Finito se cierra la puerta del Pr¨ªncipe
Finito de C¨®rdoba se li¨® a pinchar al sexto toro y con ello cerr¨® la puerta del Pr¨ªncipe que ten¨ªa abierta de par en par.Cuando recibi¨® de capa al sexto toro, esa puerta del triunfo y de la gloria estaba cantada para Finito. Se sospecha que ya la ten¨ªa cantada al empezar la corrida.
La afici¨®n sevillana se hab¨ªa hecho finitera, seguramente despu¨¦s de su brillante actuaci¨®n el pasado domingo, en la que tuvo asimismo abierta la puerta del Pr¨ªncipe y se la cerr¨® en el sexto toro tambi¨¦n con la espada.
El desquite hab¨ªa de llegar y Finito se lo gan¨® toreando por derechazos al tercer toro. Le dio derechazos a manta, todos ellos de mano muy baja, largo recorrido e irreprochable ligaz¨®n. Con la izquierda, en cambio, se limit¨® a un somero apunte: unos pocos naturales de temple aleatorio y ah¨ª se acab¨® la historia del toreo fundamental. Volvi¨® a los derechazos ahora desde la verticalidad, elev¨® la categor¨ªa de la faena con los pases de pecho, se trajo al toro mediante ayudados hondos rodilla en tierra y lo tumb¨® de una estocada trasera. Y cayeron las dos orejas, pedidas por aclamaci¨®n.
Domecq / Romero, V¨¢zquez, Finito Toros de Juan Pedro Domecq, de escaso trap¨ªo excepto 4? y 5?, varios sospechosos de pitones; encastados y nobles en general
3?, al que casi se le simul¨® la suerte de varas, pastue?o, premiado con vuelta al ruedo. Curro Romero: estocada corta a paso banderillas (silencio); media perpendicular ech¨¢ndose fuera (silencio). Curro V¨¢zquez: estocada corta ca¨ªda (silencio); media estocada baja, rueda de peones, descabello y se echa el toro (pitos). Finito de C¨®rdoba: estocada trasera (dos orejas); tres pinchazos y estocada corta (ovaci¨®n). Plaza de la Maestranza, 2 de mayo. 10? corrida de feria. Lleno.
Una anal¨ªtica acerca de los valores de la faena de Finito que la hicieron acreedora de los m¨¢ximos trofeos a lo mejor planteaba dudas y abr¨ªa un cap¨ªtulo de reparos. Pero eso ya ser¨ªa ganas de enredar, empe?o de eruditos a la violeta, porque no sirve para nada. Concedidos que fueron, las reclamaciones al maestro armero.
Adem¨¢s, el toro, de escaso trap¨ªo y bondad infinita, tampoco hab¨ªa sido picado en regla: con una ca¨ªda del picador, que desmont¨®, m¨¢s un leve picotazo, qued¨® resulta y casi simulada esta suerte b¨¢sica. El picador, despedido de la silla de forma violenta, se desplom¨® sobre el toro y menos mal que resbal¨® por el morrillo y los bifes angostos, pues si llega a caerle de lleno encima lo desloma. Toda la emoci¨®n y la prueba de bravura de la suerte de varas qued¨® en ese lance azaroso; y, sin embargo, le dieron al toro una solemne vuelta al ruedo. De manera que vaya un premio por otro, y aqu¨ª paz, despu¨¦s gloria.
La corrida de Juan Pedro Domecq, en realidad, dio un resultado excelente. Trap¨ªo tendr¨ªa poco mas desarroll¨® la nobleza propia de los toros bravos, y de esta alta categor¨ªa -la cabal bravura- a¨²n hubo alguno. As¨ª el lidiado en quinto lugar, que tom¨® dos varas recrecido y metiendo los ri?ones, con absoluta fijeza. O sea, que no se trataba del toro aborregado y d¨®cil, sino del encastado, al cual no basta con pegarle pases mirando al tendido sino que precisa del toreo bueno (bajarle la mano, mandarle en el recorrido, tal que Finito al de la vuelta al ruedo), para sacarle partido y dominarlo.
