La central nuclear de Sellafield investiga un posible sabotaje
El futuro de la central nuclear brit¨¢nica de Sellafield, dependiente de la empresa estatal British Nuclear Fuels (BNFL), estaba ayer m¨¢s en entredicho que nunca al saberse que British Energy (BE), compa?¨ªa propietaria de ocho plantas en el Reino Unido y que provee de electricidad a una cuarta parte del pa¨ªs, hab¨ªa decidido reducir sus contratos de reciclado de combustible. La decisi¨®n se suma a la cancelaci¨®n de env¨ªos por parte de Alemania y Jap¨®n desde que supieron que Sellafield hab¨ªa falsificado los datos relativos a la seguridad de las partidas de uranio tratadas. A estos problemas se sum¨® ayer la noticia de la apertura de una investigaci¨®n sobre el supuesto sabotaje realizado a la central por uno de sus empleados.British Energy era, junto con Jap¨®n, uno de los principales clientes de la central. Ambos contratistas acaparaban en conjunto el 60% del volumen de trabajo realizado por Sellafield. Aunque el enfado del Gobierno nip¨®n convirti¨® la falsificaci¨®n de documentos en un asunto de relevancia internacional, la decisi¨®n de British Energy puede acabar d¨¢ndole el golpe de gracia a la pol¨¦mica planta. La empresa representa a la industria nuclear brit¨¢nica, y la hab¨ªa apoyado siempre sin reservas.
Dudas de la industria
De momento, la explicaci¨®n dada por Peter Hollins, director ejecutivo de BE, a su cambio se actitud se apoya en argumentos financieros. "Almacenar el combustible resulta m¨¢s econ¨®mico, y pensamos optar por dicha soluci¨®n cada vez m¨¢s a menudo en el futuro", ha dicho con gran diplomacia. Un gesto que el grupo ecologista Greenpeace considera definitivo. "Sellafield ha resucitado en varias ocasiones, pero, si la industria misma a la que sirve duda de ella, es como recibir una pu?alada en el coraz¨®n".
Seg¨²n el rotativo The Independent on Sunday, Sellafield afrontar¨¢ tambi¨¦n a partir de hoy a otros dos cr¨ªticos. Se trata de los Gobiernos de Dinamarca e Irlanda, que tienen previsto solicitar apoyo internacional para poner fin al reciclado de uranio y plutonio en Sellafield. Copenhague es partidario de paralizar sus actividades. Dubl¨ªn, por su parte, teme que se produzca un accidente nuclear y lleva a?os quej¨¢ndose de que la planta contamina el mar de Irlanda, que separa la rep¨²blica del territorio de Inglaterra y Gales.
Otro dominical brit¨¢nico, esta vez The Sunday Telegraph, a?adi¨® un toque policiaco a la situaci¨®n. Asegura que la polic¨ªa busca desde el s¨¢bado a un empleado sospechoso de haber saboteado una de las salas de almacenaje. Agentes de la Agencia para la Energ¨ªa At¨®mica brit¨¢nica estar¨ªan tras su pista junto con la polic¨ªa local. El supuesto ataque se produjo en la sala de vitrificado, donde se trata y almacena en contenedores de cristal basura nuclear l¨ªquida considerada muy peligrosa. Como el acceso a la misma es restringido, fuentes de la propia Sellafield han sugerido que tal vez se trate de un caso de espionaje industrial.
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