Desaparici¨®n
Granada ha encomendado a un sujeto cuya reputaci¨®n mundial est¨¢ fundada en hacer desaparecer personas y cosas que haga propaganda de sus monumentos m¨¢s perdurables. Esta paradoja tiene una raz¨®n econ¨®mica: los tres millones de pesetas con que el Ayuntamiento de Granada ha subvencionado la actuaci¨®n de uno de los artistas que menos la necesitan, David Copperfield.Jes¨²s Valenzuela, concejal de Turismo, Cultura y Deportes, acompa?¨® ayer en su visita por la Alhambra al c¨¦lebre mago y en un momento, frente a las centenarias piedras de las estancias nazar¨ªes, le dijo en confianza: "T¨ªo, todo por Granada". El mago movi¨® ligeramente la cabeza y las manos pero sorprendentemente todo permaneci¨® en su sitio: los leones de piedra sosteniendo la fuente, la fuente en el centro del patio, el patio en el lugar que le corresponde en la Alhambra y -?p¨¢smense!- la Alhambra sobre la colina de la Alhambra, con sus turistas sudorosos caminando en pos de un tipo que lleva en la mano, a modo de reclamo, un abanico de color verde loro.
?Qu¨¦ puede hacer un maestro de desapariciones y desvanecimientos con una ciudad milenaria? El truco m¨¢s f¨¢cil consistir¨ªa en quitarla de en medio, siquiera por unos segundos, y con ella a los concejales, al alcalde, Jos¨¦ Moratalla, a la Virgen de la Alhambra, a los motoristas, a los nost¨¢lgicos de otras ¨¦pocas y a los gatos lustrosos que toman en sol en el palacio de Carlos V. En fin, una cierta apariencia de descanso, pero ef¨ªmera y en cualquier caso ilusoria.
Otra posibilidad no menos ¨¦pica es que Copperfield, en cada lugar del mundo donde act¨²e, haga desaparecer a un lugare?o y en su lugar duplique a Valenzuela. Dada la prodigalidad del artista en poco tiempo habr¨ªa un peque?o pero cualitativo ej¨¦rcito de valenzuelas predicando las virtudes tur¨ªsticas de la ciudad, siempre por la ciudad, siempre por Granada. Valenzuelas de Brasil, de Estados Unidos, de Corea, de Francia o China, todos fragantes, reci¨¦n salidos de la c¨¢mara m¨¢gica, con ese aire ingenuo que tienen todos los objetos fabricados mediante la prestidigitaci¨®n o concebidos en la estrechez de los dobles fondos.
S¨ª, definitivamente, este segundo truco compensar¨ªa mejor los tres millones de subvenci¨®n municipal, aunque el primero, el de la desaparici¨®n de la Alhambra y de toda la ciudad y sus habitantes, se parezca m¨¢s a la imagen del para¨ªso.
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