Agua Amarga

Los alicantinos estaremos siempre muy agradecidos a don Eduardo Zaplana por esa invenci¨®n maravillosa que es la Ciudad de la Luz. Gracias a esta fantas¨ªa de nuestro presidente, disponemos hoy de un tema de conversaci¨®n inagotable que ha dado lugar a multitud de chistes y agudezas. Tambi¨¦n quienes trabajamos en los diarios, estamos en deuda con ¨¦l por ofrecernos un asunto tan original y sobre el que, una y otra vez, podemos escribir sin aburrir jam¨¢s a los lectores. Y es que la Ciudad de la Luz, como sucede con esos seres fabulosos que anidan en el inconsciente de algunos pueblos, pese a ser siempre la misma, resulta distinta en cada ocasi¨®n que se presenta. Ayer, fue ciudad resplandeciente; hoy, lo es del cine; ma?ana, Dios sabe en qu¨¦ cosa mudar¨¢ seg¨²n convenga a nuestros gobernantes. ?Fant¨¢stica creaci¨®n! Yo estoy convencido de que, dentro de muchos a?os, cuando ya nadie recuerde a Eduardo Zaplana ni se guarde memoria de la Sociedad Parque Tem¨¢tico de Alicante, los alicantinos a¨²n hablar¨¢n de este invento maravilloso, sobre el que se habr¨¢n tejido multitud de leyendas. Pues la Ciudad de la Luz, al igual que ocurriera con el T¨ªo Cuc o aquel renombrado Negre Lloma, de quien a¨²n hoy recordamos sus haza?as, est¨¢ llamada a incorporarse a ese patrimonio malicioso, socarr¨®n y sentimental que tan admirablemente retrata a las gentes de esta tierra.Ahora han aparecido unos informes t¨¦cnicos que ponen serios reparos a esta ciudad. Por ellos, hemos sabido que nuestro Gobierno pretend¨ªa crear en este espacio un territorio aut¨®nomo, ¨²nico, arbitrario, que se edificar¨ªa al margen de la legalidad. Esta pretensi¨®n de levantar una ciudad ignorando la ley ha sido muy criticada por los partidos de la oposici¨®n. A m¨ª, sin embargo, la intenci¨®n me resulta fascinante. Veo en ella el origen de un lugar m¨ªtico, fabuloso, de presencia difusa en los mapas y en los registros de la propiedad. ?Qu¨¦ cosas no suceder¨ªan en un lugar de tales fundamentos! Yo imagino una Barataria feliz que atrae turistas desde los ¨²ltimos rincones del planeta y en la que las grandes productoras cinematogr¨¢ficas, cautivadas por nuestro clima, ruedan sin cesar una pel¨ªcula tras otra, ante la desesperaci¨®n de Hollywood que se rinde a nuestro presidente. En una sola cosa estoy yo en desacuerdo en este asunto. Y es en la necesidad de sacrificar a los vecinos de Agua Amarga para ejecutar un proyecto que, cinco a?os despu¨¦s de que se anunciara p¨²blicamente, nadie sabe en qu¨¦ va a consistir. Que en todo el tiempo transcurrido, la principal actividad de la Sociedad Parque Tem¨¢tico de Alicante haya sido llevar la inquietud y la desolaci¨®n a unas decenas de familias resulta preocupante. Esta preocupaci¨®n se agrava cuando hoy, incumplidos todos los plazos y promesas que se les formularon, nadie quiere dar a estas personas una explicaci¨®n sobre su futuro. Ni el Ayuntamiento de Alicante, ni la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas, ni la Sociedad Parque Tem¨¢tico parecen tener inter¨¦s en responder a quienes con tantas prisas expropiaron meses atr¨¢s. Este silencio de las instituciones constituye, sin duda, un atropello. Lo grave de este atropello es que lo comete innecesariamente un gobierno. En esta desconsideraci¨®n del poder hacia unos ciudadanos, en este manipular sus vidas para justificar unas ocurrencias que, como ha demostrado el tiempo, no estaban pensadas m¨¢s all¨¢ de los apremios de una campa?a electoral, hay una lecci¨®n moral que ning¨²n discurso ni declaraci¨®n de principios puede ocultar, pues los hechos se imponen a todas las palabras.