D¨ªas de cine
Cannes suele dejar el cine montado como una mayonesa lista para recibir los langostinos. Tras un batido de glamour con su chorro de oliva, tres gotas de sol y una pizca de sal, empiezan a caer un gamb¨®n aqu¨ª, unas quisquillas a gog¨® y hasta un relamido macr¨® dejando las pantallas hechas una servilleta de cantina escolar, o sea una promesa, puede que pringosa, pero promesa.Por eso no es de extra?ar que los guionistas y productores del Gran Hermano anden queriendo montar a toda velocidad un remake de La lista de Schlinder. De momento ya tienen a los figurantes que van marcados con su estrella de David o, como quien dice, con su diana, y tratar¨ªan de que entre los no marcados saliera alguna figura capaz de meter a los impuros en una lista, o sea, en los partidos pol¨ªticos considerados inmunes, para ver c¨®mo unos y otros hacen el rid¨ªculo y acabar ri¨¦ndose de todos, porque se trata de una versi¨®n c¨®mica, ya saben con mucha ca¨ªda, y, ja, ja, hasta alg¨²n muerto.
Mientras van completando el casting y solventan alg¨²n problema de exteriores, de extras o de escenario -?hasta d¨®nde llevar¨¢n la soluci¨®n final?- han acometido otra super-producci¨®n paralela. Quer¨ªan titularla El Arca de No¨¦, pero me parece que les ha salido La nave de los locos o stultifera navis, que as¨ª en lat¨ªn farda m¨¢s. El tema procede de la Edad Media y trata de eso, de un barco lleno de insensatos que, entregados a sus quimeras, pose¨ªdos por su locura, corren a la perdici¨®n. No les dir¨¦ nada nuevo si les cuento que las gentes medievales ve¨ªan en el barco una met¨¢fora de la vida despreocupada y viciosa que navega a todo trapo de cabeza al infierno. Nuestros guionistas del Gran Hermano le han dado, por el contrario, una lectura m¨¢s contempor¨¢nea y tratan de hacer pasar el paquebote de los locos -tallado en madera de Oma- por el paradigma de la vida virtuosa, vaya, por un episodio de Vacaciones en el mar, donde el d¨¦ficit de cosmopolitismo quedar¨ªa compensado por la fe inquebrantable en lo propio. Una ventaja no desde?able de la revisitaci¨®n del mito reside en que ahora se puede uno subir a ¨¦l con un simple carn¨¦, es decir sacando una tarjeta como la del Travel Club que en vez de viajes te regala un pa¨ªs -a compartir, pero entre pocos- y la posibilidad de regirlo en exclusiva porque con el lote viene el voto e incluso el socialismo.
Desde luego, los productores y t¨¦cnicos del Gran Hermano no dan abasto con tanto proyecto. Lo raro es que no hayan pensado en encerrarse en un chalet y volver las c¨¢maras hacia s¨ª para que pudi¨¦ramos verles re¨ªr y llorar, echarse los tejos o los trastos, hablar sin caretas -por bordadas y txukunas que les parezcan- o confesarse, con lo de moda que est¨¢ y las audiencias que consigue, aunque tal vez se deba a que no tienen vida interior o propia, y, claro, pasarse las 24 horas lanzando proclamas al objetivo se parecer¨ªa tanto a la tele del difunto Jomeini que podr¨ªa acabar aburriendo al adepto m¨¢s conspicuo. As¨ª se entiende que prefieran producir cine ¨¦pico y documentales sobre muralismo de denuncia -?qui¨¦n ha dicho que de amenaza?-, grandes movimientos corales, abigarrados ritos, incendios caseros -cu¨¢nto imprudente hay suelto-, talas incontroladas de bosques y mucho combate de gladiadores. ?El hecho de que Bailando en la oscuridad haya recibido este a?o en el Festival de Cannes la Palma de Oro querr¨¢ decir algo?
Con semejante cartelera en perspectiva no es que den muchas ganas de volver al cine. Lo dijo en su d¨ªa otro premiado en Cannes, Federico Fellini: "No puedo imaginar c¨®mo alguien acepta ser jurado de un festival de cine. Me han invitado muchas veces, y siempre he rehusado. A partir de un momento dado, pude ver pel¨ªculas en mi cabeza, y prefer¨ªa hacerlo as¨ª. La vida es corta, y quiero dejar toda la obra que pueda. Conf¨ªo que, entre esas pel¨ªculas, habr¨¢ im¨¢genes, una historia del mundo que ser¨¢ inmortal como yo no puedo ser". Los que somos todav¨ªa m¨¢s mortales que ¨¦l nos conformamos a¨²n con menos, con poder seguir ech¨¢ndonos cine en la cabeza aunque no trascienda ni deje huella alguna en la historia. O tan siquiera en los dem¨¢s.
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