Hasta el gorro
Hay gestos que uno comprende ¨²nicamente a toro pasado. Poco antes de las elecciones generales del d¨ªa 12 cay¨® en mis manos un reportaje sobre las actitudes ideol¨®gicas de varios intelectuales espa?oles frente al rumbo actual de la izquierda. Una de ellas me sorprendi¨® mucho, la de Raimon, que confes¨® el abandono de su compromiso activo: "Por sus hechos los conocer¨¦is. No me importa nada. Me da igual".Lo que menos me gusta en esta vida es hacer el rid¨ªculo y por eso hoy, con la perspectiva que proporciona la derrota que acabamos de sufrir, confieso mi admiraci¨®n ante la lucidez del cantante de X¨¤tiva, que ha demostrado una envidiable sangre fr¨ªa a la hora de negarse a apostar por quien no lo merece. Touch¨¦.
Si una lecci¨®n est¨¢ clara del severo correctivo que el electorado espa?ol ha infringido a la clase dirigente que se dice progresista, es que a ¨¦sta el cr¨¦dito se le ha acabado para siempre y que la ¨¦poca de las ilusiones con el pu?o en alto pas¨® a la historia. Las cuentas de la lechera que se hizo Almunia y que secund¨® Frutos daban por sentado que la supuesta mayor¨ªa sociol¨®gica de izquierdas, una vez movilizada de su indolencia, vencer¨ªa a la derecha. Era, ya lo sabemos, un espejismo y en ¨¦l cre¨ªmos todos los que corrimos a firmar manifiestos y a apoyar abiertamente el pacto. Pero la izquierda abstencionista sigui¨® sin votar.
?Por qu¨¦? La respuesta hay que buscarla en los despachos de Ferraz, todav¨ªa llenos de mugre y m¨¢s que nunca necesitados de una desratizaci¨®n a fondo. Este PSOE, refugio de arribistas y de maquiavelos, es una aut¨¦ntica ruina moral. As¨ª no hay manera de ganar.
Los que tenemos el privilegio de disponer de una plataforma para comentar la actualidad pol¨ªtica del pa¨ªs hemos dedicado demasiado tiempo a criticar los chanchullos, la propaganda falsa, los abusos de poder y el despotismo caciquil por parte de la derecha -ya sea Zaplana y su gente en el Pa¨ªs Valenciano o Aznar en la Moncloa-, pero muy poco a denunciar que los socialistas siguen con sus deberes sin hacer. ?Qu¨¦ pronto pasamos p¨¢gina ante el hecho de que Jos¨¦ Borrell, elegido por los militantes, sufri¨® un acoso implacable por parte del aparato, que no cej¨® hasta ver en su lugar al heredero designado por Gonz¨¢lez! Igual de exigua fue nuestra memoria ante la obscenidad de que ese mismo aparato, por boca de Joaqu¨ªn Almunia, defendiera en su d¨ªa la "guerra humanitaria" del Kosovo y la actuaci¨®n "gloriosa" de Javier Solana. ?Y qu¨¦ decir de la tan cacareada renovaci¨®n, si los barones de una ¨¦poca que pudo haber sido honrosa pero termin¨® en verg¨¹enza siguen mangoneando a sus anchas y el partido ni siquiera asume p¨²blicamente los innumerables delitos que cometi¨®?
He hablado con muchos amigos que, como yo, somos esa izquierda que va por libre, pero que con su voto ¨²til podr¨ªa ayudar a reconquistar el poder. Pues bien, esto se acab¨®, no habr¨¢ m¨¢s manifiestos ni cheques en blanco, estamos hasta el gorro. O el PSOE extirpa de ra¨ªz las met¨¢stasis del felipismo y se regenera desde la base, demostrando durante los pr¨®ximos cuatro a?os que es de fiar -con actos, no con verborrea-, o ya puede olvidarse de nosotros. Raimon tiene raz¨®n: "Por sus hechos los conocer¨¦is". A ¨¦stos, desgraciadamente, los conocemos de sobra.
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