Robo de Estado

Cuando alguien que representa los intereses de la colectividad no permite que ¨¦sta se beneficie de las mejoras que le pueden representar billones de pesetas de ingresos a sus arcas p¨²blicas est¨¢ cometiendo un robo de Estado. En el caso de la concesi¨®n de las cuatro licencias de telefon¨ªa m¨®vil de tercera generaci¨®n, por un precio total de 84 millardos, ese alguien ha sido el Gobierno de Espa?a.Parece evidente que la urgencia en la adjudicaci¨®n de estas licencias no obedec¨ªa al inter¨¦s de situarnos los primeros en la vanguardia tecnol¨®gica ni al riesgo de no superar con ¨¦xito las generales del 12 de marzo. Tal "agilidad" s¨®lo buscaba anticiparse al conocimiento p¨²blico del valor real de las mismas. Hubiese sido una decisi¨®n a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de explicar despu¨¦s de conocer los precios que se est¨¢n alcanzando en el Reino Unido (600 millardos por licencia) o Turqu¨ªa (110 millardos), por poner dos ejemplos.

Como ciudadano que dispone del nivel de informaci¨®n "establecido" para su condici¨®n, no puedo llegar a imaginar que, despu¨¦s de las fluidas relaciones entre nuestro presidente y el primer ministro brit¨¢nico, a nuestro estadista no se le haya ocurrido preguntar c¨®mo iban a enfocar en aquel pa¨ªs un asunto de tal envergadura. M¨¢s bien, al contrario, entiendo que su nivel de informaci¨®n ha sido elevado y fiable. Todo ello hace que me sienta robado y enga?ado, sensaci¨®n que, a buen seguro, compartir¨¢ alguno de los votantes populares.-