Alarma sobre el agua
Un informe del Consejo Mundial del Agua publicado esta semana -apoyado por las Naciones Unidas y el Banco Mundial- hace sonar todas las alarmas sobre la penuria de agua que se cierne sobre el planeta, que en los pr¨®ximos 25 a?os habr¨¢ aumentado su poblaci¨®n en unos 2.000 millones de personas. La Tierra parece un gran charco desde el espacio, pero la realidad es que menos del 1% de esa masa puede usarse para satisfacer las necesidades de sus pobladores. El agua no s¨®lo es dram¨¢ticamente insuficiente en muchas zonas del mundo, sino que se perfila como uno de los recursos naturales capaces de desatar guerra en los a?os venideros.El informe que enmarca el Foro Mundial del Agua celebrado en Holanda apunta a un inevitable cambio en la pol¨ªtica sobre el elemento m¨¢s esencial para la vida, junto con el aire que respiramos. Se trata de ponerle precio, un precio proporcional a lo que cuesta suministrarla. Con pocas excepciones, los consumidores del mundo entero pagan un dinero simb¨®lico por el agua. La diferencia con el coste real suelen salvarla subsidios millonarios o instalaciones ruinosas que nadie renueva. Se produce as¨ª un c¨ªrculo vicioso.
Para dar agua potable a los m¨¢s de 1.000 millones de seres humanos que carecen de ella y mejorar el suministro a muchos m¨¢s se necesitan cifras astron¨®micas, que en la mayor¨ªa de los casos no est¨¢n en condiciones de asumir los Gobiernos de los pa¨ªses m¨¢s afectados. Es imprescindible implicar al sector privado, pero ¨¦ste no acudir¨¢ a llenar el vac¨ªo si no se garantiza una rentabilidad aceptable de las gigantescas inversiones necesarias. Es decir, si no se suben los precios. Este punto de vista, el del mercado, afronta la cr¨ªtica de quienes creen que el agua necesita una especie de contrato mundial que la haga un bien patrimonial. Pero los hechos son contundentes: el despilfarro, la falta de servicio y la ineficiencia est¨¢n llamados a perpetuarse y agravarse con un esquema en el que no hay relaci¨®n entre precio y coste.
Los expertos manejan datos incontestables que apoyan la tesis de una cat¨¢strofe en el horizonte. En el ¨²ltimo siglo, la poblaci¨®n mundial se ha triplicado, pero el consumo de agua se ha multiplicado por seis. Se impone, pues, una nueva aproximaci¨®n global, de la que forman parte a la vez la multiplicaci¨®n de las inversiones p¨²blicas y privadas y el hecho de que los consumidores, agricultores incluidos, tendr¨¢n que estar dispuestos a pagar m¨¢s por su utilizaci¨®n. El foro de La Haya tambi¨¦n deber¨ªa hacer sonar las alarmas en Espa?a. En un pa¨ªs que se desertiza a ojos vista, y donde algunas de sus regiones m¨¢s productivas dependen decisivamente del agua, la desidia de sucesivos Gobiernos ha sido incapaz de poner en marcha un plan riguroso para ordenar nuestros escasos recursos. Como bot¨®n de muestra vale el Plan Hidrol¨®gico Nacional que no ha podido aprobarse en las dos ¨²ltimas legislaturas.
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