Actos de caridad
Muchas veces he disfrutado de su voz, pero ahora me deja mudo el premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes que le acaban de conceder a Barbara Hendricks. ?Por qu¨¦ ella y no, tambi¨¦n, Kiri Te Kanawa y Anne Sofie Von Otter, que a su lado grabaron el magn¨ªfico Rosenkavalier dirigido por Haitink en 1991? (Recordemos el r¨¦cord que el jurado asturiano de ese mismo a?o alcanz¨®: un premio colectivo a siete cantantes espa?oles, los Tres Tenores y las Cuatro Sopranos. ?Es la Hendricks siete veces mejor que aqu¨¦llos?). Y si se trataba de un gui?o norteamericano, ?por qu¨¦ no su compatriota Jessie Norman? ?Es banal recordar -caso de apuntar a la excelencia en el canto- que Janet Baker y Christa Ludwig siguen ah¨ª, que la Sutherland estuvo dando clases bellinianas en Madrid hace pocos meses, que la Schwarzkopf es una leyenda viva? ?Es comparable -dentro de lo odioso del juego de las comparaciones- la proyecci¨®n vocal de Hendricks con la que tienen en la composici¨®n musical Xavier Montsalvatge o en la arquitectura Moneo, por citar dos de los eminentes finalistas del premio dado a la soprano?La m¨²sica. Shakespeare dej¨® escrito, y no voy a contradecirle, que hay que desconfiar del hombre desprovisto de m¨²sica; de quien no se conmueve por "el acorde de un suave son". Pero ?es proporcionado -y arm¨®nico- que en diecinueve a?os de existencia los galardonados musicales sean ya doce y s¨®lo un cineasta, Berlanga, haya sido reconocido? Pensar que Billy Wilder sigue vivo, y tambi¨¦n Ingmar Bergman, que Wajda y Oliveira est¨¢n a¨²n activos, que Kurosawa y Bresson han muerto hace no mucho sin que en el Principado se dejara constancia de su soberan¨ªa art¨ªstica.
Los jurados deliberantes y el arte verdadero; dos categor¨ªas que rara vez coinciden.
En el premio a la Hendricks no hay secreto. El jurado, en un clamoroso arranque de candidez (o hipocres¨ªa), se?ala en el acta que a la soprano estadounidense se la destaca por haberse hecho "o¨ªr en todo el mundo en defensa de los refugiados y en contra de la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia". Referida a una cantante, la justificaci¨®n entra de lleno en lo que se llama, en el lenguaje teatral, comicidad involuntaria. ?No existe ya el premio a la Cooperaci¨®n Internacional, a las Ciencias Sociales, a la Comunicaci¨®n humana o humanista? ?No ser¨ªa preferible, ya que hablamos de artes, que la voz premiada se dejara o¨ªr primordial, estrictamente, en los teatros?
La broma pesada a costa de la buena soprano que es Barbara Hendricks responde, m¨¢s all¨¢ de la incompetencia de los electores de este a?o, a una tendencia santurrona y rabiosamente actual:ver al artista no como el exponente de su exclusiva y a menudo discordante voz, sino como un legatario de las (buenas o malas) conciencias colectivas. El escritor -el m¨²sico, el pintor, el cineasta- convertido en embajador de causas nobles. Hablando de diplom¨¢ticos. Jorge Edwards. No s¨¦ qu¨¦ opinar¨¢n ustedes, pero a m¨ª me caus¨® un desmayo que a un corriente escritor de tercera fila le pusieran el laurel de Cervantes. En ese caso la cosa no iba tanto por el lado de las Ongs, sino del equilibrismo pol¨ªtico. Hab¨ªa -es la sospecha- que contentar a nuestros hermanos chilenos soliviantados (algunos) por el auto de Garz¨®n contra Pinochet. Precisamente las ¨²nicas p¨¢ginas de Edwards que me resultan memorables son los art¨ªculos publicados en este peri¨®dico durante la detenci¨®n del dictador en Inglaterra, en los que de manera vehemente se manifestaba contrario a la persecuci¨®n judicial del verdugo en aras de un diplom¨¢tico punto final al pinochetismo. Ahora que, gracias indudablemente a la iniciativa del juez espa?ol, los chilenos est¨¢n llevando a su justo t¨¦rmino la transici¨®n de la dictadura, se echan en falta nuevos art¨ªculos del flamante premio Cervantes pronunci¨¢ndose sobre el caso.
Seguir¨¦ oyendo las buenas grabaciones de Barbara Hendricks, sobre todo sus mozarts. Y tambi¨¦n a m¨ª me estimula que sea una mujer con el coraz¨®n bien puesto. Pero en Oviedo lo crucial era la garganta, las manos, la mirada. Qu¨¦ premio m¨¢s sordo y m¨¢s ?o?o.
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