UN RESTAURANTE QUE COBRA POR TIEMPO

Es la novedad en Carouge, uno de los suburbios ginebrinos. El restaurador Willy Meylan acaba de fundar Chez Max, un establecimiento con un concepto in¨¦dito en Suiza: ya no se paga por plato consumido, sino por el tiempo que invierten los comensales en degustar sus alimentos. Por el equivalente de 12,50 d¨®lares (a 171,3 pesetas estaba ayer el d¨®lar), los clientes pueden comer todo lo que quieran entre ensaladas, carne asada, patatas fritas, postres, caf¨¦, agua mineral, limonadas, cervezas o vinos; siempre y cuando no sobrepasen los 45 minutos reglamentarios que incluye la oferta. Seg¨²n Meylan, en tres cuartos de hora existen muchas posibilidades de alimentarse bien, sin por eso caer en el estr¨¦s y sin ingerir la ins¨ªpida fast food norteamericana. Si el cliente se pasa un minuto, se le cobran 32 centavos de d¨®lar, por cada uno de ellos, hasta llegar a 10. Si a¨²n no ha logrado terminar, la tarifa aumenta a 62 centavos por cada uno de los siguientes 10 minutos complementarios. As¨ª, una persona puede comer tranquilamente en una hora y cinco minutos y pagar¨ªa 21,90 d¨®lares. Para los que tienen pensado visitar por vez primera Chez Max, la gerente, Marie Davies-Smith, dice que "por el momento, no somos muy r¨ªgidos con los horarios", lo que les ha permitido conseguir ya una fiel clientela. El ¨²nico problema del nuevo restaurante, se quejan algunos, es que no tiene un gigantesco reloj en sus paredes, lo que permitir¨ªa medir el tiempo que lleva el cliente degustando sus platos. Pero Fran?oise Millet, una asidua visitante, dice que es posible terminar a los 38 minutos.- ,