"Las sanciones son inadmisibles"
El pasado lunes, el Gobierno austriaco fracas¨® en su intento de obtener el apoyo incondicional de la oposici¨®n contra las sanciones europeas desde la formaci¨®n de la coalici¨®n entre los conservadores y el Partido Liberal (FP?) del populista de extrema derecha J?rg Haider, pero el martes pr¨®ximo proseguir¨¢ sus esfuerzos con la ayuda del presidente Thomas Klestil. En esta entrevista, el canciller "admite todas las preguntas y todos los temores justificados", pero asegura que "no ambiciona transformar esta coalici¨®n en partido ¨²nico" y que sus aliados "est¨¢n siguiendo un cursillo acelerado para pasar de una cultura de oposici¨®n a una cultura de Gobierno".Pregunta. Esta crisis no era inesperada. ?Le previnieron contra una alianza con J?rg Haider?
Respuesta. Durante un Consejo europeo celebrado en Finlandia, le dije a Jacques Chirac que mi intenci¨®n, en la medida de lo posible, era mantener la coalici¨®n con el Partido Socialdem¨®crata (SP?). ?ste hizo fracasar el acuerdo y despu¨¦s intent¨® formar un Gobierno en minor¨ªa. No lo logr¨®. S¨®lo en ese momento empezamos las negociaciones con los liberales, cuando vi que la otra soluci¨®n era celebrar unas nuevas elecciones que, seguramente, habr¨ªan dado la mayor¨ªa al FP? y habr¨ªan provocado una crisis a¨²n m¨¢s grave; es decir, que no ten¨ªa otra opci¨®n. Entiendo que haya temores y preocupaciones. Me he esforzado por tener en cuenta, desde el principio, esos miedos comprensibles, como demuestra el pre¨¢mbulo que firmamos con el presidente Klestil.
P. ?Fue idea suya?
R. Fue una idea com¨²n que pusimos juntos por escrito. Con el pre¨¢mbulo quer¨ªamos mitigar esos temores. Lanc¨¦ varias se?ales en ese sentido, y confiaba en que se entendieran. Sin embargo, todo el mundo act¨²a como si yo no hubiera hecho nada en absoluto, como si este Gobierno hubiera violado los tratados europeos. No es as¨ª, y me duele. Me duelen, sobre todo, las duras palabras de nuestros amigos franceses; tengo en gran estima a Jacques Chirac, Lionel Jospin y Hubert V¨¦drine. Me extra?a que no sean capaces de hacer una valoraci¨®n m¨¢s matizada de la situaci¨®n. Austria es y sigue siendo un pa¨ªs europeo y democr¨¢tico.
P. En el momento de formar Gobierno con el partido de Haider, ?no tuvo usted dudas, desde el punto de vista personal?
R. La otra posibilidad que ten¨ªa era convocar nuevas elecciones, con un resultado previsible y que habr¨ªa sido todav¨ªa m¨¢s problem¨¢tico para el pa¨ªs. En el Gobierno, mi partido ocupa, adem¨¢s de la canciller¨ªa, una serie de ministerios clave (Asuntos Exteriores, Interior, etc¨¦tera). Hemos contribuido con todo nuestro peso al programa del Gobierno que encabezamos, y creo que es aceptable tanto para nosotros como para nuestros socios europeos.
P. ?No se han visto empa?adas todas las se?ales que ha enviado por las declaraciones incontroladas de J?rg Haider?
R. Admito todos los temores justificados. Pero me extra?a la reacci¨®n de los franceses, cuyo cartesianismo tanto valoro. Existen reglas del juego, responsabilidades, competencias. ?Por qu¨¦ personalizar toda la pol¨ªtica austriaca en el jefe de un Gobierno regional? No lo comprendo, cuando lo que hay que hacer es examinar las actuaciones reales de la coalici¨®n. Me parece bien que se planteen preguntas, pero hace falta escuchar las respuestas. Lo que m¨¢s me duele de la actitud francesa es que nosotros ingresamos en la Uni¨®n Europea para diversificar nuestras relaciones externas. Pero las medidas que se han aprobado contra nosotros pueden empujarnos de nuevo a una relaci¨®n exclusiva con alguno de nuestros vecinos.
P. Usted ha declarado que consideraba inaceptables las declaraciones de Haider sobre el presidente de Francia. Pero los ministros del FP? en su Gobierno evitan con sumo cuidado marcar las distancias respecto a su jefe.
R. No ambiciono transformar esta coalici¨®n en partido ¨²nico. Nosotros, los conservadores, somos el partido m¨¢s europeo de Austria. Recientemente hemos arrastrado a los socialdem¨®cratas a nuestra l¨ªnea, y en esta coalici¨®n es posible que se d¨¦ la paradoja de que obliguemos a los liberales a hacerse europeos.
P. ?C¨®mo salir de la crisis actual?
R. La pelota est¨¢ en el campo de los Catorce. Yo no puedo hacer m¨¢s que sugerencias. Seguir¨¦ adelante con la pol¨ªtica europea activa de Austria, la reforma de las instituciones, la ampliaci¨®n, etc¨¦tera, sin bloquear el funcionamiento de la UE. Por otro lado, en Lisboa voy a tener ocasi¨®n de hablar por primera vez con los Catorce. Explicar¨¦ que la esencia de la democracia es el di¨¢logo. No quiero considerar los temores europeos a la ligera. Mi obligaci¨®n es disiparlos. A cambio, pido que, si se aprueban sanciones contra un Estado, en clara contradicci¨®n con la solidaridad europea y con la no discriminaci¨®n de ciudadanos europeos, se tenga la decencia de no tomar esas decisiones bas¨¢ndose en simples sospechas. No es la injerencia en nuestros asuntos lo que me preocupa; en absoluto, somos una familia en la que unos tienen derecho a ocuparse de los problemas de otros. Lo que me perturba son las sanciones contrarias a derecho. Si existe un problema, lo que hay que hacer es hablar de ¨¦l. Quiz¨¢ tengamos la posibilidad de emprender un di¨¢logo cuyo resultado sea el levantamiento de unas sanciones que han sobrepasado lo que se preve¨ªa en un principio, y que son inadmisibles dentro de una familia. Lisboa puede ser la primera etapa hacia la normalizaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ piensa plantear para alcanzar esa normalizaci¨®n?
R. Podemos ver con nuestros socios europeos si es posible un procedimiento com¨²n de colaboraci¨®n. Somos muy flexibles. No tenemos nada que temer, por ejemplo, si se pone en marcha un mecanismo de observaci¨®n del respeto a los derechos humanos. Aunque se trata de algo que no deber¨ªa aplicarse s¨®lo en Austria. Pero, en cambio, es importante para la solidaridad europea que nuestros socios no nos hagan la vida m¨¢s dif¨ªcil con sus declaraciones. Hay que ser francos: este Gobierno se ganar¨¢ o se perder¨¢ en Austria. Nadie va a derrocarlo desde el exterior.
? Le Monde / EL PA?S.
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