Pintan bastos
Se cumplen hoy dos meses, d¨ªa por d¨ªa, desde el descalabro electoral socialista del 12 de marzo, y faltan unas 10 semanas para que el PSOE celebre, a fines de julio, su trascendental 35? congreso. A punto de cruzar el ecuador de este singular interregno, resulta ya plausible otear el horizonte y observar c¨®mo va tomando forma -en lo personal y en lo doctrinal, en los discursos y en los talantes- la nueva fisonom¨ªa que exhibir¨¢, a comienzos del siglo XXI, el principal partido de la izquierda espa?ola.Desde una perspectiva catalana, el primer elemento significativo es la aparente inhibici¨®n del PSC, su nula contribuci¨®n visible a la b¨²squeda de un nuevo liderazgo para el socialismo estatal. No es s¨®lo que ninguno de sus militantes se postule para esa responsabilidad, sino que tampoco los hay en los n¨²cleos impulsores de las distintas plataformas (Nueva V¨ªa, Iniciativa por el Cambio, etc¨¦tera) que hoy se muestran tan activas dentro del centenario partido de Pablo Iglesias. Como si quisieran hacer suya la consigna pujoliana, aunque aplic¨¢ndola a otra cuesti¨®n, tambi¨¦n los socialistas de Catalu?a parecen instalados en el "esperar y ver".
Entretanto, el panorama precongresual va madurando y existen ya -expl¨ªcitos, impl¨ªcitos o presuntos- tres aspirantes a la secretar¨ªa general, seguramente tambi¨¦n al cartel electoral del PSOE para 2004: Rosa D¨ªez, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Jos¨¦ Bono. ?Con qu¨¦ ideas y qu¨¦ actitudes respecto a la concepci¨®n identitaria del Estado espa?ol, a la articulaci¨®n territorial de los socialistas, al "policentrismo" de Pasqual Maragall?
Procedente de un sector no especialmente vasquista del Partido Socialista de Euskadi, la eurodiputada Rosa D¨ªez ha acentuado su perfil estatalista en los ¨²ltimos a?os, tras abandonar el Gobierno de Vitoria, convertirse en cabeza de lista europea y soportar, como todos sus correligionarios, el deterioro de la situaci¨®n pol¨ªtica vasca. Los socialistas catalanes han tenido ocasi¨®n de comprobarlo en privado, pero ella tampoco lo disimula en p¨²blico. El manifiesto de su candidatura y las declaraciones de prensa que ha prodigado ¨²ltimamente rezuman una ortodoxia inmovilista, una cautela defensiva ante lo que percibe como pulsiones centr¨ªfugas y disgregadoras: "Somos un partido federal, no una confederaci¨®n de partidos. Somos un proyecto pol¨ªtico plural, abierto, muy rico y diverso, pero s¨®lo uno". "Unificar el discurso nacional es una necesidad del partido". "Espa?a es un pa¨ªs plural, pero es un solo pa¨ªs. Una naci¨®n plurinacional, pero una naci¨®n. Un Estado descentralizado (...) pero un ¨²nico Estado".
Del joven diputado leon¨¦s Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero sabemos mucho menos, entre otros motivos porque, de momento, no ha formalizado sus aspiraciones y porque el colectivo que le arropa, Nueva V¨ªa, tiene todav¨ªa en el telar un documento sobre el Estado de las Autonom¨ªas. Aun as¨ª, nos consta ya que preconiza "un proyecto nacional para Espa?a", y no se detecta en su entorno atisbo alguno de sensibilidad girondina. ?Y qu¨¦ decir de Jos¨¦ Bono? Hace ya varios a?os que el presidente castellano-manchego constituy¨®, junto con sus colegas extreme?o y andaluz, el reputado conjunto pol¨ªtico-vocal los Tres Tenores, promotor de la Declaraci¨®n de M¨¦rida, guardi¨¢n celoso del papel del PSOE como vertebrador de la unidad de Espa?a y partidario resuelto de pactar con el PP antes que ceder a las demandas de los nacionalismos perif¨¦ricos. Con respecto a Catalu?a, Pepe Bono ha ejercido durante largo tiempo de Rodr¨ªguez Ibarra afable, m¨¢s delicado en las formas, pero id¨¦ntico en las tesis. Y aunque ahora sus altas ambiciones pol¨ªticas le obliguen a contemporizar, a disimular, a esquivar el conflicto, resulta evidente que sus ideas sobre el futuro del partido socialista son muy distintas de las que parec¨ªan prevalecer ¨²ltimamente en el PSC.
Pero, en este paisaje antes de la batalla, son tan significativas las presencias como las ausencias, los rasgos comunes a los nombres citados como el retraimiento de otras sensibilidades socialistas m¨¢s abiertas a un planteamiento plurinacional, menos esencialistas en su concepto de Espa?a. Me refiero a lo que pueden representar el alcalde de San Sebasti¨¢n, Od¨®n Elorza -que acaba de dimitir como miembro de la ejecutiva del PS de Euskadi-, o gallegos de la l¨ªnea de P¨¦rez Touri?o, o el presidente balear, Francesc Antich, o el presidente de Arag¨®n, Marcelino Iglesias, todos los cuales han expresado en m¨¢s de una ocasi¨®n su afinidad con las formulaciones de Maragall. Y bien, ?d¨®nde est¨¢n ahora? ?Consideran acaso que la liza est¨¢ perdida, y que ni siquiera vale la pena intervenir en ella?
Por supuesto, las cosas siempre pueden empeorar. No est¨¢ excluido del todo que los guerristas presenten su propio candidato, un disc¨ªpulo o una ¨¦mula (?Matilde Fern¨¢ndez?) de Rodr¨ªguez Ibarra, y la plataforma borrellista Iniciativa por el Cambio amenaza con hacer lo propio; de modo que la bandera del jacobinismo y el af¨¢n de arrebatarle al PP la defensa de la cohesi¨®n nacional espa?ola pueden hallarse, de aqu¨ª al pr¨®ximo julio, verdaderamente disputados. Entretanto, el PSC se dispone a aprobar, en su cercano congreso de mediados de junio, una ponencia pol¨ªtica donde se habla del "cuestionamiento del papel de los estados-naci¨®n", se propugna "dar un paso m¨¢s en el pacto constitucional para avanzar en una Espa?a plurinacional y federal", se sugiere de nuevo un "ministerio de las culturas"... Enhorabuena, pero no parece que los vientos del PSOE soplen en esa direcci¨®n.
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