Zaplana 'congela' la remodelaci¨®n del Consell en espera de nuevos nombramientos en Madrid

El nombramiento de Carmen Mas, hasta el viernes consejera de Bienestar Social, como delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana ha precipitado una necesaria remodelaci¨®n del Consell. Sin embargo, Eduardo Zaplana, presidente de la Generalitat, parece no tener ninguna prisa. Su portavoz se ha limitado a comunicar que esta semana no se celebrar¨¢ pleno del Consell. Y es que Zaplana abriga la esperanza de que el Consejo de Ministros disponga el viernes de alg¨²n otro "alto cargo" de la Generalitat para completar el organigrama del Gobierno central.

Las dudas que surgen en el entorno del presidente refieren, sobre todo, a la altura del cargo en cuesti¨®n. Se da por hecho que cuando se desliza la menci¨®n a un alto cargo, se alude a uno de los actuales consejeros.El sue?o ser¨ªa introducir a un directo colaborador de Zaplana en alguna de las escasas plazas vacantes del organigrama del Ministerio de Fomento. Si Jaume Matas, ministro de Medio Ambiente, ha hecho honor a su amistosa relaci¨®n con Zaplana y ha nombrado a Carmen Martorell, ex directora general de Universidades de la Generalitat, como secretaria general del ministerio, ahora corresponder¨ªa a Francisco ?lvarez Cascos, responsable de Fomento, acordarse de quienes se preocuparon de animarle cuando pasaba horas bajas en la vicepresidencia del Gobierno y tuvo que dejar la secretar¨ªa general del PP. Zaplana aprovech¨® entonces su innegable talento natural para las relaciones personales y ciment¨® una fuerte amistad con ?lvarez Cascos.

El candidato natural a ocupar un puesto en la Administraci¨®n central del Estado cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente del Gobierno, empez¨® a rotular su cuaderno azul era Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n, actual consejero de Obras P¨²blicas.

Sin embargo, desde su discreta posici¨®n de t¨¦cnico sin mayores ambiciones pol¨ªticas, Garc¨ªa Ant¨®n se ha convertido en una de los puntales del actual Consell. El consejero de Obras P¨²blicas accedi¨® al cargo de rebote cuando Luis Fernando Cartagena present¨® su dimisi¨®n en marzo de 1998, pero despu¨¦s de poco m¨¢s de dos a?os al frente de Obras P¨²blicas tiene dif¨ªcil recambio en el equipo del presidente. Su traslado a Madrid generar¨ªa m¨¢s quebraderos de cabeza que otra cosa.

Adem¨¢s, dif¨ªcilmente se podr¨ªa considerar un ascenso situar a un consejero como director general del Gobierno central y la plaza de secretario de Estado de Infraestructuras ya la ha ocupado Benigno Blanco, antes secretario de Estado del Agua, que mantiene una magn¨ªfica relaci¨®n personal con Garc¨ªa Ant¨®n y comparte con el consejero la condici¨®n de experto en cuestiones hidr¨¢ulicas.

El asunto Cervera

Pero al margen de la lectura feliz, el Consejo de Ministros podr¨ªa prestarse a otro movimiento que librar¨ªa a Zaplana de uno de sus actuales quebraderos de cabeza.

Destacados representantes del PP de la Comunidad Valenciana en Madrid han barajado la posibilidad de proponer a Jos¨¦ Emilio Cervera, actual consejero de Sanidad, para un alto cargo en la Administraci¨®n central. La jugada permitir¨ªa a Zaplana resolver uno de los entuertos m¨¢s sonoros que han surgido en el escaso a?o de vida de su primer Consell desde que goza de mayor¨ªa absoluta.

La vinculaci¨®n de la esposa de Cervera con la empresa IBM, uno de los mayores proveedores de la Administraci¨®n auton¨®mica en materia de equipos inform¨¢ticos, han sembrado muchas dudas sobre la equidad de su gesti¨®n al frente de la subsecretar¨ªa para la Modernizaci¨®n de las Administraciones P¨²blicas. El hecho de que Cervera dejara de mencionar una sociedad limitada que constituy¨® su esposa, dedicada precisamente a prestar servicios inform¨¢ticos, cuando hizo la declaraci¨®n de bienes que deben cumplimentar los altos cargos de la Generalitat, s¨®lo ha contribuido a debilitar su posici¨®n.

Sin embargo, Cervera parece sentirse muy seguro y no se le ha ocurrido poner su cargo a disposici¨®n del presidente a pesar de la evidente presi¨®n ejercida desde el Palau de la Generalitat a trav¨¦s de filtraciones interesadas.

Cervera dif¨ªcilmente podr¨ªa rechazar una oferta del Consejo de Ministros, aunque de hecho supusiera un descenso relativo. La maniobra pasar¨ªa por situar Cervera en un discreto cargo del segundo escal¨®n de la Administraci¨®n central, donde resultar¨ªa mucho m¨¢s vulnerable si se optara por prescindir de sus servicios en un plazo prudente.

Pero la jugada tiene un coste, si Cervera accediera a un puesto en la Administraci¨®n central, la historia de su trayectoria al servicio de la Generalitat durante la pasada legislatura cobrar¨ªa dimensi¨®n nacional.