Simpleza ¨¦tnica

En la ¨²ltima campa?a electoral, Arzalluz acus¨® a los partidos no nacionalistas de utilizar "el mensaje de la maleta" para asustar a los inmigrantes con la idea de que si ganaban los nacionalistas tendr¨ªan que irse de Euskadi. El domingo, en su discurso del Aberri Eguna, aludi¨® de nuevo a los inmigrantes, pero esta vez para decir que sin ellos "habr¨ªamos podido hacer un refer¨¦ndum [de autodeterminaci¨®n] y ganarlo".El discurso de la maleta no fue un invento de los espa?olistas: fue un nacionalista, Ram¨®n Labayen, ex consejero de Cultura del Gobierno vasco a comienzos de los ochenta, quien habl¨® de los inmigrantes que "vinieron con su maleta y con su voto". La idea de un voto maketo que estar¨ªa proyectando una imagen electoral deformada de la realidad vasca es tan vieja como el nacionalismo. En 1983, a prop¨®sito de la elecci¨®n de un alcalde socialista en Ir¨²n, otro ex miembro de la direcci¨®n del PNV, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Azurza, se lamentaba en un art¨ªculo de prensa de que la ley electoral no consagrase "diferentes grados de valor del voto para nativos y advenedizos", entendiendo por tales a "las personas que vinieron a estas tierras con posterioridad a la guerra civil (...), desfigurando el panorama urbano y de composici¨®n humana de esta provincia".

Un nacionalismo ¨¦tnico, improbable ya en tiempos de Arana, es imposible hoy. Seg¨²n el estudio del dem¨®grafo Jos¨¦ Aranda, publicado hace dos a?os basado en el censo de 1991, la cuarta parte de los matrimonios de Euskadi est¨¢n formados por una persona nacida en el Pa¨ªs Vasco y otra proveniente de otro lugar; de los 2,1 millones de habitantes de Euskadi, 650.000 han sido alumbrados por madres originarias de otra comunidad. Los vascos con sus cuatro abuelos tambi¨¦n vascos -es decir, sin un inmigrante entre sus antecesores m¨¢s inmediatos- suponen un tercio de la poblaci¨®n. Si el criterio de nacionalidad fuera la posesi¨®n de apellidos vascos, como propon¨ªa Arana, se estar¨ªa excluyendo al 79,5% de los habitantes de la Comunidad Aut¨®noma Vasca. Y lo mismo sucede en Navarra.

Una construcci¨®n nacional que excluya a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no puede ser democr¨¢tica. Esta reca¨ªda en el etnicismo estaba en la l¨®gica del planteamiento soberanista. La contradicci¨®n entre la apuesta por un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, y la evidencia de que al menos la mitad de la poblaci¨®n vota a partidos no nacionalistas -con el dato a?adido de la reciente victoria del PP en las tres capitales-, est¨¢ llevando a cuestionar la igualdad del voto de todos los ciudadanos. Expl¨ªcito en el caso de HB e impl¨ªcito en el del PNV. Al culpar a los inmigrantes y a sus hijos de la imposibilidad de una victoria electoral del independentismo, Arzalluz no s¨®lo vuelve a ponerse la venda (en los ojos) antes de la herida, sino que avanza un paso m¨¢s en la involuci¨®n del nacionalismo democr¨¢tico hacia el primitivismo etnicista de Arana.