Desayuno con Berezovski
Con 10 minutos de adelanto, Bor¨ªs Abr¨¢movich Berezovski, el oligarca por antonomasia de Rusia, que se ha forjado en los ¨²ltimos a?os una s¨®lida fama de nuevo Rasput¨ªn que hace y deshace en los pasillos del poder, lleg¨® ayer a un desayuno con un grupo de corresponsales extranjeros, entre ellos el de EL PA?S, con un mensaje que vender: al gran capital le espera un futuro brillante y no tiene nada que temer a Vlad¨ªmir Putin, primer ministro y presidente interino, favorito indiscutible para ganar el Kremlin en las urnas.Berezovski, considerado hace cuatro a?os por la revista Forbes el hombre m¨¢s rico de Rusia, que controla empresas petroleras y de aluminio, los dos peri¨®dicos m¨¢s influyentes de Rusia y la primera cadena de televisi¨®n, dirigi¨® en 1996 la operaci¨®n para reelegir a Bor¨ªs Yeltsin. Ahora, como la pr¨¢ctica totalidad de los oligarcas, apoya al sucesor designado, Putin, convencido de que no hay alternativa y de que "quiere continuar el proceso de reformas y tiene la voluntad necesaria para hacerlo", aunque ignora qu¨¦ velocidad imprimir¨¢.
En Rusia, afirma, se han sentado las bases de un Estado y una econom¨ªa liberales, pero "hay que crear las condiciones para que sea eficaz", por ejemplo aprobando un c¨®digo fiscal eficaz y desarrollando un sistema de garant¨ªas sociales y de lucha contra la corrupci¨®n. "La tarea principal ya la resolvi¨® Yeltsin, que puso a Rusia en el carril correcto, del que es casi imposible desviarla". Ahora, afirma, es vital "determinar el tipo de Estado que se construye, por ejemplo si federal o confederal", ya que, de no ser as¨ª, "el problema de Chechenia no ser¨¢ ¨²nico".
Este magnate aparentemente orgulloso de su fama de moderno Maquiavelo asegura que conoce a Putin desde hace 10 a?os, es decir, desde el momento en que el hoy presidente interino dej¨® de ser esp¨ªa para empezar a ser pol¨ªtico, y que sus relaciones (aunque ahora menos intensas) no han cambiado sustancialmente desde que lleg¨® al poder. En este trimestre se han entrevistado en tres ocasiones (a petici¨®n del oligarca), en las que s¨®lo ellos saben de qu¨¦ hablaron. Suficiente, seg¨²n ¨¦l, para no temer que con Putin en el poder vaya a cambiar su suerte. "El papel de los oligarcas va a crecer", afirma, "si se entiende como tales a los grandes capitalistas, y eso ser¨¢ bueno para el pa¨ªs. No creo que Putin vaya a luchar contra el gran capital. Sin ¨¦ste no se puede manejar el pa¨ªs, ni siquiera se le puede tratar igual que al peque?o capital. Eso no ocurre en ning¨²n sitio, y Rusia no ser¨¢ la excepci¨®n".
Berezovski, de 54 a?os, que presume de que siendo jud¨ªo logr¨® que le eligiesen diputado en un distrito de cosacos y musulmanes, no podr¨¢ jugar con Putin el papel de privilegio que, a la sombra de Yeltsin, le permiti¨® incluso decidir la suerte de varios primeros ministros. No oculta su desagrado por la gente que el presidente interino se ha tra¨ªdo de su San Petersburgo natal, a la que considera "poco profesional", y conf¨ªa en que Valent¨ªn Voloshin, jefe de la Administraci¨®n Presidencial (una especie de Gobierno paralelo) siga en su puesto. Eso demostrar¨ªa de paso que su estrella no ha ca¨ªdo en desgracia, ya que Voloshin est¨¢ considerado "uno de los suyos".
Berezovski descarta que haya en Putin un dictador en potencia y sostiene que est¨¢ en marcha un proceso de consolidaci¨®n del poder, al que seguir¨¢ la de las ¨¦lites y, finalmente, la de la sociedad. Putin se dedica ahora a la primera fase, la del poder, "igual que hizo Yevgueni Primakov , s¨®lo que Primakov miraba a la izquierda y Putin a la derecha".
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