Granjas y bosques cobijan las armas del IRA
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ENVIADA ESPECIALNo s¨®lo las vacas pastan en las bellas praderas de Irlanda. Entre las pacas de hierba y los tractores aparcados de esta tierra verde se esconden dos toneladas de explosivos semtex, varios miles de armas y un mill¨®n y medio de balas camufladas por el IRA. Ah¨ª, en los condados del sur y del centro de la Rep¨²blica e Irlanda, en los bosques m¨¢s abruptos y las comunidades rurales m¨¢s amigas, es donde el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s ha trasladado su arsenal en los ¨²ltimos tiempos, seg¨²n han confirmado fuentes de la polic¨ªa de Belfast.
Hay un hombre del condado de Clark que va a tener mucho trabajo en los pr¨®ximos meses, siempre que los unionistas confirmen la continuaci¨®n del proceso de paz. Se trata de un guardabosques del IRA que conoce a la perfecci¨®n las monta?as del suroeste de Irlanda y que ha sido ya convenientemente persuadido por el Comando Sur del IRA para que apoye lo que va a ocurrir. Y lo que va a ocurrir -unionistas mediante- es algo asombroso en un lugar en el que, hasta ahora, aquel que revelara el paradero de un solo fusil recib¨ªa un tiro en la nuca.
Este mes, el IRA ha accedido a que el surafricano Cyril Ramaphosa, antiguo dirigente del Congreso Nacional Africano (ANC), y el ex presidente finland¨¦s Martti Ahtisaari inspeccionen de forma regular sus arsenales. El d¨²o que forman ambos dirigentes ha desatado ya r¨ªos de simpat¨ªa en Belfast. Su trabajo ser¨¢ secreto. Volar¨¢n desde el exterior cada vez que vengan a inspeccionar los arsenales. Y fijar¨¢n sus condiciones de seguridad directamente con el IRA. La polic¨ªa queda fuera.
"Ellos coordinar¨¢n las cuestiones de seguridad directamente con el IRA", aseguran fuentes de la Comisi¨®n de Desarme, a la que Ahtisaari y Ramaphosa rendir¨¢n informes regulares. El trabajo de esos inspectores ha levantado una gran polvareda en el Ulster sobre las grandes posibilidades de que, siguiendo el rastro, grupos disidentes o la propia polic¨ªa asalten los dep¨®sitos. Y es que si Athisaari puede disimular, bromea la prensa de Belfast, nadie sabe bien c¨®mo pasar¨¢ inadvertido Ramaphosa en unos pueblos donde, francamente, no hay muchos africanos en el censo.
Los dos, seg¨²n diversos medios, ser¨¢n conducidos de noche, con los ojos tapados y en coches de cristales ahumados hasta los tres dep¨®sitos en los que el IRA est¨¢ acumulando sus armas. El grupo terrorista est¨¢ trasladando a esos tres puntos las pistolas desde sus b¨²nkeres en los bosques irlandeses y desde las granjas de campesinos aliados a la causa donde permanecen escondidos. Principalmente en los condados de Tipperary, Offaly y Meath.
Y cuando los dos inspectores se destapen los ojos tendr¨¢n ante su vista un arsenal propio de un pa¨ªs peque?o: m¨¢s de 1.000 rifles, incluidos 650 AK-47 que les envi¨® el coronel Gaddafi en los a?os ochenta; 20 ametralladoras pesadas rusas de gran calibre; otras 12 ametralladoras pesadas; 600 pistolas; 1.200 detonadores; 115 granadas de mano; 1,5 millones de balas; nueve misiles tierra-aire SAM-7; docenas de pistolas antitanque; 46 granadas; 11 lanzagranadas; siete lanzallamas y 2,6 toneladas de explosivo semtex de fabricaci¨®n checa, aunque enviadas por Libia.
De estas toneladas de armas que ha amasado el IRA en 30 a?os s¨®lo hay noticias por aquella parte, la m¨ªnima, que fue atrapada por la polic¨ªa en distintos lugares del mundo. Desde Estados Unidos, Venezuela o Colombia, desde Amsterdam o Par¨ªs, desde el Este de Europa, pero sobre todo desde Libia, cientos de cargas han ido enfilando hacia la isla de Irlanda en barcos que mezclaban las cajas de municiones con las merluzas y arenques.
Sostienen los unionistas que el IRA es capaz de hacer bombas con fertilizantes, como ha hecho en ocasiones. Pero seguramente no es eso lo que le ha dado el poder con el que los miembros de su comando de Administraci¨®n Civil destrozan las rodillas a cualquier disidente con un bate de b¨¦isbol. Su poder se enra¨ªza m¨¢s bien en esos misiles SAM-7 capaces de alcanzar un helic¨®ptero desde una distancia de tres kil¨®metros.
En 1987, Francia intercept¨® un buque de bandera paname?a que llevaba 150 toneladas de armas desde Libia hasta Irlanda, entre ellas 300 proyectiles que la espa?ola Santa B¨¢rbara hab¨ªa vendido a?os antes a Tr¨ªpoli. Aquella operaci¨®n, con la detenci¨®n de cinco irlandeses, sirvi¨® para conocer el env¨ªo anterior de otros cuatro barcos a la isla entre 1985 y 1986 cuyo cargamento a¨²n sigue, en su mayor¨ªa, en manos del IRA. La mayor preocupaci¨®n hoy se centra en el semtex, que conserva su poder destructivo y que se hace inestable con el paso del tiempo.
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