Curro Romero y Curro V¨¢zquez, sin ir m¨¢s lejos, no estaban por la labor y fracasaron estrepitosamente. Curro Romero, con absoluta evidencia -es decir, sin disimulos- pues pretend¨ªa dar derechazos encorvado desde la lejan¨ªa, alargando el brazo, presentando el pico, mientras met¨ªa la tripa y sacaba prominente e imp¨²dica salva sea la parte.
Unas ver¨®nicas de recibo, otras de un quite sucintamente esbozadas, las medias ver¨®nicas correspondientes, no pod¨ªan condonar aquellos estrafalarios modos, luego empeorados al trastear desastrados macheteos, que no toleran ni la academia ni el m¨¢s elemental decoro.
El caso de Curro V¨¢zquez tampoco presenta buen aspecto. Se le vio medio inhibido, medio acomplejado; acaso falto de sitio, baja la moral. Y las culpas no las ten¨ªan sus toros, que sacaron la encastada nobleza de la corrida entera. Curro V¨¢zquez empez¨® a mostrar sus carencias al entrar a un quite por ver¨®nicas en el primer toro, y realizarlo sin reuni¨®n ni quietud.
Alg¨²n detalle de torer¨ªa luci¨® Curro V¨¢zquez en el segundo toro de la tarde -par de redondos, cierto natural, la trincherilla; poca cosa-, mientras al bravo quinto, tras tantearlo sin poder evitar un menudeo de enganchones, le intent¨® un derechazo y se lo quit¨® de en medio. De donde cabe deducir que no lo quiso ni ver.
Recibi¨® Finito de C¨®roba con vibrantes ver¨®nicas al sexto -un aut¨¦ntico bomb¨®n de principio a fin-, y no import¨® que echara la pierna atr¨¢s para que se las aclamaran. Lo tore¨® luego por derechazos con la suerte descargada sin el menor disimulo, intercal¨® unos naturales de compromiso,abus¨® del pico descaradamente... Y apenas hubo empezado la sesi¨®n rompi¨® la banda a tocar, y el p¨²blico a aplaudir, y ese vendaval de triunfalismo abr¨ªa de par en par la puerta del Pr¨ªncipe.
Pocas veces este torero -ni ning¨²n otro- habr¨¢ tenido tan a la mano el refrendo de la afici¨®n sevillana, el triunfo total, la posibilidad de ascender a la gloria franqueando el m¨ªtico portal de la Maestranza. Y, sin embargo, se li¨® a pinchar.
Desde su faena de muleta al sexto toro del pasado domingo (un d¨®cil becerrote, en realidad), se ha venido hablando de la resurrecci¨®n de Finito de C¨®rdoba; de su vuelta al toreo puro e inspirado que interpretaba como nadie ya en su ¨¦poca de novillero y le vali¨® ser considerado uno de los toreros m¨¢s interesantes (y con mayor futuro) de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Tiempo adelante atraves¨® un bache profundo, del que sali¨® el pasado domingo en la Maestranza y en esta segunda comparecencia quiso demostrar que ya pisa terreno firme, camino del ¨¦xito. Pero quiz¨¢ no est¨¦ tan claro.
Un torero satisfecho
"Estoy contento. Me hac¨ªa falta cuajar un toro en Sevilla y hoy he cuajado dos. No salir por la puerta del Pr¨ªncipe me disgusta, pero no es de las tardes que est¨¦ m¨¢s enfadado conmigo mismo". As¨ª de satisfecho (y tranquilo) estaba anoche Finito de C¨®rdoba, pese a haber perdido la opci¨®n de convertirse en el claro triunfador de lo que va de Feria.Quiz¨¢s fuese porque sab¨ªa la repercusi¨®n que esta tarde puede tener en su temporada e incluso en su carrera, que parece apuntar hacia arriba de nuevo: "Espero que esto sirva para que las empresas importantes se vuelvan a acordar de m¨ª y vuelva a verme en los carteles con figuras de los que sal¨ª hace cuatro o cinco a?os.
"De todas formas, triunfar aqu¨ª o en Madrid te abre muchas puertas, pero luego hay que volver a estar a la misma altura en todas esas plazas", dec¨ªa el torero, consciente de la responsabiliad que ahora le llega. Todo por una sustituci¨®n. "No hay mal que por bien no venga", concluy¨® Finito.
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