Cuesti¨®n de ideas
Quince a?os atr¨¢s, la noticia de que un Ayuntamiento socialista autorizaba una urbanizaci¨®n junto a un parque natural, se hubiera recibido con una absoluta incredulidad. Muy pocas personas habr¨ªan dado cr¨¦dito a un comentario de esta clase, que la mayor¨ªa juzgar¨ªa malicioso.Hoy, sin embargo, este acontecimiento no sorprende en absoluto, y el hecho de que el Ayuntamiento de Elche permita la construcci¨®n de 1.200 viviendas, en el entorno de las Salinas de Santa Pola, es recibido con naturalidad.
Si el suceso ha saltado a las p¨¢ginas de los diarios no se ha debido, desde luego, a ninguna discusi¨®n pol¨ªtica, ni al enfrentamiento de los partidos presentes en aquel Ayuntamiento. Aqu¨ª, nadie ha alzado una voz. No se ha escuchado una protesta, ni mantenido una discusi¨®n. Todos se han mostrado de acuerdo en consentir esta urbanizaci¨®n. Si el caso ha merecido atenci¨®n de los diarios, se ha debido exclusivamente al rechazo de los grupos ecologistas, opuestos radicalmente a estas edificaciones, y a los incidentes que algunos de sus miembros provocaron durante un pleno municipal.
Aunque, en los ¨²ltimos a?os, nos hemos habituado a situaciones de este tipo, sorprende la diligencia con que el Ayuntamiento de Elche ha aprobado este asunto. Mayor desconcierto provoca advertir que lo ha hecho sin una duda, sin una m¨ªnima objeci¨®n.
Puede Diego Maci¨¤, el alcalde de Elche, justificarse en que el caso ven¨ªa obligado por la existencia de un plan general. Es cierto. Pero uno confiaba en que un pol¨ªtico socialista no se limitar¨ªa a administrar lo inevitable, sino que procurar¨ªa remediar este desastre. No se acomoda todos los d¨ªas una poblaci¨®n de tres mil personas en las lindes de un parque natural.
En esta aton¨ªa del gobierno del Ayuntamiento de Elche, veo yo reflejada la crisis del Partido Socialista de nuestra Comunidad. Cuando se adopta el pragmatismo como ideolog¨ªa, se acaba por justificar cualquier actuaci¨®n. Naturalmente, siempre hay una explicaci¨®n para todo. Ayer, para una dudosa permuta de terrenos; hoy, para un atentado ecol¨®gico.
El problema de estas conductas es que convierten en difusas las fronteras entre los partidos y el desconcierto del elector es considerable. ?Qui¨¦n, a la vista de estos sucesos, podr¨ªa distinguir entre la pol¨ªtica de medio ambiente de los socialistas ilicitanos y la del Partido Popular?
A menudo, los comentaristas de la pol¨ªtica se empe?an en explicarnos la crisis del socialismo valenciano como el resultado de un canibalismo pol¨ªtico. Una guerra, de todos contra todos, sin m¨¢s ¨¢nimo ni aspiraci¨®n que detentar el poder. En mi opini¨®n, estas disputas no ser¨ªan el origen de la crisis, sino su consecuencia. Durante los ¨²ltimos a?os, los socialistas se han despojado de gran parte de su ideolog¨ªa, con el ¨¢nimo de adaptarse a un mundo cambiante. No lo han logrado. El resultado, sin embargo, es un partido sin ideas, donde no es necesario poseer ninguna para aspirar al poder. ?No es natural que, con tan escasas exigencias, se multipliquen los candidatos?
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