El Valencia se pega otra gran noche

VALENCIA4

BARCELONA

1

En el ¨²ltimo minuto de un partido extenuante, el lateral izquierdo Carboni, a punto de cumplir los 35 a?os, se sac¨® de la manga una arrancada extraordinaria, llena de fuerza y de clase, cedi¨® atr¨¢s y el Piojo, in¨¦dito todo el partido, ech¨® chispas del poste con un gol que le da tres tantos de ventaja al Valencia. Mestalla vivi¨® una gran fiesta en la que el Valencia puso la ambici¨®n y el Bar?a la t¨¦cnica. El equipo de C¨²per se desgast¨® hasta el l¨ªmite para tratar de atrapar una ventaja sabrosa.Y al final, por pura ambici¨®n, lo consigui¨®. A puro golpe de ri?¨®n, el Valencia se llev¨® dos goles de ventaja en una primera parte que, hasta el ¨²ltimo minuto, hab¨ªa controlado perfectamente el Bar?a. El partido no pod¨ªa ser de otra manera, naci¨® desbordado de adrenalina. Desbocado. Como quer¨ªa el Valencia. De una porter¨ªa a otra. Desde el primero minuto. Y en estos casos quien primero pide la palabra es Mendieta, que estaba en todas. En una de ellas centr¨® para que Angulo, tras una dejada de Pellegrino dentro del ¨¢rea, abriera la eliminatoria. Curiosamente, Pellegrino tambi¨¦n estar¨ªa despu¨¦s en el otro gol, pero esta vez lo emboc¨® en su propio arco. Cosas del destino. Ca?izares se lo recrimin¨® de mala manera.

Rivaldo replic¨® de inmediato. Tres defensas. S¨ª. El Bar?a era fiel a s¨ª mismo. Por la izquierda descubri¨® su mejor camino hacia el gol el conjunto azulgrana, habida cuenta de la flojera defensiva de Angulo y de la explosividad de Zenden. En una de ¨¦sas llegar¨ªa el empate, el centro raso de Zenden lo introdujo en su propia puerta Pellegrino, ante la desesperaci¨®n de la grada. Transcurrido un cuarto de hora, Guardiola ordenaba el tr¨¢fico y Rivaldo amenazaba a Ca?izares con un tratado de remates. El Valencia se hab¨ªa encomendado ya al contragolpe. Ya se sabe: el que pintan Mendieta, Kily y el Piojo. Parad¨®jicamente, ser¨ªa el Bar?a el que sacar¨ªa ventaja de esta suerte: con el autogol de Pellegrino.

El empate apacigu¨® el choque. Y sobre todo al p¨²blico, que hab¨ªa estado enloquecido. Gabri trabaj¨® a destajo para tapar a Kily, el ¨²nico que parec¨ªa amenazar la estabilidad azulgrana. En cuanto al duelo entre Guardiola y Gerard, se impuso claramente el 4 del Bar?a, que marc¨® los tiempos del choque. A Gerard, en cambio, le falt¨® la chispa que exhibi¨® en anteriores citas. Farin¨®s, por contra, s¨ª dio cumplida respuesta a Guardiola. Desde el ombligo del juego, fue el alma del Valencia.

El Bar?a, entonces, se confi¨®. Quiso vivir de las rentas, una opci¨®n muy arriesgada cuando uno se enfrenta con el Valencia, que va a morir en el intento. Penetr¨® otra vez el Kily, Gabri se arrug¨® porque ya ten¨ªa una tarjeta, y el centro venenoso del argentino lo empal¨® Angulo, que est¨¢ en vena. A partir de ah¨ª, no hab¨ªa duda, el jugador asturiano del Valencia era el hombre del partido. Atraviesa un momento de forma f¨ªsica extraordinario, lo que le permite jugar con la quinta todo el encuentro. Mestalla rugi¨® de nuevo y entendi¨®, al igual que su equipo, que era el momento, al borde del descanso, de sacar tajada de la euforia. Impuso un ritmo tremendo el grupo de C¨²per y de ah¨ª Angulo se sac¨® un penalti de la manga en el que pic¨® Puyol. Y el ¨¢rbitro, por supuesto. Bajo las mismas coordenas comenz¨® la segunda parte. El cuero, para el Bar?a, o sea Guardiola; y el desgaste f¨ªsico, la entrega descomunal y la excitaci¨®n para el Valencia.

El conjunto de C¨²per dio s¨ªntomas de cansancio, l¨®gicamente, y hubo de dejar de presionar. El Barcelona, sin embargo, tampoco estaba para tirar cohetes y no supo qu¨¦ hacer con tanto bal¨®n. En ¨¦sas estaban cuando el Valencia se agarr¨® al esp¨ªritu indomable de Farin¨®s, que se puso a mandar de puro coraje. Con todo el mundo sin aliento, el grupo de C¨²per, no se sabe de d¨®nde sac¨® las fuerza, a¨²n dispar¨® un par de contragolpes que pusieron contra las cuerdas a Hesp. En una de ellas, Carboni abri¨® una brecha de tres goles en la eliminatoria.