Misi¨®n (casi) imposible
Una de las pocas, sino la ¨²nica cosa sensata que ha hecho la camada mandona de los socialistas valencianos en los ¨²ltimos meses ha sido acordarse de Francisco Granados, sugerir su nombre para presidir la comisi¨®n gestora y aceptarlo despu¨¦s sin apenas reticencias. En realidad, tampoco ten¨ªa d¨®nde elegir, habida cuenta de la escabechina llevada a cabo entre los candidatos que se han ido proponiendo para el cargo. Tanto es as¨ª que la necesidad ha sido m¨¢s determinante que la lucidez, don del que ya no se tiene memoria en el seno del PSPV.Pero no concluyamos de lo dicho que Granados es tan s¨®lo el recurso ¨²ltimo a falta de otros mejores. A nuestro entender, su nombre ha prosperado por una serie de circunstancias que, junto a la anotada -la necesidad-, permiten alentar fundadas esperanzas en el buen fin del cometido. Su disponibilidad, a este respecto, ha sido decisiva, a pesar del sacrificio profesional que implica, as¨ª como el firme convencimiento de que por su compromiso ideol¨®gico y partidario, le incumb¨ªa asumir este desaf¨ªo. A sus 63 a?os, y aligerado de ambiciones pol¨ªticas, org¨¢nicas e institucionales, se ha sentido obligado y legitimado para sosegar a sus cofrades y restaurar la cordura perdida.
No obstante sus acreditadas cualidades personales -experiencia, templanza, sentido jur¨ªdico y etc¨¦tera-, no lo va a tener f¨¢cil, pues se apresta a la misi¨®n casi imposible de que sus cofrades se conciencien de cu¨¢n grave y hondo es el mal que les aqueja y las mutuas concesiones que habr¨¢n de hacerse para establecer unas pautas de entendimiento, hoy por hoy trabadas de tanto personalismo, taifato y est¨²pida codicia como aflora. En este sentido, no sabr¨ªamos decir si su desconocimiento de las entretelas partidarias -saber qui¨¦n es qui¨¦n en el enjambre socialista y cu¨¢les sus motivaciones- constituye una ventaja o su contrario. Lo que s¨ª podemos afirmar es que Granados tratar¨¢ de comprender todos los intereses confrontados, sin alistarse en ninguno que no sea el general y m¨¢s justo. En ese punto es una garant¨ªa.
De los muchos escollos que le esperan, ninguno a nuestro entender tan arduo como el de neutralizar la carcoma ciscarista, autoinvestida en el seno del partido de un hegemonismo que nunca hasta ahora se ha probado, ni por la cuant¨ªa de sus feligreses ni, mucho menos, por la excelencia de sus propuestas program¨¢ticas u organizativas. Lo suyo ha venido siendo un intento sistem¨¢tico, a veces consumado, de podar cualquier innovaci¨®n o liderazgo ajeno. Ahormar ese factor desestabilizador ser¨¢ sin duda un reto que Granados habr¨¢ de afrontar con mejores armas que la paciencia y el di¨¢logo. Los compa?eros no est¨¢n por la labor si ello implica una merma de su da?ina prepotencia.
Tambi¨¦n es verdad que en este via crucis que emprende esta suerte de mirlo blanco, decimos del presidente de la gestora, no todo son espinas. Como contrapunto del conflicto se ha ido condensando una corriente partidaria realmente renovadora y generosa que apunta m¨¢s lejos y m¨¢s alto. Est¨¢ ah¨ª, como un futurible, y bien har¨¢ en aflorarla este caballero de lanza en astillero.
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