El Madrid exprime unos minutos locos de Anelka

Unos minutos locos de Anelka le arreglaron la vida al Real Madrid en Montju?c. En el mismo campo en el que se despidi¨® hace tres d¨ªas de la Copa, el equipo madridista experiment¨® una mejora que le permitir¨¢ encarar los tres ¨²ltimos partidos de Liga sin la desesperaci¨®n que le hubiera sobrevenido caso de haber perdido de nuevo. Sin alardes, el Madrid apunt¨® algunos s¨ªntomas positivos como la evoluci¨®n de jugadores como McManaman, Balic o el propio Anelka y su capacidad para agruparse en torno a Redondo mejor de lo que lo hizo el mi¨¦rcoles.El Espanyol, sin la tensi¨®n y el punch del d¨ªa de la Copa y sin jugadores tan capitales como Galca, Roger y Tamudo, perdi¨® la preponderancia en sus acciones y estuvo a mucha distancia de entonces. La ausencia del rumano y del ex azulgrana la pag¨® el Espanyol con la entrega al Real Madrid de la batuta y del ritmo de juego y con la p¨¦rdida de jugadores que le dieran proyecci¨®n con sus env¨ªos desde atr¨¢s y de un delantero de la movilidad y la capacidad para inventar remates de Tamudo.

El Real Madrid se hizo cargo del juego a las primeras de cambio y al Espanyol no pareci¨® importarle mayormente. El equipo blanquiazul confi¨® en exceso en la verticalidad de su juego. Una capacidad para plantarse en un visto y no visto ante Casillas de la que tir¨® nada m¨¢s empezar el partido con un bal¨®n que rob¨® Toni, centr¨® Posse y Arteaga envi¨® al palo. Era el minuto tres y el Madrid empezaba a temer lo que le pas¨® el mi¨¦rcoles, quedar impune ante la r¨¢faga de ocasiones del Espanyol. Pero nada de eso sucedi¨® porque el equipo madridista, con tres centrales (Campo, Karanka y Julio C¨¦sar), le cerr¨® mucho mejor los caminos al Espanyol.

Continu¨® el equipo madridista con su propensi¨®n a encomendar a Geremi sus aproximaciones ofensivas. Pero Balic se hizo notar m¨¢s que Savio y sac¨® un par de destacables disparos lejanos. Roberto Carlos, por otra parte, se dej¨® notar mucho m¨¢s que Karanka, que el d¨ªa anterior hab¨ªa ocupado el puesto de lateral izquierdo. Del brasile?o tuvo que cuidar De Lucas, sustituto de Galca pero tirado a la derecha, mientras que Toni Velamaz¨¢n compart¨ªa el papel de medio centro con Sergio.

La reaparici¨®n de Anelka fue asombrosa. El franc¨¦s hizo dos partidos en uno. Pas¨® de inc¨®gnito tres cuartos de hora y, como por arte de magia, enlaz¨® cuatro acciones decisivas en los siete primeros minutos de la segunda parte. En la primera de ellas decant¨® el partido. Enganch¨® un bal¨®n en la l¨ªnea de tres cuartos -con el espacio por delante en el que se hace soberano su largu¨ªsimo tranco- y en su aceleraci¨®n se llev¨® como un im¨¢n a tres defensas del Espanyol. Todo ello, con un ojo en Balic, que entraba por la izquierda y que, antes de pisar ¨¢rea ya hab¨ªa recibido el bal¨®n como una perita en dulce. Esta vez, a diferencia del minuto 94 del pasado encuentro, el bosnio no perdon¨® con su tiro raso y cruzado. El Madrid no acert¨® con la puntilla en los minutos locos de Anelka que, en un alarde de altruismo y tras llegar a la l¨ªnea de fondo, cedi¨® otro magn¨ªfico bal¨®n atr¨¢s a Balic, forz¨® una tarjeta para Nando cuando se escapaba sin remedio de nuevo por la izquierda y oblig¨® a trabajar a Mora con un remate. Todo en siete minutos. Y todo despu¨¦s de que se hubiera pasado 45 minutos en los que no desminti¨® ese aire que transmite, como el de alguien con quien no va la cosa, en los que no fue ni capaz de hacer su jugadita ni de conchabarse con sus compa?eros. No se gana la complicidad de casi nadie, eso est¨¢ claro.

El Espanyol, que perdi¨® su primer partido en Montju?c desde que es dirigido por Flores, no tuvo capacidad de respuesta al gol madridista a pesar de un tiro de Toni Velamaz¨¢n. Las paradas de m¨¦rito de Casillas se dan ya por supuesto. Y esa es una constante inherente al equipo madridista.

Del Bosque le dio una trascendencia supina al partido, o al menos eso es lo que deja traslucir el hecho de que mantuviera todo el tiempo en la cancha a Ra¨²l, que anda con la gasolina justa. El delantero madridista, adem¨¢s, tuvo ayer que auxiliar de lo lindo a la l¨ªnea de recuperaci¨®n madridistaporque de lo contrario no le sal¨ªan las cuentas de los tres centrales a su t¨¦cnico. Entre una cosa y otra, era de todo punto imposible que Ra¨²l amedrentase a la defensa del Espanyol. Pero lo hizo. Porque, adem¨¢s de transformar el m¨¢s que discutible penalti de Arteaga a McManaman, estuvo en la g¨¦nesis de la acci¨®n. Fue una penetraci¨®n suya hasta la l¨ªnea de fondo, por la izquierda, con un centro que sutilmente, y ante la imposibilidad de llegar al bal¨®n de pleno, roz¨® Anelka para la entrada de McManaman. Del Bosque no le dio descanso siquiera entonces a Ra¨²l con el partido ya decidido a falta de un cuarto de hora. El Espanyol acab¨® empujando pero casi por inercia, sin acierto, sin excesivo convencimiento y sin excesivos recursos para cambiar el ritmo de juego que, durante toda la segunda parte, fue dominado sin estridencias por un Madrid que sald¨® con bien su doble visita a Montju?c .