Todos con Putin
Desde los dirigentes occidentales hasta los oligarcas que intentaron resistirse a la conquista del poder por ese oscuro personaje, todos apuestan ahora por Vlad¨ªmir Putin. Para los nuevos grandes magnates, que tienen la esperanza de tapar los esc¨¢ndalos con los que se han enriquecido en estos a?os en lo que se ha venido a llamar la gran revoluci¨®n criminal, es una apuesta bastante segura, pues el candidato del poder puede ganar las elecciones presidenciales, aunque no tenga garantizado lograrlo ma?ana en primera vuelta. Su popularidad es alta. La mayor¨ªa de sus rivales ha desistido, y el ¨²nico contendiente que queda de cierto peso, aunque aparentemente insuficiente, es el comunista Ziug¨¢nov. La mayor duda es si habr¨¢ suficientes rusos -el qu¨®rum requiere m¨¢s de un 50% del censo- que acudan a las urnas. De otro modo habr¨ªa que repetir las elecciones.Putin, surgido de las filas del antiguo KGB, columna vertebral de la Rusia poscomunista tras haberlo sido de la sovi¨¦tica, parece tan seguro de su victoria que ni siquiera ha hecho campa?a electoral en un sentido cl¨¢sico: ni debates, ni m¨ªtines, ni programa, aunque con las televisiones a su favor. Su campa?a ha sido de otro calibre mucho m¨¢s perturbador y que refleja que Putin tiene un pu?o de acero: la guerra rusa en Chechenia se ha acompasado al calendario electoral.
Cuando Yeltsin le nombr¨® primer ministro, en agosto de 1999, pocos daban un rublo por este joven burocr¨¢ta que se hab¨ªa destapado en San Petersburgo. Y sin embargo, poco a poco se fue haciendo con el poder en el Kermlin, llevando incluso a Yeltsin, en lo que cada vez aparece m¨¢s como un golpe palaciego, a dimitir de la presidencia en su favor el pasado 31 de diciembre. Consegu¨ªa as¨ª un trampol¨ªn definitivo para la cita de ma?ana, tras haber logrado en las legislativas de diciembre un Parlamento m¨¢s afin.
Putin se presenta como un reformista en unos momentos en que ?finalmente? la econom¨ªa rusa parece salir del sumidero, aunque pueda haber escasez de alimentos en el horizonte cercano. Los rusos est¨¢n pidiendo una mano fuerte, que imponga orden en la econom¨ªa y en la calle y recupere una mayor consideraci¨®n internacional para Rusia. Putin da el perfil; pero resulta inquietante la facilidad con la que se habla de ¨¦l como del Pinochet ruso. En todo caso, s¨®lo una vez elegido empezar¨¢ a dejar ver qui¨¦n es realmente y qu¨¦ va a hacer.
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