Los sutiles cambios de Arabia Saud¨ª
ENVIADA ESPECIALArabia Saud¨ª ha recuperado la sensaci¨®n de estabilidad pol¨ªtica. Superada la recesi¨®n econ¨®mica que dej¨® tras de s¨ª la guerra contra Irak, el ¨²nico agente de disensi¨®n interna, el radicalismo isl¨¢mico, parece conjurado. Ni siquiera el inevitable relevo al frente de la jefatura del reino resulta motivo de comentario entre los saud¨ªes. Conformista, pasota o c¨®mplice, la mayor¨ªa se muestra satisfecha con la situaci¨®n a pesar de la ausencia de libertades, y valora sobre todo unas tradiciones y usos sociales que le garantizan una vida sin sobresaltos. Pero, bajo las apariencias, se est¨¢n produciendo peque?os cambios.
Atr¨¢s han quedado los atentados antinorteamericanos de Riad (noviembre de 1995) y Jobar (junio de de 1996), las huelgas y manifestaciones de los islamistas para protestar por la presencia de tropas extranjeras e incluso los disturbios de la minor¨ªa shi¨ª en la provincia Oriental. Los varios miles de soldados estadounidenses estacionados en el reino se han encerrado en la base a¨¦rea de Jarj, a un centenar de kil¨®metros al sureste de Riad, donde pasan inadvertidos para los saud¨ªes m¨¢s rigoristas.
"Parece que [la inestabilidad] ha desaparecido, pero la verdadera legitimidad y coherencia del r¨¦gimen resultan m¨¢s d¨¦biles", declara a EL PA?S desde su exilio londinense Saad al Faguih, uno de los principales activistas de aquellos a?os de protestas. En su opini¨®n, la apariencia de estabilidad es fruto de "la represi¨®n que ha convertido la oposici¨®n abierta en clandestina". Sin embargo, ni la presencia de las fuerzas de seguridad es tan evidente como en Irak o Siria, ni la gente muestra el temor a hablar con el extranjero que es habitual en los sistemas totalitarios.
"El Gobierno no necesita utilizar mano dura, porque la gente conoce las normas y adem¨¢s teme los costes sociales del cambio", aseguran fuentes diplom¨¢ticas occidentales. No obstante, distintas voces reconocen que se ha producido un aumento de las medidas de seguridad y tambi¨¦n que la familia real ha hecho algunos gestos para apaciguar las voces cr¨ªticas. Entre ¨¦stos destaca la puesta en libertad, el verano pasado, de tres jefes religiosos (los jeques Safa Hawali, Salman Audah y Naser Omah) encarcelados en 1994 por criticar a la familia real, a la que acusaban de corrupci¨®n y falta de rigor en la observancia de la ley isl¨¢mica.
Tanto analistas saud¨ªes como observadores occidentales coinciden en citar al pr¨ªncipe heredero Abdal¨¢ como el responsable de los sutiles cambios que se est¨¢n produciendo. Dado el delicado estado de salud del rey Fahd, que a sus 80 a?os ha sufrido varias embolias, es su medio hermano Abdal¨¢, apenas dos a?os m¨¢s joven, quien desde hace algunos a?os lleva de facto las riendas del poder. Convencido de la necesidad de reformas econ¨®micas y sociales, o bien asesorado por el equipo de tecn¨®cratas de su corte, lo cierto es que ha sido ¨¦l quien en los dos ¨²ltimos a?os ha restringido gastos en el Gobierno y en la corte, el que ha introducido Internet, ha hablado en alto sobre los derechos de la mujer o ha impulsado la nueva ley de inversi¨®n extranjera, aprobada esta semana.
"Es mucho m¨¢s estricto en los gastos", explica un joven empresario muy pr¨®ximo a la familia del heredero. Cita como ejemplo su decisi¨®n de retirar las l¨ªneas telef¨®nicas gratuitas de las que hasta ahora dispon¨ªan los 15.000 miembros de la familia real. "Cada pr¨ªncipe ya s¨®lo tiene derecho a una", dice.
"Se est¨¢ produciendo un cambio de forma de pensar, que no se ve, ni se oye, ni se lee en los peri¨®dicos", asegura Usama M.al Kurdi, secretario general del Consejo Saud¨ª de C¨¢maras de Comercio e Industria. Aunque el cambio es apenas evidente, existe, eso s¨ª, una nueva realidad: acabada la ¨¦poca de los petrod¨®lares y con una tasa de crecimiento del 3,5%, el Gobierno no puede seguir garantizando empleos p¨²blicos para todos, subvencionando precios y dependiendo del ej¨¦rcito de casi siete millones de trabajadores extranjeros que garantizan el funcionamiento del pa¨ªs (19 millones de habitantes).
"Hay indicios de que algo se mueve", asegura un diplom¨¢tico occidental, "la familia real es consciente de la necesidad de reformas modernizadoras, pero tambi¨¦n encuentra resistencias, y no hay que olvidar que nos encontramos en un interregno". En todo caso, coinciden diversos interlocutores, se trata de reformas impuestas para no perder el tren del desarrollo y destinadas a mantener el statu quo.
[El Gobierno saud¨ª confirm¨® ayer que se le ha amputado la mano derecha a dos convictos en aplicaci¨®n de la ley isl¨¢mica, informa Reuters.]
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