LAS VENTAS Toneladas de mansedumbre

Iban saliendo los novillos, todos con m¨¢s de 500 kilos de peso y correteaban de ac¨¢ para all¨¢, abantos, fugitivos, mansos perdidos. Se topaban, de repente, con el picador que hac¨ªa puerta y se tiraban contra el caballo, poco menos que a morderle en el cuello. Luego, en el segundo encuentro, se quitaban el palo, trajinaban a cabezazos con el estribo, sal¨ªan en busca de escenarios m¨¢s tranquilos y llegaban al ¨²ltimo acto m¨¢s parados que sus abuelos de Guisando y m¨¢s sosos que la dieta de un hipertenso.Semejante carga de g¨¦nero descastado, le cay¨® en suerte a tres novilleros animosos que s¨®lo pudieron hacer derroche de eso, de su ¨¢nimo, de sus ganas de agradar. En algunos momentos llegaron a lograrlo. Como cuando Fernando Roble?o, muy centrado con el cuarto novillo, consegu¨ªa sacarle algunos naturales de largo trazo. Cuando ?lvaro G¨®mez pisaba terrenos de cercan¨ªa a los pitones, se cruzaba con valor e intentaba bajar la mano para someter las descompuestas embestidas de sus enemigos. Y cuando Mart¨ªn Quintana, un debutante digno de mejor suerte y de mercanc¨ªa m¨¢s toreable, jugaba muy bien los brazos en las ver¨®nicas instrumentadas al tercero o se mostraba muy seguro en la colocaci¨®n, en la oportunidad de los toques y en el buen comp¨¢s de alg¨²n muletazo con el imposible, de puro buey, sexto novillo.

Se ve ya muy seguro a Fernando Roble?o. Con la clase de bureles que le correspondieron, se movi¨® tranquilo y con t¨¦cnica. Busc¨® lucirse en todos los quites, con variedad y entrega. No tuvo recorrido su primer antagonista, sobre todo por el pit¨®n derecho, con el que apenas se empleaba. Roble?o porfi¨® y porfi¨®, le busc¨® las vueltas y le extrajo todos, absolutamente todos los pases que ten¨ªa. Con el cuarto ya se ha mentado su ortodoxia y buenas maneras, si exceptuamos los encimismos del final del trasteo, que no ven¨ªan a cuento.

Tuvo ?lvaro G¨®mez un novillo huido y top¨®n y otro mansote y un tanto brusco. Aqu¨¦l se quedaba muy corto y cabeceaba, por lo que no pudo acoplarse con ¨¦l. Pero se mostr¨® valiente, sin que se le fuera el pie atr¨¢s cuando el bicho se le ce?¨ªa con peligro. Con el quinto, muy bien lidiado por el pe¨®n Joaqu¨ªn Jim¨¦nez, no pas¨® de voluntarioso. La faena tuvo m¨¢s enganchones y desarmes que pases de calidad. No obstante, ?lvaro estuvo en el sitio de los valientes.

Mart¨ªn Quintana exhibi¨® virtudes y defectos. Sabe manejar bien los enga?os, sabe colocarse y manda y corre la mano cuando el novillo se deja. Y en lo negativo, debe reconocer que no remata los pases y que no anda muy acertado con el estoque y el verduguillo.