Subasta o concurso

Las nuevas tecnolog¨ªas telef¨®nicas constituyen uno de los pilares de la nueva econom¨ªa y del ciclo de prosperidad que se ha instalado en Estados Unidos y que empieza a vivir Europa. La tecnolog¨ªa UMTS, que permite, entre otras cosas, conectar la informaci¨®n de Internet con el tel¨¦fono m¨®vil, es la que ofrece hoy mejores expectativas de desarrollo comercial y econ¨®mico. El procedimiento de concesi¨®n de las licencias que permiten la explotaci¨®n de las nuevas comunicaciones es el primer paso para medir el ¨¦xito de los negocios futuros y el mejor servicio a los usuarios.El Gobierno ha concedido licencias de UMTS a Telef¨®nica, Amena, Airtel y Xfera por el procedimiento de concurso p¨²blico. En Europa se utilizan dos m¨¦todos de concesi¨®n, concurso y subasta, ambos perfectamente leg¨ªtimos. En el primero, el Gobierno decide entre varias ofertas con criterios que no siempre resultan conocidos y que suelen incluir compromisos de inversi¨®n; el segundo es simple y directo, puesto que se concede la licencia a quien m¨¢s paga, sin condiciones a?adidas que puedan originar discrecionalidad. Francia quiere sumarse ya a un m¨¦todo como el del concurso, que tan elevados ingresos ha proporcionado al Reino Unido, casi al tiempo que Telef¨®nica anunciaba su retirada de la subasta para adquirir una de las cinco licencias brit¨¢nicas de telefon¨ªa m¨®vil, prueba evidente de que no debe ser un sistema f¨¢cil.

No existen razones contundentes a favor de uno u otro sistema. Pero parece evidente que la subasta produce mayores ingresos al Estado y genera menos reticencias en la opini¨®n p¨²blica. Suele objetarse que el concurso impone obligaciones de inversi¨®n a los concesionarios, de forma que garantiza mejor la calidad del servicio futuro. Es discutible. No hay por qu¨¦ suponer que los grupos empresariales interesados en rentabilizar su inversi¨®n van a poner en peligro su negocio escatimando en desarrollo simplemente porque no tienen compromisos adquiridos vigilados por el gendarme Estado.

El debate entre subasta y concurso es parte del problema de fondo de la transparencia que debe imponer el Gobierno a sus decisiones, especialmente las relacionadas con negocios privados. En los ¨²ltimos a?os han proliferado concesiones y autorizaciones p¨²blicas en las que se ha detectado informaci¨®n privilegiada. Es responsabilidad del Gobierno acabar con estas distorsiones del mercado. No es admisible la callada por respuesta a tantos casos de descarada especulaci¨®n burs¨¢til.