VISTO / O?DO Los fabianos
Bailar¨ªn y cantar¨ªn veo a Berlusconi: celebra su ¨¦xito en las elecciones regionales italianas y las considera, puede que con raz¨®n, un adelanto de las generales. Y en Espa?a, la prensa adicta se ufana: nos est¨¢n imitando, la izquierda se hunde y la derecha sale adelante. ?Como aqu¨ª! Por fin, el italiano es tan inteligente como el espa?ol: el italiano de derecha, se entiende, porque a la izquierda le ha abandonado el esp¨ªritu (con min¨²scula, como lo pon¨ªa Sartre: "l?esprit est ¨¤ gauche"). Ya lo dec¨ªa Franco: Espa?a es la adelantada de la civilizaci¨®n de Europa, y por eso le llamaron "centinela de Occidente". No es una noticia grata para la izquierda que lo que se llam¨® Olivo, una coalici¨®n presidida por uno de esos antiguos comunistas que ahora sirven para todo (y es que no tienen desperdicio), se desarbole. El consuelo de pensar que tampoco es una izquierda real no es suficiente: pero es que no hay otra. Ahora nuestro partido socialista est¨¢ prepar¨¢ndose para reaparecer: una comisi¨®n provisional prepara un congreso que nombrar¨¢ a un secretario general, pero que no ser¨¢ el candidato o jefe de la oposici¨®n en la C¨¢mara bipartidista: para eso hay que esperar a septiembre. Han ca¨ªdo en el fabianismo.
El fabianismo fue una doctrina socialista brit¨¢nica muy intelectual (Wells, Shaw), que entendi¨® que no ten¨ªa ninguna prisa. Su nombre ven¨ªa de un general romano: Quinto Fabio M¨¢ximo, llamado Cunctator. Con el tiempo (cunctando) salv¨® la Rep¨²blica, se dec¨ªa de ¨¦l. No ten¨ªan prisa los socialistas fabianos: es verdad que los mineros galeses mor¨ªan de consunci¨®n, que los irlandeses sufr¨ªan un hambre end¨¦mica y que en los docks de Londres la prostituci¨®n, la ginebra y el crimen corr¨ªan velozmente. Pero ellos prefer¨ªan esperar. Poco a poco fueron entrando en los gobiernos, y evolucionando: hasta llegar a Tony Blair. Ya saben: Tony Blair.
Ha sido un camino lento desde 1884. (Hay que distinguir entre Aznar y Berlusconi. Berlusconi es un empresario y Aznar un gobernante de empresarios. Berlusconi es alegre, y su televisi¨®n ha sido siempre divertida y sin prejuicios. En realidad, no s¨¦ qu¨¦ decir para mejorar al otro y alentar a los fabianos espa?oles, que esperan que el tiempo salve a la Rep¨²blica. M¨¢s a la Monarqu¨ªa: comprenden bien que ¨¦ste es tiempo de reyes, aunque no sean como antes: y de espadas, aunque ya no haya espadones. Se va a Kosovo: un general nuestro dispone de los 40.000 hombres del ej¨¦rcito de intervenci¨®n: a ¨¦l la Legi¨®n).
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