Un Giro sin esperanza
La carrera rosa refleja la situaci¨®n decadente del ciclismo italiano y el ego¨ªsmo de los campeones
El ciclismo italiano es el m¨¢s poderoso del mundo. Das una patada a una piedra y te sale un ciclista bueno (230 de los 1.849 ciclistas profesionales de la ¨²ltima clasificaci¨®n de la UCI son italianos); das dos patadas, y te sale un equipo (15 de los 66 equipos mundiales de primera y segunda divisi¨®n son italianos); das tres, y te sale un ganador italiano (51 triunfos de los 453 disputados hasta el momento en todo el mundo son de ciclistas italianos); pero das cuatro, y no te sale nada. Sorprendentemente para tanta vitalidad, llega el Giro y lo ¨²nico que aflora del ciclismo italiano es una mirada al ombligo y una pregunta, ?por qu¨¦?, en medio de un ambiente decadente. Lo llaman el efecto Pantani. Un efecto negativo, claro.Llega el Giro (hoy, salida de Roma, contrarreloj por el Vaticano de 6 kil¨®metros) e Italia no sabe de qu¨¦ ciclista enamorarse. No sabe a qui¨¦n encomendarse en las tres semanas de carrera que, en teor¨ªa, deber¨ªan ser el punto m¨¢s alto de su a?o. El shock producido en todos los corazones el 5 de junio en Madonna di Campiglio (Pantani, 52% de hematocrito, sospechas de dopaje con EPO, expulsi¨®n de una carrera que se hab¨ªa convertido en su terreno de elevaci¨®n, correspondientes investigaciones judiciales, sospechas a todos los niveles) deber¨ªa haberse amortiguado ya, haberse superado, enterrado en la mala memoria. Pantani podr¨ªa haber sido condenado, castigado con el olvido, sepultado en la indiferencia. Otros h¨¦roes, otros grandes corredores dotados de coraje, car¨¢cter, coraz¨®n e imaginaci¨®n deber¨ªan haber surgido, deber¨ªan haberse hecho grandes en tantas carreras, en tantas monta?as, cimas y competiciones. Ninguna de las tres posibilidades se ha dado. Pantani sigue estando en todas las oraciones, en todos los deseos: no se le olvida.
Y no, no ha surgido ning¨²n otro corredor con capacidad de meterse en el bolsillo a la afici¨®n. Antes al contrario, el otro que pugnaba con Pantani para convertirse en l¨ªder de los deseos, el clasic¨®mano Michele Bartoli, purga a¨²n una mala ca¨ªda de hace un a?o.
Ahora las figuras italianas se llaman, por orden de aparici¨®n en la lista UCI, Francesco Casagrande, Paolo Bettini, Davide Rebellin, Gilberto Simoni, Sergio Barbero, Marco Serpellini, Mirko Celestino, Paolo Savoldelli o Mario Cipollini. Buenos especialistas, clasic¨®manos, sprinters o peque?os escaladores. Y eso parece todo. El resto lo pone el espectacular egoismo de los grandes campeones.
No, no estar¨¢n Lance Armstrong, el norteamericano ganador de un Tour tras superar un c¨¢ncer; tampoco estar¨¢ el alem¨¢n Jan Ullrich, el alem¨¢n que parec¨ªa que iba a ser el nuevo Indur¨¢in cuando gan¨® el Tour en 1997 (22 a?os) y que tres a?os despu¨¦s parece un ni?o gordito, un mimado maleducado; tampoco aparecer¨¢ Frank Vandenbroucke, el genio belga, el joven por el que las j¨®venes suspiran, el hombre con m¨¢s clase sobre una bicicleta, ni Z¨¹lle, ni Jalabert, ni Olano... S¨®lo el Tour tendr¨¢ el privilegio de verlos a todos al pleno de sus capacidades. El resto del a?o es la dispersi¨®n o la desaparici¨®n.
Y sin embargo, frente a tanto factor negativo, ante tanto argumento para la desilusi¨®n de entrada, se ofrece quiz¨¢s la carrera m¨¢s bonita, el recorrido m¨¢s espectacular, la pasi¨®n m¨¢s sentida que ninguna otra carrera pueda proponer. Monta?as de todos los tipos: el Abetone (uno de los tres finales en alto, tradicional punto fuerte en el Giro de Toscana) en la etapa novena; Falzarego, Marmolada (all¨ª, donde los repechos bordeados de cuevas de marmotas) y Sella en la 13?; m¨¢s Dolomitas: Mendola, Tonale y Gavia (2.625 metros, cima Coppi, a¨²n con tramos sin asfaltar) en la 14?; llegada a Pratonevoso (donde Tonkov empez¨® a derrotar a Olano en el 96) en la 18?; visita al m¨ªtico Izoard en la 19?; cronoescalada de 32 kil¨®metros en Sestriere (como en 1993, cuando el segundo Giro de Indur¨¢in) en la 20?, la pen¨²ltima.
Dicen que los grandes recorridos, que la monta?a extrema y la exageraci¨®n fabrican a los campeones. Desgraciadamente, el ¨²nico gran campe¨®n fabricado por el Giro en los ¨²ltimos cinco a?os ha sido Marco Pantani.
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