"Si¨¦ntanse surafricanos"
Hubo ayer, a lo largo de la ma?ana, varios momentos en los que las emociones pod¨ªan tocarse con los dedos. El arzobispo surafricano Desmond Tutu recib¨ªa honores en el Parlament y en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), pero ni el adusto paisaje de la pol¨ªtica parlamentaria ni la severidad ilustrada de la Academia pudieron con la sensualidad de este peque?o hombre de 69 a?os, convaleciente de una grave operaci¨®n, cuyo optimismo vital rompi¨® todas las costuras de la rigidez formal de la sociedad catalana."S¨¦ que ustedes los catalanes, son t¨ªmidos, reservados...", dijo Tutu en un pasaje del discurso en el que aceptaba el doctorado honoris causa con el que le distingu¨ªa la UPF. "Pero tengo una magia especial que los convertir¨¢ instant¨¢neamente en surafricanos", a?adi¨®. Y con un gesto de prestidigitador pidi¨® a la audiencia que sintiera en s¨ª misma la felicidad que hab¨ªa embargado a los surafricanos cuando "rompieron sus cadenas". No tuvo ¨¦xito a la primera y Tutu insisti¨® de nuevo al auditorio a que expresara sus emociones. La gente se puso en pie y aplaudi¨®. "Y ahora vuelvan a su timidez natural", zanj¨® antes de reemprender el discurso.
El hombre que, junto a Nelson Mandela, encarna la resistencia al apartheid surafricano en los a?os duros, y a quien despu¨¦s, tras el fin del r¨¦gimen racista, le toc¨® presidir la Comisi¨®n para la Verdad y la Reconciliaci¨®n, parec¨ªa sentirse ayer en su casa y transmit¨ªa todas y cada una de sus emociones sin el m¨¢s m¨ªnimo pudor.
En el Parlament, tras recibir la medalla de oro de esta instituci¨®n, cruz¨® alborozado la sala de un lado a otro para abrazar a un sorprendido Jordi Pujol. Pero el momento m¨¢s intenso fue cuando hac¨ªa su entrada en el auditorio de la UPF a los acordes de la Solemne Obertura Acad¨¦mica de Brahms, que la incre¨ªble voz de una de las mejores voces de Sur¨¢frica, Sibongile Khumalo, troc¨® en un canto de bienvenida el que fuera uno de los himnos de la lucha contra el apartheid. Era la sorpresa que le hab¨ªa preparado el rector de la UPF, Enric Argullol. Tutu no pudo reprimir una p¨ªcara sonrisa mezclada con la emoci¨®n y, desde el escenario en el que se amontonaban autoridades de todo tipo, lanz¨® un beso furtivo a la diva vestida de rojo.
El discurso con el que aceptaba el doctorado honoris causa -el primero y ¨²nico que ha otorgado la UPF en sus 10 a?os de historia-, titulado He tenido un sue?o, como el que pronunci¨® en 1963 Martin Luther King frente al Capitolio, en Washington, fue una cl¨¢sica pieza de oratoria al mejor estilo de los predicadores, no tanto anglicanos como afroamericanos, aunque de una solidez intelectual de clara inspiraci¨®n europea.
Tras revisar uno por uno los grandes males del siglo XX: "Episodios innombrables de genocidio, holocausto y sistemas mal¨¦ficos como el nazismo, el fascismo, el comunismo y la segregaci¨®n racial"; a?adirle otras "tragedias humanas" como las de los refugiados huidos de dictaduras, los ni?os v¨ªctimas del hambre o de enfermedades que se pueden prevenir o la de j¨®venes implicados en actos de violencia gratuita; y admitir que "a menudo, la religi¨®n, las diferentes confesiones, han alimentado y exacerbado las luchas sectarias y han favorecido el extremismo con posiciones exclusivas que han dado mala reputaci¨®n a la religi¨®n", el que fuera premio Nobel de la Paz de 1984 hizo una llamada al optimismo, pues, "pese a este inventario de agravios devastador", en los ¨²ltimos 100 a?os la humanidad "ha acabado con la esclavitud, derrotado al nazismo y el comunismo, el fascismo, ha ca¨ªdo el Muro de Berl¨ªn y la libertad ha estallado en todo el mundo".
A juicio de Tutu, el proceso que ha seguido la sociedad surafricana se enmarca entre las grandes contribuciones de este siglo que se acaba. El final del apartheid ha demostrado "que hay lugar para el perd¨®n, para la reconciliaci¨®n" al ver como "Nelson Mandela se puede pasar 27 a?os en la c¨¢rcel y salir sin amargura para convertirse en un s¨ªmbolo de la magnanimidad, del perd¨®n y la reconciliaci¨®n". Tutu considera que este "milagro" puede repetirse en otros lugares conflictivos de la Tierra, donde "hab¨ªamos llegado a creer que los problemas eran irresolubles", como en Irlanda del Norte u Oriente Medio, lugares a donde lleva la experiencia de Sur¨¢frica.
El arzobispo de Ciudad del Cabo no olvid¨® a nadie. Los j¨®venes, por ejemplo, "no todos toman drogas ni son violentos", sino que la mayor¨ªa "sue?an en un mundo diferente, no tan obsesionado por la competitividad, con el consumismo y el materialismo" y "les preocupa que destinemos cantidades indecentes de dinero a lo que llamamos presupuestos de defensa". Entre met¨¢fora y par¨¢bola, con un asombroso dominio de la escena, Tutu ten¨ªa encandilada a la audiencia. "So?amos en el d¨ªa en que el le¨®n se sentar¨¢ de nuevo al lado del cordero", resumi¨®.
El rector Argullol y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, cerraron el acto. Tutu a¨²n tuvo que enfrentarse a las preguntas de la prensa. Rehuy¨® el protagonismo. El arzobispo cree que los aut¨¦nticos h¨¦roes de Sur¨¢frica han sido la gente corriente, en especial las mujeres. "Fueron ellos quienes sufrieron la represi¨®n m¨¢s brutal y sin ellos la democracia y la reconciliaci¨®n no habr¨ªan sido posibles. Especialmente las mujeres; eran fant¨¢sticas. Mientras los hombres acostumbraban a hablar de s¨ª mismos, las mujeres lo hac¨ªan sobre lo que les suced¨ªa a los dem¨¢s, a la comunidad".
Al ser preguntado sobre el conflicto vasco, Tutu no quiso dar consejos -"algo que siempre odi¨¢bamos en Sur¨¢frica era que vinieran sabios forasteros a darnos todo tipo de consejos"-, pero pidi¨® que "se tenga cuidado sobre las cosas que se dicen sobre los enemigos". "Los pol¨ªticos deber¨ªan desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos", sentenci¨®.
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