Revuelo y misterio en las aulas ante la psicosis de espionaje
Ya nadie niega que la Universidad de Cantabria paga a las delegaciones de alumnos por informar sobre la asistencia a clase de los profesores. Pero el revuelo y el misterio no dejan de crecer. Se multiplican las quejas, los temores y el silencio. Los representantes de alumnos se sienten se?alados por el dedo de sus compa?eros, los profesores se averg¨¹enzan de que los alumnos cobren por vigilarles a sus espaldas, los estudiantes discuten la validez del procedimiento y la universidad insiste en que se han sacado las cosas de quicio y en que la pol¨¦mica s¨®lo beneficia a focos de oposici¨®n localizados.Al parecer, el miedo a las represalias ha decidido a los delegados a hacer pi?a y callar, para que no se identifique a los alumnos que se reparten lo que ellos llaman "becas de control de docencia". Los representantes de cada centro -con excepci¨®n de Derecho, cuyos delegados, los ¨²nicos que se negaron a ser informantes subvencionados, no fueron convocados- dirigieron ayer una carta al rector, Jaime Vinuesa, en la que asumen que cada delegaci¨®n recibe una "peque?a cantidad, entre 25.000 y 75.000 pesetas anuales, por "participar como usuario de un servicio p¨²blico en un programa destinado a mejorar la calidad de la oferta docente".
Los delegados dicen estar "al margen de los problemas de comunicaci¨®n que pudiera haber entre el rectorado y los distintos departamentos" y definen su colaboraci¨®n como "tareas de comprobaci¨®n y seguimiento de las planificaciones docentes".
El presidente del Consejo de Estudiantes, Alejandro Fern¨¢ndez, erigido en ¨²nico portavoz de las delegaciones de alumnos, cuyos representantes rehusaron hablar con EL PA?S (aunque s¨ª atendieron a otros medios de comunicaci¨®n locales), dice que los delegados comparten una "sensaci¨®n de tristeza" y que "los profesores se han defendido descargando contra ellos". Fern¨¢ndez afirma que considera ofendido su honor de delegado y que ¨¦l nunca ha cobrado por trabajar para sus compa?eros. "Nunca jam¨¢s han cobrado becas 30 delegados", aclara, "pueden ser tres o cuatro".
El delegado sindical de CSIF y profesor de N¨¢utica ?ngel Madariga mostr¨® ayer su "indignaci¨®n" por las explicaciones dadas por el vicerrector de profesorado, Federico Guti¨¦rrez Solana (quien al igual que el rector continuaba ayer fuera de Cantabria). Madariaga afirma que "no es cre¨ªble que sean subvenciones y no becas. Las subvenciones se conceden para cubrir un gasto concreto y justificado, no a cambio de informaci¨®n". Tambi¨¦n muestra su temor por el uso que se d¨¦ a los informes: "Si el profesor no sabe qui¨¦n le controla est¨¢ indefenso, y que no haya incidencias no significa que todo va bien, puede ser que no se haya hecho el control".
El enfado entre los docentes es general, pero cuesta encontrar quien se atreva a expresarlo en p¨²blico. Los informes sobre asistencia a clase del profesorado, realizados a partir de datos recopilados por los alumnos subvencionados y sus informadores, generalmente delegados de clase, en cada asignatura, llegan a los departamentos al final de cada curso; pero s¨®lo se distribuyen los que registran incidencias, lo que imped¨ªa averiguar que todos los profesores eran controlados.
Un decano y dos directores de departamento, que prefieren permanecer en el anonimato por temor a enemistarse con el equipo rectoral, coinciden en manifestar que conoc¨ªan los partes de incidencias, pero aseguran que el vicerrector nunca les explic¨® c¨®mo consiguen los delegados la informaci¨®n, ni que se pagaba por ella.
La delegaci¨®n de CC OO en la universidad hizo p¨²blica una nota en la que explica que en el Procedimiento de valoraci¨®n de la actividad del profesorado, un documento de m¨¢s de 800 p¨¢ginas donde se exponen al detalle todos los procedimientos de evaluaci¨®n, "no consta ni una palabra de las subvenciones a los alumnos".
Adem¨¢s de la dimisi¨®n del vicerrector de profesorado, el sindicato pide que se convoque un claustro extraordinario para que el equipo rectoral d¨¦ explicaciones, y convoca mientras tanto a la comunidad universitaria a no colaborar con ning¨²n procedimiento de evaluaci¨®n. Guti¨¦rrez Solana tiene reuniones previstas el lunes con el Consejo de Estudiantes y el martes con los sindicatos.
En cuanto a los estudiantes, la mayor¨ªa dice que no sabe nada. "Algo he o¨ªdo", "es la primera noticia que tengo" o "no tengo tiempo de leer el peri¨®dico" son las respuestas m¨¢s frecuentes. Un grupo de alumnos de segundo de Historia comentaba la informaci¨®n: "Ser¨ªa mejor emplear el dinero en calefacci¨®n", dice uno; "pues yo no lo veo mal ?que hay cada elemento dando clase!", le contesta un compa?ero.
En otro corrillo, compuesto por estudiantes de Magisterio, propon¨ªan alternativas: que hiciera rondas alguien de secretar¨ªa, que se contrate un inspector o que se ponga una m¨¢quina de fichar, "pero que no lo haga un estudiante, porque no es imparcial". Ning¨²n alumno parec¨ªa mostrar inter¨¦s por saber qui¨¦nes son los compa?eros que recopilan los datos, pero en general reconocen que tampoco conocen a sus representantes en la facultad.
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