Ambici¨®n biol¨®gica
El proyecto m¨¢s ambicioso de la biolog¨ªa acaba de entrar en su recta final tras el anuncio, realizado por la empresa norteamericana PE Celera Genomics, de que ha terminado de descifrar la secuencia completa de los 3.000 millones de letras qu¨ªmicas que componen el genoma humano. Esa ingente informaci¨®n contiene los c¨®digos en virtud de los cuales un ¨®vulo fecundado se convierte en un ser humano, con determinadas caracter¨ªsticas que desarrollar¨¢ en su vida adulta y tambi¨¦n su proclividad a algunas enfermedades. La secuencia est¨¢ todav¨ªa repartida en 50 millones de fragmentos desordenados, pero PE Celera Genomics, de cuya credibilidad hay numerosas evidencias, asegura que puede montar ese gigantesco puzzle en un plazo de tres a seis semanas.Ning¨²n investigador solvente pone en duda el inmenso inter¨¦s cient¨ªfico y m¨¦dico de estos datos. De hecho, las grandes instituciones cient¨ªficas p¨²blicas de Estados Unidos y el Reino Unido llevan 10 a?os embarcadas en el Proyecto Genoma Humano, financiado con casi medio bill¨®n de pesetas y cuyo objetivo es precisamente la obtenci¨®n de los mismos resultados que la empresa privada parece tener ahora al alcance de la mano. El genoma abrir¨¢ un enorme campo al conocimiento de la biolog¨ªa humana y a la prevenci¨®n y el tratamiento de las enfermedades. Las terapias contra las dolencias cardiovasculares y el c¨¢ncer, por citar dos de las m¨¢s importantes, se podr¨¢n personalizar para cada paciente y aumentar enormemente su eficacia. El genoma generar¨¢ tambi¨¦n un negocio biom¨¦dico de cifras incalculables.
Que la iniciativa privada haya tomado la delantera al proyecto p¨²blico ha originado alguna inquietud acerca de la disponibilidad futura de este descubrimiento. Hace s¨®lo tres semanas, Clinton y Blair emitieron una declaraci¨®n conjunta en apoyo del acceso p¨²blico y universal a los datos del genoma, que fue muy bien acogida por cient¨ªficos de todo el mundo. Craig Venter, presidente de PE Celera Genomics, se comprometi¨® a hacer p¨²blicos los datos, limitando la explotaci¨®n comercial a los avanzados programas inform¨¢ticos que ha desarrollado la empresa. Es una buena noticia. Los responsables del proyecto p¨²blico deber¨ªan ahora acogerse a la ¨²nica salida razonable: enterrar el hacha de guerra y entablar con PE Celera Genomics la colaboraci¨®n que interesa a todos los individuos de la especie humana.
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