traduc¨ªa esa confianza: se dirig¨ªa m¨¢s a retener a los convencidos que a atraer a los indecisos. La estrategia ha resultado tan acertada que le ha hecho ganar medio mill¨®n de votos.
Eran los socialistas quienes ten¨ªan que arriesgar, y de ah¨ª su iniciativa de pacto con IU, ¨²nico electorado -junto con la juventud incorporada al censo en los ¨²ltimos a?os- del que pod¨ªan esperar recuperar votos. La evidencia se ha saldado en fracaso. Los 163 esca?os que sumaban ambos partidos se quedan ahora en 133, menos de los que consigui¨® el PSOE en 1996. No ha habido una movilizaci¨®n de ¨²ltima hora comparable a la de hace cuatro a?os e incluso parece veros¨ªmil que la perspectiva de un Gobierno con presencia de ministros de IU haya movilizado a la derecha.
Aznar se anota un triunfo muy importante, lo que obliga a rectificar algunos juicios apresurados sobre su credibilidad como l¨ªder del centro-derecha. Ha sabido administrar la ligera minor¨ªa de 1996 de manera que ahora puede prescindir de los condicionantes impuestos por los nacionalistas. Las fuerzas que se identifican con esa ideolog¨ªa han demostrado una gran estabilidad: el PNV recupera los dos esca?os abandonados por HB con su abstenci¨®n y los galleguistas del Bloque ganan uno. En general, los nacionalistas aumentan su presencia en el Congreso, aunque CiU pierde un esca?o. La estrategia de los convergentes catalanes se ver¨¢ necesariamente afectada por la nueva situaci¨®n. Aznar ha dicho en alguna ocasi¨®n que incluso con mayor¨ªa absoluta intentar¨ªa asociar a los nacionalistas a su Gobierno. Sin embargo, sin la capacidad intimidatoria de poder dejar en minor¨ªa al Ejecutivo, su influencia ser¨¢ mucho menor.
Los resultados del PP son muy similares a los de Gonz¨¢lez en su segunda legislatura (44% y 184 esca?os). Aznar tiene toda la legitimidad para gobernar en solitario, pero no podr¨¢ ignorar que m¨¢s de la mitad de los electores han votado a otras opciones. En su primera declaraci¨®n p¨²blica, el presidente proclam¨® su voluntad de gobernar para todos los espa?oles, como hab¨ªan declarado antes otros dirigentes de su partido. As¨ª deber¨ªa ser. La mayor¨ªa absoluta le permite afrontar su segundo mandato con mayor amplitud de miras que el primero. El Parlamento debe ser el marco donde se plasmen los acuerdos nacionales que Aznar se comprometi¨® a impulsar al final de la campa?a.
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