Los tecn¨®logos: emigrar o vegetar
Las noticias sobre el futuro profesional de los ingenieros inform¨¢ticos y de telecomunicaciones son absolutamente optimistas: Clinton est¨¢ dispuesto a relajar las r¨ªgidas reglas de inmigraci¨®n de su pa¨ªs para facilitar la incorporaci¨®n de estos profesionales a este sector econ¨®mico, ya el m¨¢s importante de EE UU. Schroeder acaba de hacer una propuesta semejante para reclutar para Alemania a 20.000 ingenieros. Si bajamos un poco el list¨®n, no t¨ªtulos superiores, pero s¨ª conocimientos en el sector de las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y de las Comunicaciones (TIC) las cifras son mucho m¨¢s apabullantes: la consultora IDC, calcula que este a?o Europa tiene una demanda insatisfecha de 1,2 millones de inform¨¢ticos y t¨¦cnicos en sistemas de comunicaci¨®n. Concretamente en Espa?a, faltan ahora por cubrir 60.516 puestos de trabajo tecnol¨®gicos, y se prev¨¦ que en el 2003 el diferencial entre la oferta y la demanda ser¨¢ del 13%.?Qu¨¦ reflejo tiene esta situaci¨®n en Valencia? Muy tenue y casi desmoralizante, la necesidad de expertos en TIC no se reparte de forma uniforme en todas las regiones. Rara es la semana en la que no me llega la noticia de que un antiguo alumno, ingeniero superior en Inform¨¢tica, con uno o dos a?os de experiencia, decide abandonar Valencia, camino de Madrid, Barcelona, Londres e incluso alguna empresa de EE UU.
Aunque el dinero no lo es todo para estos j¨®venes, s¨ª conviene conocer el abanico geogr¨¢fico de remuneraciones: permanecer en nuestra Comunidad les supone quedarse en la cota de los tres millones anuales, salir a Madrid equivale a superar los cinco, aceptar un empleo en Londres, Frankfurt e incluso Irlanda, es superar los ocho y atravesar el Atl¨¢ntico es aspirar a un m¨ªnimo de diez millones de pesetas. Estos datos son parecidos a los que me llegan de los ingenieros de Telecomunicaciones de la Polit¨¦cnica.
Sin embargo, no s¨®lo es el mercado salarial el que explica esta emigraci¨®n, tambi¨¦n consideran estos j¨®venes otras posibilidad cualitativas: no quedarse estancados, la promoci¨®n interna y en ¨²ltima instancia, el hecho de que una vez dejada la Universidad, el panorama local que se les presenta es poco menos que alimenticio y con poco aliciente innovador. El resultado final es que, sin ninguna alegr¨ªa, los ingenieros acaban emigrando de la tierra donde se han formado.
Esta es una Comunidad que ha optado por no dedicarse a las TIC. Las Terras M¨ªticas, las Ciudades de la Ciencia, del Cine, del Teatro y dem¨¢s, es posible que tengan sus atractivos, pero no desde luego el de hacer que sus mejores cabezas t¨¦cnicas recalen en su tierra. Seguramente la apuesta por los servicios sea razonable pero lo que es inadmisible es que se consideren como un monocultivo y se asista a la construcci¨®n de la sociedad de la informaci¨®n como un mero espectador. Es cierto que tenemos en nuestra memoria fracasos como el ex parque tecnol¨®gico, que un compa?ero de tribuna como el profesor Garc¨ªa Reche, ha explicado en este misma p¨¢gina alguna vez, pero no es aceptable que en materia de TIC, en Valencia lo ¨²nico que suene sean iniciativas de imagen como Infoville o empresas apadrinadas por la Generalitat que empiezan a estar m¨¢s en las p¨¢ginas de pol¨ªtica que en las de tecnolog¨ªa. Este es un balance inaceptable que hay que imputar a todos en proporci¨®n directa a nuestras responsabilidades.
Desgraciadamente, hacemos un p¨¦simo negocio, formamos a buenos tecn¨®logos que ante el entorno profesional que se les ofrece al terminar su formaci¨®n, emigran a otras latitudes. Son promociones que por poco que se les ofreciera recalar¨ªan en ¨¦sta su tierra, pero el panorama es tan yermo que acaban enrol¨¢ndose, en un alto porcentaje, en organizaciones no valencianas y lo que es peor, con ello, la Comunidad Valenciana sigue sin tener protagonismo en la construcci¨®n de la sociedad de la informaci¨®n.
Las recetas dirigidas a empresas, gobiernos y al sistema educativo para enmendar la situaci¨®n son conocidas: programas de incubaci¨®n de empresas, incentivos fiscales para start-ups (empresas relacionadas con Internet, de r¨¢pida creaci¨®n y crecimiento), desarrollo de la nueva generaci¨®n de Internet, y mayor colaboraci¨®n entre empresas, universidades y Administraci¨®n. En otras palabras, una pol¨ªtica a favor de las TIC, con un an¨¢lisis local para un proceso global.
Hagamos un esfuerzo para aunar fuerzas, dej¨¦monos de conflictos est¨¦riles, (como por ejemplo el que sufre mi Universidad con unos estatutos sin publicar) apoyemos aquellas iniciativas creadoras de conocimiento pr¨¢ctico, moralicemos la vida empresarial y ex¨ªjanos a los acad¨¦micos que cumplamos con nuestra obligaci¨®n en este proceso de creaci¨®n de riqueza colectiva. Se trata de evitar que seamos tierra de j¨®venes emigrantes sobradamente preparados. Por cierto, nuestros propios hijos.
Gregorio Mart¨ªn es catedr¨¢tico y director del Instituto de Rob¨®tica de la Universidad de Valencia.
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