El meloncillo, contra Iv¨¢n y Ania

Lanzar a la fama a Yola Berrocal, Antonio David y Cristina T¨¢rrega tiene su complicaci¨®n y su m¨¦rito. Sin duda. Pero convertir en estrella medi¨¢tica al meloncillo rebasa ya todos los desaf¨ªos. Su peludo f¨ªsico no es nada fotog¨¦nico y, adem¨¢s, tiene unas costumbres poco dadas al exhibicionismo ante las c¨¢maras, pero Joaqu¨ªn Guti¨¦rrez Acha ha aceptado el reto y ha convertido a una familia de meloncillos del sur de Espa?a en protagonista de su nuevo y magn¨ªfico documental El diablo de los matorrales, que emite hoy Canal + en horario estelar (22.00), compitiendo en la franja nocturna del mi¨¦rcoles con el mism¨ªsimo Gran Hermano.Ya es osad¨ªa poner a la ¨²nica mangosta europea frente a destacadas cobayas de Gran Hermano como Ania, Iv¨¢n e Ismael, aunque es verdad que, para superar tal trance, la mangosta protagonista de El diablo de los matorrales se ve rodeada de un grupo de estupendos secundarios, entre los que destacan el ¨¢guila real, el zorro, el lince, la lechuza, la culebra de escalera y la salamanquesa. Al conejo le queda reservado, como en casi todas las pel¨ªculas sobre fauna espa?ola, el papel de v¨ªctima, de comida para los m¨¢s variados comensales.

Extraordinario, por cierto, el duelo de titanes entre una musara?a de nueve gramos y un saltamontes. Y otro emocionante minuto es el travelling de los meloncillos en fila india, avanzando como una gran culebra peluda por el bosque.

El meloncillo, todo sea dicho, aguanta bien los 52 minutos de documental. El realizador y el guionista, Fernando L¨®pez-Mirones, han trabajado duro: han introducido al animal en una historia, con su planteamiento, nudo y desenlace, que a veces recuerda a las grandes tragedias griegas. Es la t¨¦cnica anglosajona de rodar en el campo: contando relatos. As¨ª, el espectador devora las im¨¢genes. Un esmerado montaje contribuye a salvar episodios de dif¨ªcil resoluci¨®n.

La trastienda avala la calidad de lo que se ver¨¢ en pantalla. Es la primera vez que un documental se fija en el meloncillo; hasta para F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente pas¨® inadvertido. Guti¨¦rrez Acha, el primer documentalista espa?ol de naturaleza que recibe encargos de National Geographic y autor del impecable El latido del bosque, ha dedicado a la mangosta 18 meses de rodaje (la mayor¨ªa de las pel¨ªculas con actores humanos se graban en cuatro semanas) y una paciencia digna de elogio. Por ejemplo, para tomar im¨¢genes de animales nocturnos, como la comadreja y la musara?a, se les acostumbr¨®, d¨ªa tras d¨ªa y subiendo la intensidad poco a poco, a la luz que se requiere para rodar en cine. El esfuerzo bien merece el prime-time.