L¨¢zaro Carreter recibe un homenaje por sus siete a?os al frente de la Real Academia
Socarr¨®n como siempre, agudo y sin perder detalle de todo lo que pasaba por sus ojos, el ex director de la Real Academia Espa?ola (RAE) Fernando L¨¢zaro Carreter recibi¨® ayer un homenaje, "por haber conectado a la Academia con la sociedad y bajar de la c¨¢tedra a la plaza a ense?ar dialogando", dijo su sucesor, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Eso de recibir homenajes o dar el nombre a una calle le suena a L¨¢zaro Carreter a mortuorio. Pero se mostr¨® agradecido, sobre todo por la convocatoria del premio de periodismo que lleva su nombre y que se entreg¨® ayer.
Entre los t¨®picos que m¨¢s aborrec¨ªa hasta ayer el maestro de ling¨¹istas Fernando L¨¢zaro Carreter (Zaragoza, 1923) figura que un oficiante cualquiera, el cura en una boda o el presidente al jubilar al gerente, comience su perorata con aquello de "nos hemos reunido aqu¨ª para...". Y, sin embargo, se dio cuenta ayer de lo "injusto" que era su aborrecimiento, "porque nada mejor se me ocurre ahora que entrar en lo poco que debo decir por ese vest¨ªbulo t¨®pico".Y, tras ponerse las gafas, rodeado de amigos y compa?eros de Academia como Francisco Nieva, Jos¨¦ Luis Pinillos y Jos¨¦ Luis Sampedro, entre otros, no hizo otra cosa que agradecer. Por estar all¨ª, a V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, que, "pose¨ªdo tal vez por la adicci¨®n que produce la autopista", interrumpi¨® sus vacaciones salmantinas. Al C¨ªrculo de Lectores y al grupo Bertelsmann, que tuvo la idea de convocar el Premio Iberoamericano de Periodismo Fernando L¨¢zaro Carreter. Y al jurado ("no s¨¦ c¨®mo hay vocaciones de jueces") que afront¨® la dif¨ªcil tarea de elegir a los ganadores: Fernando Goitia, premio del jurado, y dos acc¨¦sit a Boris Mu?oz y Gabriel Plaza, "y la pura verdad es que han acertado".
Expresi¨®n castiza
Y mientras ¨¦l, serio, segu¨ªa oteando la sala del C¨ªrculo de Lectores donde se le ofreci¨® el homenaje y una copa, rodeado de un centenar de asistentes, su sucesor, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, repas¨® el ayer y hoy de su antecesor. "A pocos conviene el calificativo de fil¨®logo como a ¨¦l. Tuvo la fortuna de, siendo ni?o en el instituto de Zaragoza, que le introdujera en la filolog¨ªa otro privilegiado, Jos¨¦ Manuel Blecua, y m¨¢s tarde incardinarse en la gran escuela filol¨®gica hisp¨¢nica, la de Men¨¦ndez Pidal, D¨¢maso y Amado Alonso. Y, tras la guerra, que tantas cosas destruy¨®, oblig¨® a su generaci¨®n a reconstruir el edificio intelectual y cultural universitario, en concreto en el campo de la filolog¨ªa, en el que Espa?a estaba aislada".
Y L¨¢zaro Carreter, entonces, se adentr¨® "con intuici¨®n de adelantado" en las ideas ling¨¹¨ªsticas del siglo XVIII, reivindicando el siglo ilustrado. "Tuvo el acierto de detectar el valor que los primeros acad¨¦micos otorgaban a la norma de la expresi¨®n castiza del pueblo", subray¨® el actual director de la RAE. Una preocupaci¨®n que traslad¨® a los alumnos desde sus c¨¢tedras en Salamanca (que obtuvo con 26 a?os) y en las universidades Aut¨®noma y Complutense de Madrid y desde donde promovi¨® lo que Garc¨ªa de la Concha defini¨® como "la causa", refiri¨¦ndose a la ling¨¹¨ªstica. En 1992 empez¨® para L¨¢zaro Carreter la tarea de dirigir la Real Academia Espa?ola. Y empez¨® por adecentar su cl¨¢sico edificio. Despu¨¦s renov¨® los estatutos, que se?alan a la Academia como objetivo principal velar por la unidad del espa?ol. Modific¨® los ¨®rganos de gobierno y cre¨® el Instituto de Lexicograf¨ªa. Y sobre ese esqueleto emprendi¨® la ingente tarea de poner al d¨ªa los archivos y las fichas, cambiando el ef¨ªmero papel por el ordenador: cre¨® los dos bancos de datos correspondientes a la lengua moderna y a la antigua desde sus or¨ªgenes.
Pero este c¨¢tedratico y acad¨¦mico, a quien, si no fuera porque se ayuda de bast¨®n, le gustar¨ªa ir a discotecas, no piensa parar a sus 77 a?os. Tras el "alivio" al dejar la direcci¨®n de la RAE se dispone a continuar su voluminosa obra Historia de la lengua literaria. Mientras, vigila el uso del lenguaje desde sus Dardos en la palabra, que publica en este diario.
Babelia
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