Un pedazo de ed¨¦n

Pedro Antonio de Alarc¨®n, que sol¨ªa veranear en Valdemoro, dec¨ªa que "all¨ª todas las cosas se volv¨ªan flores". Hoy, salvo los reclusos de la c¨¢rcel Madrid III, nadie se plantea veranear en Valdemoro, quiz¨¢ porque todas las cosas se han vuelto naves industriales. Todas menos una. Pues resulta que en este municipio sure?o se halla el ¨²nico bosque madrile?o de Elaeagnus angustifolia. Tambi¨¦n denominado panj¨ª u olivo de Bohemia. Asimismo llamado, por error, cinamono. M¨¢s conocido, en fin, como ¨¢rbol del para¨ªso.El ¨¢rbol del para¨ªso es un arbolillo espinoso que puede alcanzar hasta diez metros de altura, que de mayo a julio da florecicas fragantes de color blanquecino lustroso y amarillo lim¨®n por la parte interior, y que se reconoce con facilidad por sus hojas lanceoladas, verde-gris¨¢ceas por el haz y plateado-escamosas por el env¨¦s, parecidas al olivo. Tambi¨¦n se asemeja al olivo en sus frutos, que son como peque?as aceitunas con una capa exterior carnosa, rojiza, de textura harinosa y comestibles. Aunque mejor ser¨ªa decir bebestibles, pues se sabe que estos frutos se usan para preparar una bebida alcoh¨®lica. Salud.

El Elaeagnus angustifolia, panj¨ª, olivo de Bohemia, err¨®neamente cinamono y con m¨¢s propiedad ¨¢rbol del para¨ªso es indiferente a la naturaleza de los suelos, medra por igual en terrenos ¨¢nidos y h¨²medos, y tolera grandes sequ¨ªas y vientos. Por eso su ¨¢rea natural es tan dilatada: desde el norte de ?frica hasta el desierto de Gobi, pasando por sitios tan encantadores como las costas del Caspio, los Urales, el C¨¢ucaso, Armenia, Ir¨¢n, Afganist¨¢n y las estepas del centro y suroeste de Asia. En la regi¨®n mediterr¨¢nea se halla desde Grecia hasta el Alto Egipto y desde Espa?a hasta el Asia Menor. Si a?adimos que se ha extendido artificialmente como especie ornamental merced a su vistoso follaje plateado, al penetrante aroma de sus flores y a su gran rusticidad, se comprender¨¢ por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil determinar d¨®nde crece de forma espont¨¢nea y d¨®nde ha sido cultivado. En Espa?a aparece con aspecto silvestre en Valencia, Murcia y Andaluc¨ªa. En Madrid, que se sepa, tan s¨®lo en Valdemoro.

La morada de este ins¨®lito madrile?o es el parque natural Bolitas del Air¨®n, que abre sus puertas junto al polideportivo municipal de Valdemoro. Inaugurado en marzo de 1995, el parque se asienta sobre lo que anta?o era la dehesa boyal del pueblo: esto es, un predio comunal destinado en otros tiempos, menos industriosos, al pasto de los animales de tiro o de labranza, mayormente bueyes -de ah¨ª lo de boyal-. Un albergue, merenderos, barbacoas y columpios son instalaciones que pueden hallarse en este espacio verde de 43 hect¨¢reas.

Si exceptuamos el 25 de abril, d¨ªa de San Marcos, cuando 8.000 personas se juntan en el parque para comer la tortilla y el hornazo, cualquier ma?anita de primavera se presta a un garbe¨ªllo soledoso por el camino que nace entre la zona de recreo infantil y las barbacoas; un camino -se?alizado como pista deportiva- que permite recorrer el sector arbolado del parque describiendo un c¨ªrculo de unos dos kil¨®metros. A ambos lados del mismo lo ver¨¦is: humilde como un olivo, coronado de espinas, pero tambi¨¦n de perlas bermejas -las bolitas que dan nombre al parque- y de flores aromosas.

All¨¢ donde el arbolado es m¨¢s espeso, pululan conejos y torcaces; en otros lugares, el agua que emerge por doquier -la capa fre¨¢tica est¨¢ casi a flor de tierra- abre claros de humedad en el boscaje, peque?as charcas pobladas de ¨¢nades y carrizales. Dicen que en la Biblia se le menciona como uno de los ¨¢rboles presentes en el Para¨ªso, pero la cita no est¨¢ del todo clara. Lo que est¨¢ claro es que para hallarlo no hace falta irse tan lejos. S¨®lo a Valdemoro.