Tiempos de resistencia M. V?ZQUEZ MONTALB?N
La jactancia es un error. Durante toda la campa?a preelectoral, Xavier Trias dio por sentado que CiU ser¨ªa indispensable para la gobernabilidad de Espa?a, ganara el PP o ganara el PSOE. Otra l¨ªnea argumental fuerte era que el ¨¦xito pol¨ªtico del PP se lo deb¨ªa a CiU, as¨ª como el desplazamiento hacia el centro de una derecha, por fin, civilizada. A la vista de los resultados electorales, CiU no tiene otra salida airosa que ser aceptada como compa?era de viaje por el PP, compa?¨ªa que aunque pueda ser un mero adorno estrat¨¦gico, conlleva una erosi¨®n a medio y largo plazo para los convergentes, no para el PP. Inutilizada la coartada de que la alianza es necesaria para la gobernabilidad, s¨®lo queda la de los beneficios que puede reportar para Catalu?a, esa abstracci¨®n que el pujolismo ha convertido en un aplec interclasista consensuado sobre todo con el empresariado de puente a¨¦reo de altos vuelos.La financiaci¨®n auton¨®mica. ?se es el clavo ardiendo al que se agarra CiU para demostrar lo nacionalista de su apoyo al PP, pero los populares tambi¨¦n han de complacer a un electorado que les dio mayor¨ªa absoluta para que no siguieran regalando dinero a los catalanes en particular y soberanismo a vascos y catalanes. Como hab¨ªa concierto en macroeconom¨ªa, macropol¨ªtica, orden sagrado y matrimonio, el PP desarm¨® su operativo ideol¨®gico en Catalu?a al postergar a Vidal Quadras y no asumir a fondo la guerra de las lenguas. Pero ahora debe complacer al sector cr¨ªtico de su propias bases y en Catalu?a ese sector cr¨ªtico no va a cuestionar concesiones econ¨®micas presupuestables pero pide confrontaci¨®n ling¨¹¨ªstica en un amplio frente al que se han sumado los empresarios para situar el mercado de trabajo al margen de las reglas de la normalizaci¨®n. De ah¨ª que esta vez sea Piqu¨¦ el que haya replanteado una correcci¨®n de la ley del catal¨¢n que es la peor agresi¨®n que pod¨ªa recibir Jordi Pujol en estos momentos.
Si al cabo de cuatro a?os de pulir al PP diamante en bruto, de mostrarle las excelencias de la nueva cocina catalana en su Meca m¨¢s experimental, de ayudarle a gobernar, de instar a Aznar a que siga hablando el catal¨¢n en la intimidad, resulta que no han entendido que la cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica es el ¨²nico hecho diferencial irrenunciable por el pujolismo para seguir detentando la condici¨®n de palo de pajar de una idea de catalanidad, el fracaso del pujolismo es pat¨¦tico. O bien el PP, en efecto, no ha entendido nada o al rev¨¦s, lo ha entendido todo y sabe que la mejor manera de desestabilizar a Pujol antes de negociar es sacarle la lengua o ponerla sobre la mesa. No creo que el PP se tome a fondo lo de la reforma de la ley del catal¨¢n y se mantendr¨¢ en esa posici¨®n para contentar a sus votantes, pero de momento ha colocado a CiU contra las cuerdas de la histeria.
La relaci¨®n entre el PP y CiU ser¨¢ sadomasoquista, s¨¢dica por parte de los populares y masoquista por la de los convergentes, sin f¨¢cil salida a la encerrona que les plantea su socio. Lo necesitan para conservar la mayor¨ªa en el Parlamento y en cambio ellos no son estrictamente necesarios para que el PP gobierne a sus anchas en Espa?a. Si en el Pa¨ªs Vasco el PP ha decidido que el acoso y derribo del PNV beneficia la extensi¨®n social de sus posiciones, en Catalu?a la t¨¢ctica ser¨ªa diferente y se parecer¨ªa mucho al abrazo del oso. Como el nacionalismo pujolista se ha portado bien y no ha pasado de maximalismos epistolares, se merece el abrazo, pero ese abrazo no evita que se le coloque en su sitio y se le vaya quitando aire. De la crisis del pujolismo puede salir a medio plazo una recomposici¨®n del centro derecha catal¨¢n y nada hay sentenciado sobre la formaci¨®n pol¨ªtica llamada a vertebrarlo, sea la metamorfosis de CiU, sea UDC, sea el PP o sea una nueva s¨ªntesis concertable con la Internacional Popular.
Y si Pujol, demasiado acorralado, decidiera jug¨¢rsela a solas reclamando a otras fuerzas catalanas que le ayudaran a salir del abrazo del oso sin pedir imposibles, teme que esa ayuda fuera innegociable o no asumible por la derecha social que hasta ahora ha apoyado a CiU porque era caballo ganador. Que nadie se extra?e si el abrazo del oso del PP a CiU empieza a notarse en algunos medios de comunicaci¨®n catalanes hasta ahora equidistantes entre el cero y el infinito. No s¨¦ si Pujol estar¨¢ muy orgulloso por cu¨¢nto le debe el PP para haber conseguido la soltura con la que escala las monta?as m¨¢s sagradas del poder econ¨®mico y medi¨¢tico catal¨¢n, pero es evidente que CiU no est¨¢ preparada para tiempos y culturas de resistencia.
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