La familia del ni?o espa?ol asesinado en Londres estudia querellarse contra la polic¨ªa
Rota por el dolor, la familia de D. P. V., el ni?o espa?ol asesinado el pasado domingo en Londres por un pederasta, no descarta demandar a la polic¨ªa brit¨¢nica por negligencia. Aunque ninguno de los parientes m¨¢s pr¨®ximos al chico ha querido pronunciarse sobre el particular, su descontento hacia la labor de vigilancia policial que deb¨ªa protegerle del adulto desequilibrado que le acosaba es evidente. Su entorno de conocidos cree que, en cuanto puedan reflexionar con mayor serenidad, sopesar¨¢n la posibilidad de darle a su queja privada un car¨¢cter m¨¢s oficial.
De momento, Edward Alexander Crowley, el supuesto asesino, ha sido acusado del crimen y de acosar a la v¨ªctima. Ambos cargos fueron formulados ayer al tiempo que se oficiaba una misa en recuerdo del menor apu?alado.Celebrada en el patio del colegio Ca?ada Blanch de la capital brit¨¢nica, donde D.P. V. cursaba sexto de primaria, la ceremonia no pudo apagar el clamor de la comunidad espa?ola londinense contra la polic¨ªa metropolitana. En todos los corros de padres llorosos pod¨ªa o¨ªrse que ¨¦ste ha sido un crimen con demasiados avisos como para no haberse evitado. El propio director, Epigmenio Rodr¨ªguez, sugiri¨® una vez concluida la ceremonia que la suerte de su alumno muerto pudo haberse evitado.
Alex era un vagabundo del barrio del Soho que carec¨ªa de domicilio y empleo fijos pero no daba la sensaci¨®n de sentirse derrotado por las circunstancias. Cuando se interes¨® por D. P. V,. y el ni?o a¨²n no sospechaba el verdadero motivo de sus atenciones, hasta le hizo regalos. Un d¨ªa apareci¨® en casa con una grabadora nueva y su madre, M. ?. V., avis¨® de inmediato a la polic¨ªa. Con el tiempo, su hijo debi¨® percibir que Alex quer¨ªa algo m¨¢s que un contacto inocente, porque empez¨® a distanciarse. "D. era reservado pero tambi¨¦n muy despierto. Tengo la sensaci¨®n de que sab¨ªa que apartarse de ese tipo podr¨ªa resultar muy peligroso para ¨¦l. Sin embargo tuvo la valent¨ªa y la presencia de ¨¢nimo de romper", se?al¨® ayer Rodr¨ªguez.
La polic¨ªa metropolitana, que se ha puesto a disposici¨®n de la familia y le ha proporcionado dos escoltas, no es ajena al malestar que ha causado entre la comunidad espa?ola su supuesta falta de aplicaci¨®n en este caso. "Han estado muy amables con nosotros desde lo ocurrido, pero espero que la justicia investigue a fondo si se hizo todo lo posible por evitar la tragedia, desde que en octubre pasado les avisamos de que D. estaba siendo perseguido por el pederasta", subray¨® tambi¨¦n ayer Epigmenio Rodr¨ªguez.
La pederastia es uno de los delitos peor vistos en el Reino Unido, cuyas autoridades locales tienen graves problemas para alojar a los convictos una vez excarcelados. En cuanto llega a o¨ªdos de un municipio que un delincuente as¨ª residir¨¢ en la comunidad, los vecinos organizan manifestaciones y se forman piquetes frente a las viviendas que deber¨ªan serle asignadas.
En el caso de D. P. V., su asesino no hab¨ªa cometido todav¨ªa un delito por el que pudieran encerrarle. Incluso despu¨¦s de haber escrito una pat¨¦tica declaraci¨®n de amor frustrado junto a la iglesia de Saint Giles, lugar de juegos del ni?o, los agentes pensaron que prohibirle acercarse a ¨¦l bastar¨ªa para contenerle. Ahora, la nota adquiere un tono bien distinto. El ahora asesino ped¨ªa perd¨®n al chico por algo que a¨²n no hab¨ªa sucedido y no podr¨ªa evitar: "Un d¨ªa sabr¨¢s lo mucho que me hieres. Lo siento".
En el barrio de Charing Cross, donde resid¨ªa D.P.V., Alex era considerado un pervertido en busca de bronca. En una ocasi¨®n dijo que iba a buscar una pelota con el ni?o, "y estuvieron tanto rato que no era normal", ha recordado una de las vecinas que les vio caminar juntos. Su persistencia y el hecho de que se atreviera a ir al colegio con la intenci¨®n de recogerle como si fuera un familiar denota una arrogancia que debi¨® ayudarle a camuflar ayer sus verdaderos sentimientos al ser acusado de asesinato. Imperturbable ante el juez y el fiscal, que pidi¨® a?adir el cargo de acoso, Edward Alexander Crowley abandon¨® el juzgado camino de la galer¨ªa de criminales odiados por sus conciudadanos porque les hace temer por sus propios hijos. Y tambi¨¦n porque reaviva el debate acerca de la seguridad infantil y el hecho de que los menores brit¨¢nicos disfruten hoy de menos libertad en las calles que sus padres.
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