Progresistas en red
La Conferencia sobre Gobierno Progresista del Siglo XXI, que se reuni¨® en Berl¨ªn, puede indicar un camino de retorno de la pol¨ªtica frente a la globalizaci¨®n -fen¨®meno que no es s¨®lo econ¨®mico-financiero, sino cultural, tecnol¨®gico y pol¨ªtico- y que los reunidos consideraron que debe ser "controlada de forma colectiva". No han dicho a¨²n c¨®mo, pero lo de menos en esta reuni¨®n fue el comunicado final. M¨¢s que el mensaje -es dificil, por ejemplo, que de la sociedad civil se tenga un mismo concepto en Alemania que en Sur¨¢frica-, lo relevante ha sido el formato del encuentro y su ulterior desarrollo, el proceso m¨¢s que el resultado.En l¨ªnea con anteriores encuentros en Nueva York y Florencia, se trat¨® de delegaciones de Gobiernos progresistas -con un ¨¢mbito geogr¨¢fico cada vez m¨¢s amplio-, lo que indica dos criterios de exclusividad. Por el primero, que el debate se centre entre dirigentes de 15 pa¨ªses con responsabilidad ejecutiva, adem¨¢s de expertos e intelectuales en las delegaciones, pero no de un debate con partidos o sindicatos. La segunda l¨ªnea es la del "progresismo", una divisoria que esta vez ha dejado fuera a unos -como Aznar-, aunque no se puede contar que sea as¨ª para siempre. En todo este movimiento destaca el acercamiento entre el mundo del Partido Dem¨®crata estadounidense y los socialdem¨®cratas europeos, en su af¨¢n "modernizador". Clinton ha sido la gran estrella. Lleva si¨¦ndolo desde hace alg¨²n tiempo, y desde que la tercera v¨ªa de Blair le proporcion¨® un trampol¨ªn con el que hacer llegar sus ideas a Europa, trampol¨ªn que ya no necesita, como se comprob¨® con la ausencia del primer ministro brit¨¢nico.
Clinton, pese a estar en la fase final de sus ocho a?os de mandato, no ha perdido comba. En muchos casos ha demostrado una sensibilidad hacia cuestiones que los europeos ni siquiera se planteaban seriamente, como la urgencia de luchar contra las epidemias (tuberculosis, malaria, sida) que devastan ?frica; la idea -habr¨¢ que ver c¨®mo se articula- de que hay que incorporar una representaci¨®n social en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (con cierta prisa: antes de que entre China), o, ya internamente en EE UU, el planteamiento de que los que tanto se han enriquecido con la nueva econom¨ªa deben devolver una parte a la sociedad, probablemente de una forma filantr¨®pica. Muchas de las ideas de modernizaci¨®n han partido de EEUU. Clinton ha influido m¨¢s que ning¨²n otro dirigente estadounidense desde Roosevelt y el New Deal en la pol¨ªtica progresista europea. El formato de Berl¨ªn puede hacer que tambi¨¦n haya un efecto en sentido contrario, pues Schr?der defendi¨® con ah¨ªnco ante Clinton el modelo social alem¨¢n. El modelo americano tiene muchas sombras. Cabe recordar, como lo hace Robert Kuttner, que si la revisi¨®n del sistema de bienestar estadounidense ha llevado a disminuir sus gastos en un 46% desde 1996, no ha reducido la pobreza de, en muchos casos, empleados con salarios muy bajos o personas que no cuentan en las estad¨ªsticas, simplemente porque viven al margen del sistema.
De esa cita en Berl¨ªn han salido no s¨®lo redes de contactos entre dirigentes, sino que se ha propugnado la promoci¨®n de "intercambios de funcionarios y administradores p¨²blicos" y el establecimiento de "redes de pensadores e instituciones cient¨ªficas dise?adas para identificar retos y opciones de pol¨ªtica". ?sta puede ser, como indica Werner Perger, de Die Zeit, uno de los participantes en la reuni¨®n, una nueva manera de hacer pol¨ªtica, el networking, en ese mundo de redes, y no de jerarqu¨ªas, analizado por Manuel Castells y otros. Eso no es, o no es a¨²n, gobernaci¨®n ni gobierno, aunque s¨ª pol¨ªtica global. Claro que el desarrollo de este experimento requiere que un dem¨®crata siga en la Casa Blanca en enero, y que la izquierda europea, en esta v¨ªa, sepa resolver lo que es quiz¨¢s el problema m¨¢s central: el de la inmigraci¨®n. Pues si no sabe gestionarlo de forma sensata, tolerante, pedag¨®gica y eficaz, le abrir¨¢ las puertas en grande a la derecha m¨¢s cerrada. Y ?adi¨®s progresismo!
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