Turismo bajo tierra
Nadie dir¨ªa que bajo el manto de la Serrezuela, un pico de algo m¨¢s de 1.000 metros de altitud que preside el municipio de Pegalajar (Ja¨¦n), pueda haber vida humana. Al viajero que llega hasta las estribaciones de ese macizo nada le hace pensar que all¨ª, entre pinares, almendros, retamas o tomillos, pueda haber algo m¨¢s que flora y fauna. Eso era hasta hace poco. Hasta que un grupo de vecinos apost¨® por una revolucionaria oferta de turismo rural y rehabilit¨® las viejas cuevas escondidas en ese entorno protegido, hasta haberlas transformado hoy en atractivos alojamientos tur¨ªsticos cada vez m¨¢s demandados por los que buscan algo diferente. Diego Polo, propietario de una de las nueve cuevas convertidas en alojamientos rurales, cree que el ¨¦xito de esta experiencia est¨¢ precisamente en el hecho de que el entorno natural apenas ha sido alterado. "Hemos recuperado ese h¨¢bitat tradicional que estaba en estado de deterioro y, al mismo tiempo, contribuimos al desarrollo tur¨ªstico del pueblo", indica este profesor de primaria ahora tambi¨¦n empresario tur¨ªstico.
Las cuevas sirvieron como alojamientos de pobladores de otras ¨¦pocas, pero sin duda no ten¨ªan el valor que hoy se les da gracias al auge del turismo rural. La impermeabilizaci¨®n del suelo de la Serrezuela permiti¨® en el pasado que se excavaran estas cuevas, convertidas hoy en singulares exponentes de arquitectura rural y natural.
Mercedes Valenzuela es la encargada de las reservas y una de las pioneras en este tipo de alojamientos. Hace varios a?os compr¨® por 17.000 pesetas una cueva, un precio irrisorio si se tiene en cuenta que hoy se pagan cerca de dos millones por las que todav¨ªa quedan infrautilizadas. Esta red de alojamientos contribuye a diversificar la oferta hostelera en una comarca que aspira a un modelo tur¨ªstico que prima por encima de todo el contacto con la naturaleza.
A la inversi¨®n inicial en la adquisici¨®n de las cuevas, los vecinos de Pegalajar han unido otra a¨²n mayor en su rehabilitaci¨®n y adecuaci¨®n interior. Nadie imaginar¨ªa desde fuera el sorprendente atractivo y lo confortable que son estas cuevas, decoradas en consonancia con el medio natural que las rodea. No falta de nada, ni siquiera chimenea, aunque bien es cierto que poco o nada la van a necesitar sus moradores. El hecho de que esos inmuebles est¨¦n sumergidos en plena serran¨ªa los protege de cualquier inclemencia externa y, por tanto, mantienen una temperatura interior suave durante todo el a?o.
La inversi¨®n media que los vecinos han realizado en estas cuevas supera los tres millones de pesetas, aunque esperan recibir el 30% de los fondos Leader gracias a las ayudas para el fomento del turismo rural que fueron gestionadas desde la Asociaci¨®n de Desarrollo Rural de Sierra M¨¢gina. Tambi¨¦n el Ayuntamiento de Pegalajar colabora con este proyecto tur¨ªstico financiando el coste de las v¨ªas de acceso a las cuevas, la iluminaci¨®n y otras dotaciones de servicios b¨¢sicos.
Ahora, el siguiente reto de estos vecinos es el de conformar una oferta complementaria de ocio para que los visitantes permanezcan en las cuevas el mayor n¨²mero de d¨ªas. No lo tienen demasiado dif¨ªcil. El Parque Natural de Sierra M¨¢gina es un marco privilegiado para el senderismo, el parapente (ya existe un club bastante din¨¢mico), caza fotogr¨¢fica y, en definitiva, para un buen n¨²mero de actividades ecotur¨ªsticas.
Pero si no se quiere salir de Pegalajar, nada mejor que recrearse con el conjunto que forman la Fuente de la Reja, la famosa Charca y la huerta, declarado Lugar de Inter¨¦s Etnol¨®gico.
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