Los leones vuelven a Roma
Los paisajes deslumbrantes de Marruecos han sido el escenario de Gladiador, la ¨²ltima pel¨ªcula firmada por el brit¨¢nico Ridley Scott, que se estrena el viernes en Espa?a. Una superproducci¨®n que ha costado 17.000 millones de pesetas, de la que es estrella absoluta Russel Crowe, actor neozeland¨¦s nacionalizado australiano, famoso por su interpretaci¨®n en el filme Insider. Contra lo que pueda parecer a simple vista, Gladiador no es una mera pel¨ªcula de romanos, un g¨¦nero al que Hollywood recurri¨® con entusiasmo en los a?os cincuenta, sino un filme que, en palabras de su director, "narra la historia de un hombre que se ve privado de sus afectos y de su tierra y mantiene una lucha interior entre sus deseos de venganza y la consciencia de las intrigas ligadas al poder".La historia, -"en perfecto equilibrio entre realidad y fantas¨ªa", reconoce el propio Scott- se desarrolla en el a?o 185 despu¨¦s de Cristo, en Roma, y tiene como protagonista principal a M¨¢ximus, un valeroso general de las legiones romanas al que el emperador Marco Aurelio designa su sucesor. Una decisi¨®n que desata las iras de Commodus, hijo leg¨ªtimo de Marco Aurelio, que despoja a Maximus de su cargo, de sus bienes y de sus seres queridos y lo reduce a la esclavitud, convirti¨¦ndolo en gladiador, condenado a jugarse la vida en el circo para diversi¨®n de su verdugo. Un papel cargado de dramatismo que Crowe se ha tomado muy en serio, pero con el que intenta tambi¨¦n distraer al espectador. "Me he preparado para interpretar a este general recordando lo que me divert¨ª cuando era peque?o con las haza?as de Espartaco o de Ben-Hur", dice el actor.
Lecturas y visionado de filmes antiguos aparte, el actor ha tenido que ejercitarse enormemente para encajar en el f¨ªsico poderoso de Maximus. En Gladiador, Crowe, de 35 a?os, aparece en plena forma f¨ªsica y con 23 kilos menos de los que le lastraban en su papel de Insider. Aun comprendiendo el dolor del ex general romano reducido a la categor¨ªa de bestia por el p¨¦rfido Commodus (papel interpretado por Joaqu¨ªn Phoenix), el actor ha reconocido, sin embargo, que detesta la violencia. "Odio cualquier tipo de competici¨®n", explica, "lo que me gusta es tocar con mi banda de m¨²sica en Sydney". Crowe, uno de los solteros de oro del cine actual, ha construido su carrera con papeles enormemente diversos. Desde el polic¨ªa de sonrisa ir¨®nica de L.A. Confidential al jugador de hockey de Mistery, Alaska, hasta el gladiador Maximus acosado por los deseos de venganza.
Los muchos admiradores de este actor, que vive alejado de Hollywood, en su finca de Australia, han visto en ¨¦l las cualidades de un nuevo Marlon Brando. Algo que Crowe rechaza inc¨®modo. "Hay que andar paso a paso. Me inclino ante los grandes actores que han llegado antes o despu¨¦s que yo al cine: el gran Al Pacino, Harvey Keitel, y los j¨®venes Edward Norton, el magn¨ªfico Joaqu¨ªn Phoenix... Dejemos la competici¨®n para la arena, y no me refiero precisamente a la del rugby, que puede parecerse bastante a la lucha de los gladiadores. Me gustan los desaf¨ªos menores y nunca me he puesto medallas de general".
El mundo de los gladiadores retratado por Ridley Scott con su magistral mano es sangriento y brutal, pero el director brit¨¢nico asegura que no ha sido su objetivo revolverle el est¨®mago al espectador (algo que puede ocurrir con la nueva pel¨ªcula que rueda en Florencia en estos momentos, Hannibal, secuela de El silencio de los corderos). "Mi pel¨ªcula es perfecta para quien busca un buen espect¨¢culo, pero tambi¨¦n para quien quiere que le hagan pensar".
En el rodaje, realizado b¨¢sicamente en Marruecos- "donde hemos reconstruido el Coliseo y los principales monumentos de la antigua Roma", dice Scott-, ha sido necesario recurrir tambi¨¦n a las im¨¢genes digitales. La muerte repentina del actor Oliver Reed, en Malta, el 2 de mayo del a?o pasado, ha obligado al equipo de la productora Dreamsworks a valerse del ordenador para recrear digitalmente el rostro del actor desaparecido (que interpreta a Proximus, otro esclavo convertido en gladiador) a los 61 a?os, en las escenas que a¨²n faltaban por ser rodadas.
Como en todo filme de romanos que se precie, en Gladiador aparece tambi¨¦n una deslumbrante presencia femenina, la de Connie Nielsen, que interpreta el papel de la gentil Lucilla, hermana del perverso emperador. ?Personajes de carne y hueso o de cart¨®n-piedra, como ocurre a menudo con las pel¨ªculas de g¨¦nero? Scott asegura con firmeza que los personajes de cart¨®n-piedra son incompatibles con el cine que ha querido hacer y que ha hecho hasta ahora, desde Los duelistas, basada en un relato de Joseph Conrad y realizada en 1977 (premiada en el Festival de Cannes) hasta la celebrada Blade Runner, de 1982, o la menos aclamada Thelma y Louise, de 1991. Aun as¨ª, Scott advierte a los espectadores: "Espero que nadie busque la cronolog¨ªa exacta de la historia, porque es un gui¨®n que, adem¨¢s de ofrecer espect¨¢culo, afronta la idea de la muerte entendida como reencuentro con el propio esp¨ªritu".
El director brit¨¢nico no cree que Gladiador sirva para resucitar un fil¨®n de filmes ya sobradamente explotado: "Pienso en La ca¨ªda del Imperio Romano de Anthony Mann, el Ben-Hur de William Wyler, el Satyricon de Federico Fellini... Lo que me intriga es saber si los espectadores har¨¢n alguna comparaci¨®n entre mis gladiadores y los mitos que encuentran hoy las masas en el terreno m¨¢s bien violento del deporte, de la pol¨ªtica o de la vida cotidiana. Precisamente, el poder surge en la arena (entendida como ruedo mortal), es ah¨ª donde los hombres, con todas sus contradicciones, sus zonas de sombra y sus sue?os, se enfrentan entre s¨ª".
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