Chiquillo convierte UV en un desierto
Jos¨¦ Mar¨ªa Chiquillo, presidente de Uni¨®n Valenciana, someter¨¢ su cargo a la asamblea nacional del partido regionalista convocada para el pr¨®ximo 15 de abril, pero es dif¨ªcil que nadie opte al relevo. UV es un desierto.Las agresiones desde el Partido Popular, que ha incorporado a varios militantes regionalistas, han diezmado el partido. Pero la actitud del actual presidente nacional ha sido decisiva para desplazar a sus posibles herederos. Chiquillo asumi¨® la presidencia del partido el pasado mes de julio poco despu¨¦s del descalabro electoral registrado en las elecciones municipales y auton¨®micas.
H¨¦ctor Villalba, su predecesor, apost¨® entonces por Octavio Ram¨®n como futuro presidente. Pero Chiquillo, apoyado por T¨¢rsilo Piles, ex presidente provincial del partido en Valencia, logr¨® imponer su candidatura. Un abultado grupo de seguidores de Ferm¨ªn Artagoitia, procedentes en su mayor¨ªa del CDS, renunciaron a dar su apoyo a los dos aspirantes a la presidencia.
Chiquillo abri¨® su mandato con buenos modos y asegur¨® que no compaginar¨ªa cargos org¨¢nicos y p¨²blicos. Pero la convocatoria electoral dio al traste con las esperanzas de algunos de sus seguidores. Lola Crespo, responsable del partido en una importante agrupaci¨®n local de Valencia, esperaba ser la primera mujer que encabezara la candidatura de UV al Congreso. Cuando fue desplazada opt¨® por abandonar la formaci¨®n regionalista y sumarse al PP.
Piles mantuvo una distancia formal hasta que Chiquillo le ofreci¨® la excusa perfecta para abandonar UV cuando introdujo en la candidatura al Congreso a Enrique Velarte, el hombre que se prest¨® a presidir Alternativa Valencianista, una escisi¨®n de la formaci¨®n regionalista que rest¨® los votos suficientes a UV como para convertirla en fuerza extraparlamentaria en las pasadas elecciones auton¨®micas.
A pesar de todo, UV super¨® los 50.000 votos en la circunscripci¨®n de Valencia, una cifra nada desde?able como punto de partida para intentar recuperar la representaci¨®n institucional en el plazo de tres o cuatro a?os. Pero el esfuerzo de recomposici¨®n que exige tal empresa sin ninguna plataforma p¨²blica solvente es un coste que pocos parecen dispuestos a asumir. Chiquillo someter¨¢ el cargo a una asamblea cuya ¨²nica opci¨®n ser¨¢ reclamarle que permanezca al frente de UV.
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