La transici¨®n
El pasado no existe. Deja reminiscencias, y en ellas nos buscamos, y algo nuestro hay. Hacemos la busca a nuestro favor, contra otros. O a favor del r¨¦gimen, de nuestra clase, o del futuro: que tampoco existe y al que queremos crear a nuestro placer: no nos sale. A nadie. "Se ha dicho que aunque Dios no pueda alterar el pasado [los tomistas], los historiadores s¨ª pueden; como le son ¨²tiles en este trabajo, tolera su existencia" (Samuel Butler, hacia 1900). Ahora entran los pol¨ªticos en la historia: Felipe Gonz¨¢lez niega a Su¨¢rez su deseo constitucional, y atribuye esa obra a su partido. El hijo de Su¨¢rez le contesta con dureza; y 40 ministros de la transici¨®n.El PSOE se ofende con las respuestas y denuncian un "linchamiento moral". La transici¨®n se debe a Franco, que muri¨® en contra de los deseos de muchos, y de la Virgen del Pilar, que le tap¨® con su manto, y el brazo de santa Teresa que tuvo al lado: si hubieran funcionado en el sentido ideal, Franco estar¨ªa entre nosotros y nadie habr¨ªa hecho la transici¨®n. Se nos fue, dej¨® a su heredero el Pr¨ªncipe, que jur¨® los Principios del Movimiento Nacional como constituci¨®n; mand¨® gobernar a Arias Navarro, presidente ya con Franco, y aguant¨® con ¨¦l y con Fraga hasta que vio que no pod¨ªa ser y puso a su lado al falanjo-franquista Su¨¢rez, ministro del Movimiento, al que la derecha repudi¨® cuando se dio cuenta de que hab¨ªa hecho demasiadas concesiones a una izquierda sin fuerza (23-F).
La Constituci¨®n la hicieron una docenilla de mandados. Todo se arregl¨® entre ellos y el miedo. El pueblo no eligi¨® unas Cortes constituyentes, en las que se hubieran discutido y votado los art¨ªculos, como siempre se hizo, sino en un refer¨¦ndum de todo a nada, bajo la presi¨®n de algunas amenazas -los militares que hab¨ªan abandonado el Gobierno de Su¨¢rez por rojo; el terrorismo- y se trag¨® todo. ?Cu¨¢ndo comenz¨® la transici¨®n? Cuando Franco hizo la Ley de Sucesi¨®n y nombr¨® a uno para su puesto, seg¨²n sus propias normas.
?Cu¨¢ndo termin¨®? Unos historiadores creen que cuando fue elegido el PSOE. Algunos pol¨ªticos piensan que Felipe Gonz¨¢lez no hizo un pacto con el pasado mediante la Constituci¨®n, sino bajo el mandato de Estados Unidos y la Europa so?ada y el libre mercado: como se hacen las guerras y las monedas. Creo que no ha terminado nunca. Afortunadamente. El tiempo es una continuidad, marcha a trompicones, nunca acepta la l¨ªnea recta; lo que se sabe lo aplaza el poder hasta el siglo siguiente, cuando ya es inevitable.
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