?ngeles carro?eros
Pocos de los muchos madrile?os que acuden a Aranda al husmo de los corderos y los vinos del nutricio Duero sospechan que, muy cerca de este r¨ªo, su afluente el Riaza se enca?ona de s¨²bito entre rojizos paredones de roca conglomerada de hasta 120 metros de altura, llenos de cornisas y oquedades, que son algo as¨ª como la Quinta Avenida de las carro?eras ib¨¦ricas. Alrededor de doscientas parejas de buitres leonados anidan en estos rascacielos antediluvianos, una cifra nada desde?able si se considera que la poblaci¨®n mundial ronda las 9.000: a?¨¢danse dos docenas de alimoches y otras muchas raras avis (¨¢guilas reales, halcones...), y se entender¨¢ por qu¨¦ F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente y Adena promovieron la idea de crear aqu¨ª el refugio de rapaces de Montejo (1975), el primer espacio protegido en Espa?a gracias a la iniciativa privada. Visitarlo ahora que cumple su 25? aniversario -m¨¢xime estando a s¨®lo una hora y cuarto de la Puerta del Sol- es obligaci¨®n de todo madrile?o que se precie de amar la naturaleza, y no exclusivamente asada.La capital del buitre leonado recibe, por nombre completo, el de Montejo de la Vega de la Serrezuela, y es un pueblecito segoviano que s¨®lo tiene una iglesia fe¨²cha, dos bares que no abren hasta las diez de la ma?ana, una casa rural y un camino de tierra que, a lo largo de 12 kil¨®metros, nos va a permitir remontar el r¨ªo Riaza por entre precipicios abarrotados de buitres. Se trata del camino del cementerio, cuya prolongaci¨®n, entre campos de ma¨ªz y remolacha, vamos a seguir dejando siempre a mano izquierda el r¨ªo y sus choperas. Un puente que no cruzaremos, a la media hora del inicio, y una bifurcaci¨®n en la que optaremos por el ramal de la derecha, un kil¨®metro m¨¢s all¨¢, ser¨¢n las referencias a tener en cuenta antes de que el camino se extinga al pie de un cantil que cae a plomo sobre la corriente. Imposible continuar... Sin embargo, un centenar de metros atr¨¢s, junto a una vieja sabina, arranca un senderillo que trepa por lo alto de la hoz para, una vez salvado el obst¨¢culo, caer de nuevo al r¨ªo justo donde yacen las ruinas del convento de Casuar. Aqu¨ª, junto al cenobio rom¨¢nico, enlazaremos con otra pista que prosigue aguas arriba por un espeso encinar, que pasa bajo un viaducto ferroviario y que muere, ahora s¨ª que s¨ª, ante el muro del embalse de Linares del Arroyo, cumplidas tres horas de caminata.
Como si fueran las almas de aquellos monjes medievales de Casuar, cientos de buitres rondan estas soledades y dir¨ªase que meditan posados en los contrafuertes de la hoz. Son querubines, o m¨¢s bien angelotes, de dos metros y medio de envergadura y siete kilos de peso, que parecen haber ganado la eternidad -viven 30 a?os como el que lava- merced a sus h¨¢bitos asc¨¦ticos, pues si bien pueden embuchar kilo y medio de carro?a en una sentada, en tiempos de vacas flacas ayunan durante dos o tres semanas. Esp¨ªritus contemplativos, en sus ¨¦xtasis se elevan sin mover un ala, gracias a las t¨¦rmicas, hasta 12.000 metros, como pudo comprobar el piloto de un reactor que choc¨® con uno sobre Costa de Marfil.
Pero todo lo que tiene de grande y morigerado, lo tiene tambi¨¦n de vulnerable. El siniestro t¨ªpico suele acaecer durante la ¨¦poca de incubaci¨®n y cr¨ªa, entre febrero y agosto, cuando alg¨²n b¨ªpedo implume -verbigracia, un dominguero que decide darse un garbe¨ªllo despu¨¦s de apretarse un lechal en Aranda- se sale del camino y, al pasar a 10 metros pelados de un nido, se queda pasmao viendo despegar a los buitres ("?Al loro, t¨², qu¨¦ bichos!") sin sospechar que huyen de ¨¦l. Y como no ha le¨ªdo, si es que sabe, los carteles que aconsejan no detenerse en tal caso, pues los buitres no piensan regresar hasta que el intruso se esfume, pasa un tiempo que es proporcional a la idiotez del intruso y suficiente para que el ¨²nico huevo se congele o para que el pollo, desconsolado, intente seguir a sus padres batiendo in¨²tilmente en el vac¨ªo, ?ay!, sus alas de volant¨®n.
Gu¨ªas y prism¨¢ticos
- D¨®nde. Montejo de la Vega de la Serrezuela (provincia de Segovia), se halla a 145 kil¨®metros de Madrid por la carretera de Burgos (N-I) hasta el kil¨®metro 134, donde sale un desv¨ªo que conduce hacia Villalvilla, Villaverde y Montejo. - Cu¨¢ndo. Paseo de 24 kil¨®metros -ida y vuelta- y siete horas de duraci¨®n, pr¨¢cticamente llano y con una dificultad baja, que puede acometerse en cualquier ¨¦poca siempre y cuando no se abandonen los caminos ni se intente ninguna maniobra de aproximaci¨®n a los buitres. Para verlos, llevar prism¨¢ticos.
- Qui¨¦n. Jos¨¦ Antonio Don¨¢zar es el autor de Los buitres ib¨¦ricos (J. M. Reyero Editor). Otras excursiones se hallar¨¢n en 50 excursiones en bicicleta alrededor de Madrid (EL PA?S/ Aguilar), de B. Datcharry y V. H. Mardones, y 101 ecorrutas de fin de semana (Planeta), de J. Luis Rodr¨ªguez.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hojas 19-15 (Fuentelc¨¦sped) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o la equivalente (375) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional. Alojamiento: casa rural Hoces del Riaza, en Montejo de la Vega (plaza del Puente Chico, 2; tel¨¦fono 921 532354).
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