Diosas
Aprovechando que este a?o se cumple el centenario de Antoine de Saint-Exup¨¦ry, ya saben, el autor de El principito, me he detenido a pensar en esa cadena de enigmas y misterios que envuelve la vida de notables personajes de la historia. Rastreando en la biograf¨ªa de muchos de ellos hallamos, entre otros elementos comunes, la presencia determinante de una mujer con asombrosa capacidad de seducci¨®n, con suficientes armas y recursos como para alterar la existencia y el destino de un hombre hasta el extremo de conducirle a la misma perdici¨®n.Me acuden a la memoria tantos nombres que podr¨ªa convertir este espacio en un diccionario de intelectuales, pol¨ªticos, artistas y aventureros que arruinaron su reputaci¨®n o perdieron la cordura por un cuerpo y una inteligencia femenina de fascinantes sinuosidades. Nietzsche, Rilke o el mismo Baudelaire se abrazaron a su diosa particular y recibieron la fr¨ªa dentellada de la bestia. El caso de Saint-Exup¨¦ry ha tenido que esperar m¨¢s de sesenta a?os para descubrir que, tras su leyenda, se escond¨ªa un ser doblegado y sumiso a la voluntad de una dama de virtudes fatales. En una reciente biograf¨ªa del piloto y escritor franc¨¦s, Paul Webster desmantela el mito de Antoine y hace p¨²blica su letal relaci¨®n con Consuelo Sauc¨ªn de Sandoval, la salvadore?a que se cruz¨® en su vida y la transform¨® en obsesi¨®n y locura. Consuelo gozaba de un extenso curriculum. Se hab¨ªa casado en M¨¦xico a los 21 a?os. Enviud¨® a los 22 para convertirse en amante del ministro Jos¨¦ Vasconcelos. D'Annunzio fue cautivado por sus ojos y nunca super¨® esa forma de esclavitud, pero Consuelo acab¨® cas¨¢ndose con Saint-Exup¨¦ry siete meses despu¨¦s de haberlo conocido en Argentina. La desaparici¨®n de Antoine en las aguas del Mediterr¨¢neo en 1944, durante la segunda guerra mundial, estuvo siempre cargada de misterio. S¨®lo encontraron de ¨¦l, entre los restos del avi¨®n, una cadena con el nombre de Consuelo. Ahora piensen lo que quieran. Pero no deja de generar asombro el modo en que un hombre pierde reinos, reputaci¨®n y soberbia por una diosa mortal que se instala en su pensamiento y lo convierte en sombra y polvo de lo que fue.
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