La Guardia Urbana, un modelo a debate
"Una paga extra de 300.000 pesetas" a abonar con car¨¢cter anual. Esta es la primera de una larga lista de reivindicaciones presentadas por uno de los sindicatos de la Guardia Urbana y llegada a la mesa de negociaci¨®n, con el respaldo de un movimiento asambleario. La Asociaci¨®n Sindical de Polic¨ªas Locales de Catalu?a ha sido abanderada, junto con Comisiones Obreras, en unas negociaciones que van m¨¢s all¨¢ de un convenio y en las que se juega el modelo de polic¨ªa local..Las peticiones de la Guardia Urbana topan con un Gobierno municipal que exige, para negociar, primero el fin de las movilizaciones y, segundo, hablar de todo. Joan Clos ha encargado a sus hombres redefinir el modelo policial para adaptarlo a las ciudad y a la normativa que dibuja la Carta Municipal. La ciudad, defiende el Gobierno municipal, no puede tener guardias dedicados a poner multas que no se cobran (hasta un mill¨®n al a?o) ni puede poner un agente detr¨¢s de cada coche. Parte de las funciones de control de tr¨¢fico las pueden hacer las m¨¢quinas: sem¨¢foros con radar, c¨¢maras, autobuses con c¨¢mara que fotograf¨ªen los coches que ocupen el carril bus. En cambio, hace falta potenciar la polic¨ªa de barrio. Y todo ello sin contar con que la llegada de los Mossos supondr¨¢ un cambio tambi¨¦n importante.
En esta tesitura, opinan los responsables municipales, abordar un aumento de plantilla es una temeridad.
Conscientes de que puede ser una de las ¨²ltimas veces que negocien desde la fuerza, algunos secotores de la Guardia Urbana (se negocia de forma asamblearia, m¨¢s all¨¢ de los sindicatos) se han planteado una especie de desaf¨ªo total y han planteado reivincdicaciones que se hallan al el l¨ªmite del reconocimiento constitucional de la igualdad como, por ejemplo, la exigencia de que los hijos de los funcionarios municipales tengan, por el mero hecho de serlo, tres puntos m¨¢s al hacer oposiciones a una plaza del Ayuntamiento. "Quieren la plaza en propiedad y dejarla en herencia", ironizaban ayer fuentes municipales. Pero no se acaban ah¨ª las cosas. Piden m¨¢s, mucho m¨¢s. Por ejemplo, que en el caso de que un urbano aparque mal y se le lleve el coche la gr¨²a, tenga un descuento del 50% en la multa y las tasas. Y que al pagar los impuestos municipales, se les haga un 30% de rebaja. Y m¨¢s: que si viven fuera de la ciudad, el ayuntamiento corra con el coste del peaje de las autopistas, y si viven en Barcelona, que tengan todos los transportes gratuitos.
Un cap¨ªtulo especial es el de los pluses: nocturnidad, 60.000 pesetas mensuales; por festivo (incluidos s¨¢bados y domingos) 6.000 pesetas diarias; por peligrosidad, 11.500 mensuales; por quebranto de moneda, 4.000 pesetas al mes; por prolongaci¨®n de jornada (hasta 11 horas al mes) 30.000; una hora extra diurna, 3.000 pesetas; una nocturna, 4.000 pesetas.
Piden tambi¨¦n la jubilaci¨®n a los 60 a?os y que a los 55 el Ayuntamiento pague a los agentes cursos de inform¨¢tica para que a los 57 puedan abandonar la dura calle. La minuciosidad de la plataforma es notable. As¨ª, por ejemplo, sus autores han previsto incluso los partos m¨²ltiples, en cuyo caso el agente tendr¨¢ dos d¨ªas festivos por hijo.
Los sindicatos se cuidan de no hacer p¨²blico que Barcelona tiene 1,6 guardias por cada 1.000 habitantes, uno de los porcentajes m¨¢s altos de Europa. El Gobierno municipal, en cambio, resalta este dato.
El sindicato que plantea las reivindicaciones m¨¢s radicales es mayoritario en el cuerpo y est¨¢ convencido de que lograr¨¢ doblegar a los representantes populares.
El pulso empez¨® a finales de a?o y se convirti¨® en un ¨®rdago el 31 de diciembre cuando el miedo al efecto 2000 hizo que el equipo de gobierno convocara a trabajar a un alto porcentaje de funcionarios. Los guardias se negaron y anunciaron que, adem¨¢s, no har¨ªan horas extraordinarias hasta que se aceptaran su peticiones al completo. "Primero se cuadraron y luego quisieron negociar", resalt¨® un miembro del equipo de gobierno.
Colapso circulatorio
Paralelamente, empezaron a convocar manifestaciones que colapsaban el centro de la ciudad, no porque fueran multitudinarias sino porque sus propios compa?eros de servicio se convert¨ªan en c¨®mplices de los manifestantes en perjuicio de las ciudadanos. La ¨²ltima carta la jugaron los guardias el 12 de marzo: no hubo agentes en los colegios electorales. Nadie los ech¨® en falta y el erario p¨²blico ahorr¨® 60 millones de pesetas.
La respuesta del Ayuntamiento a la postura de fuerza fue contundente: no negociar bajo presi¨®n. Un portavoz municipal explicaba: "No podemos ampliar la plantilla, por ejemplo, para cubrir los partidos de f¨²tbol tres horas por semana. No es rentable para le ciudadano de ninguna de las maneras".
Los guardias dejaron de hacer horas y de cobrarlas. Una p¨¦rdida de ingresos que ha producido enfrentamientos internos. Hay guardias que han pedido hacer horas extraordinarias ahora y cobrarlas cuando se normalice la situaci¨®n. La respuesta del Ayuntamiento ha sido contundente: el di¨¢logo exige normalidad, no pude hacerse bajo presi¨®n.
Despu¨¦s de todo, se?alan fuentes municipales, el dinero es de los ciudadanos. El equipo de Gobierno, argumentan, tiene la obligaci¨®n de administrarlo bien, aunque sea a costa de cierto deterioro en la imagen.
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